Málaga

Enrique CibantosUn histórico de la cadena Meliá en la Costa

  • Llegó a Málaga para trabajar en un hotel y fue durante 33 años el director del Meliá Costa del Sol de Torremolinosl Tras jubilarse, presidió la Academia Gastronómica de Málaga durante siete años

Enrique CibantosUn histórico de la cadena Meliá en la Costa

Enrique CibantosUn histórico de la cadena Meliá en la Costa

Enrique Cibantos, en una entrevista en 2007, poco antes de dejar la dirección del Meliá Costa del Sol.

ENRIQUE Cibantos es uno de los directores de hotel de la Costa del Sol que más tiempo ha permanecido al frente del mismo establecimiento: 33 años como director del Meliá Costa del Sol, uno de los emblemas del turismo en Torremolinos, situado a pie de playa en El Bajondillo. Cibantos sigue hoy viviendo en el mismo municipio tras haber puesto fin a una larga carrera en el sector turístico -cuatro décadas ligado a la cadena Meliá- y de haber recibido los mayores reconocimientos del sector, entre ellos la Estrella de Oro como mejor director de hotel en 1992 o el premio a la calidad turística que le concedió el Ayuntamiento de Torremolinos en 1996.

Cibantos empezó desde abajo, como recepcionista, y fue escalando puestos, pasando por distintos departamentos como el de Comida y Bebida del Meliá Don Pepe, el primer hotel de la costa al que llegó, en 1971, y donde trabajaría en tres etapas distintas hasta que la cadena le encomendó dirigir en 1975 el Costa del Sol, aún entonces en obras. El hotel de cuatro estrellas de 540 habitaciones y 1.062 plazas fue desde entonces su casa, metafórica y real, pues vivió en el hotel junto a su familia hasta su jubilación en 2008 y de él aún conserva buenos amigos que fueron clientes de toda la vida. "En un hotel pasan muchas cosas, pero siempre está la discreción", asegura hoy para eludir contar las pequeñas historias que esconde un cuatro estrellas. Por sus habitaciones han pasado presidentes de Gobierno como Felipe González, ministros, jefes de estado extranjeros o el ex presidente de la Junta Manuel Chaves, un habitual del establecimiento. Pero también su gran capacidad le hacía ser uno de los hoteles preferidos por los equipos de fútbol, entre ellos la Selección española.

El Meliá Costa del Sol tuvo, recuerda hoy, el primer ordenador en un hotel de la Costa y su inauguración resultó un éxito entre otras cosas porque la dirección hotelera logró convencer a la plantilla del Hotel Tres Carabelas, de pasarse al nuevo establecimiento. Con un personal entregado y a pesar de las deficiencias de las infraestructuras de aquella primera etapa, cuando el paseo marítimo "moría" en el hotel, el nuevo Meliá, asegura, logró mantener el halo de "prestigio" de los hoteles de la cadena, con clientes exigentes y de alto standing que requerían una atención personalizada. Cibantos no esperaba mantenerse tantos años al frente del establecimiento, porque esa no era la política de la cadena, pero asegura que "no quería que me fuesen cuando me jubilé", el día de Nochevieja del 2008. Él cree que el secreto está en la pasión por el trabajo. "Ser director de hotel es una continua enseñanza, porque sales con un programa pero los clientes y los problemas diarios te hacen cambiar", asegura.

Cibantos no cree que el sector hotelero esté en peligro en la Costa del Sol, porque mantiene que las cadenas están haciendo "extraordinarios esfuerzos" para cambiar, modernizar sus instalaciones y ponerse al día tanto en sus servicios como en la forma de funcionamiento. Un ejemplo de la evolución hotelera de los últimos años han sido los desayunos, recuerda. "Ahora la implantación del buffet está muy extendida y hoy nadie aceptaría en un hotel que el camarero te sirviera el café y un bollo, pedirían algo más", dice. "Sin duda los hoteles van a seguir estando de moda", argumenta, pese a la competencia de sectores como los apartamentos turísticos.

Tras dejar la dirección, Cibantos presidió desde 2010 y hasta el 2017 la Academia Gastronómica de Málaga, la más antigua de España, para intentar potenciar el producto local, para que la cocina malagueña "no decaiga en ningún momento". Este madrileño que se siente de Torremolinos y asegura que su profesión siempre ha estado en la Costa del Sol, es ahora un apasionado de la cocina local, aunque no quiera decantarse por ningún local en concreto. "En Málaga se come muy bien, pero también en Ronda, o en Fuengirola", afirma para destacar que la cocina malagueña aún no ha tocado techo.

Su plato preferido, dice, es "el gazpachuelo malagueño", el plato "mimado" en su hotel, donde era habitual encontrarlo en el menú aunque no era tan habitual pedirlo hace unos años. Como una forma de unir gastronomía y turismo, la Academia implantó hace algunos los premios José Meliá Sinisterra, en honor del fundador del grupo de empresas Meliá, para reconocer la calidad de la cocina de los hoteles y su servicio de restauración.

"La Costa tiene grandes profesionales", señala sobre el nivel gastronómico de los hoteles malagueños y asegura que prueba de ello es el alto número de congresos que se celebran en estos establecimientos. El próximo gran congreso reunirá el mes que viene a representantes de los principales hoteles de lujo del mundo, integrados en la asociación EHMA.

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