Málaga

Expertos advierten que más de la mitad de los malagueños están pasados de peso

Un hombre obeso, en la playa de La Malagueta.

Un hombre obeso, en la playa de La Malagueta. / Javier Albiñana

“La obesidad provoca más muertes que el tabaco”. Porque es el detonante de muchas enfermedades como diabetes, hipertensión, cirrosis, patologías respiratorias e incluso tumores. La advertencia la repite por enésima vez el jefe de Endocrinología del Hospital Clínico, Francisco Tinahones, que por eso reclama un plan nacional de lucha contra la obesidad. El especialista precisa que entre las personas obesas y las que padecen sobrepeso, “más de la mitad de la población no tiene un peso adecuado”; una estimación extrapolable a Málaga y Andalucía.

Los profesionales sanitarios llevan más de dos décadas clamando contra este problema de salud pública. Mensajes que han logrado ralentizar el ritmo de crecimiento, pero no detenerlo. Es decir, que obesidad y sobrepeso aumentan menos, pero siguen incrementándose. “Por emplear un concepto muy usado durante la pandemia, no hemos doblegado la curva”, apunta Tinahones. Y añade: “La prevalencia de la obesidad no disminuye y el futuro no es demasiado halagüeño”. Se refiere a un informe que indica que el 40% de los niños de entre 6 a 9 años están pasados de peso.

Además, el que hasta hace unos meses fuera el presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo) advierte que en la escalada de precios de los últimos meses, los alimentos que más han subido son precisamente los más saludables. Diversos informes constatan que el nivel socioeconómico y educativo de la población marca el riesgo de padecer obesidad por dos variables: formación e ingresos. Y a niveles más bajos, mayor prevalencia de obesidad. Justamente son estos sectores sociales los que más dificultades tienen en la actualidad para encajar el encarecimiento de la cesta de la compra.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera la obesidad como una enfermedad. Pero Tinahones apunta que paradójicamente los fármacos para combatirla –y que ahorrarían muchas patologías posteriores– no son financiados por la sanidad pública. “Hay que ver la obesidad como un problema de salud y como tal hay que tratarla”, insiste. Por ello reitera un plan “mutiministerial” entre Consumo, Sanidad, Infraestructuras, Economía y Hacienda.

En este sentido, valora las medidas que están tomando los ayuntamientos para fomentar la actividad física. “Si ponen un carril bici, pero los alimentos más baratos son los hipercalóricos, no se va a avanzar mucho”, opina.

Dado que la problemática es multifactorial, cree que deben tomarse medidas en diferentes frentes. Por ejemplo, grabar con más impuestos los alimentos menos saludables, establecer en los planes educativos más horas de ejercicio, potenciar las ciudades saludables e incluir los fármacos contra la obesidad en la financiación del sistema público.

El endocrinólogo reflexiona sobre la tendencia a echarle la culpa de su obesidad al sujeto. Estima que puede tener parte de la responsabilidad, pero no toda. Porque, recuerda, que “vivimos en una sociedad obesogénica”. Es decir, que favorece el desarrollo de la obesidad o estimula hábitos que conducen al exceso de peso. El facultativo explica que el organismo está preparado para la hambruna. Por eso tiende a acumular grasa. El problema es que ahora, la mayoría de las sociedades desarrolladas tienen un fácil acceso a los alimentos y muchos –casi siempre los más baratos– son hipercalóricos. Por lo tanto, resulta fácil engordar.

Recientemente, el Parlamento de Andalucía y el de Canarias han aprobado proposiciones no de ley para instar al Gobierno central a elaborar un plan de lucha contra la obesidad. Tinahones insiste que es imprescindible ese enfoque global para que las iniciativas de diferentes administraciones no sean meros parches que no terminan de doblegar la curva de la pandemia de la obesidad.

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