Expulsan varios días a un niño de 7 años por pegar y escupir a su profesora
Al menor ya le habían detectado problemas de conducta durante todo el curso · Los sindicatos aseguran que en este año no se ha registrado un aumento de casos de violencia pero sí que cambia el perfil


Parece difícil de imaginar, pero un pequeño de tan sólo 7 años ha sido expulsado en el último mes de su centro escolar, en la comarca de la Axarquía, por pegar y escupir a su profesora. El niño, que acumulaba durante todo el año problemas de conducta con compañeros y docentes, según fuentes de Educación, agredió físicamente a su profesora y el consejo escolar consideró éste un acto tan grave que el fue sancionado con la expulsión temporal. Varios días fuera del colegio fueron el castigo impuesto por un hecho que sigue aumentando las cifras de violencia en las aulas.
El sindicato Comisiones Obreras ha recibido durante este curso unas 900 llamadas al servicio Comisiones te escucha, "aunque de Andalucía entera y no todas por motivos de conflictividad", afirma la responsable de este programa, la abogada Mariló López. Para la experta, este año "no ha sido especialmente conflictivo, no vamos en aumento" pero lo que sí se está notando es un cambio en el perfil de los que hacen uso de estas prácticas. "Cada vez está más extendido que los chavales recurran a internet, a foros y redes sociales para cometer injurias y trato vejatorio a compañeros o profesores", añade la directora del servicio, que destaca que "se está tendiendo más a una violencia psicológica, humillante, mediante montajes fotográficos u otras prácticas".
Aunque la edad de la mayoría que muestra conductas antisociales ronda los 14 y 15 años, los expertos se sorprenden con casos de niños cada vez más pequeños. "Tenemos un caso de un chico de 11 años que domina a la perfección las redes sociales y las utilizaba como portal vejatorio", comenta la abogada. Según los expertos, en el primer ciclo existe una relación más directa con los padres y, por tanto, es con la familia con quienes se pueden tener más roces. Sin embargo, en 3º y 4º de ESO "se dan casos de malos comportamientos reiterados y notamos cierta dejadez de los padres, cuando su implicación nos podría ayudar mucho a atajar el problema", dice López.
Desde Comisiones Obreras aseguran que, aunque no hayan aumentado las agresiones, la violencia física y directa también la hay. "Tenemos a profesores a los que les han escupido en la cara, les han rajado las ruedas del coche... los nervios se disparan en la entrega de notas, cuando se les sanciona o se les advierte a los alumnos de que se van a avisar a los padres", sostiene la responsable de Comisiones te escucha. Lo que realmente preocupa a estos expertos es que se conviertan en actos puramente delincuentes, como la del chico "que fue estando expulsado con un objeto contundente en la mochila para darle en la cabeza a un profesor", dice Mariló López.
Durante este curso tan sólo un alumno se ha trasladado de centro, que es la medida más grave por la que se suele optar. Las expulsiones dependen mucho de los reglamentos internos de cada centro. La medida más utilizada es la amonestación directa por parte del profesor o de la dirección del centro y el uso de tareas a beneficio de la comunidad escolar con el objetivo de que el escolar repare el daño de la forma más inmediata posible.
Según el estudio sobre Comportamientos de riesgo en estudiantes de ESO de Andalucía del Grupo Universitario de Investigación Social, casi la mitad de los alumnos no considera que pegar sea un acto de violencia. Es más, los adolescentes malagueños estiman más cruel burlarse y amenazar a un compañero que pegarle, según este estudio.
"Los niños de Málaga son los que más violencia ven en los institutos", once puntos por encima de la media andaluza, como apuntó en la presentación en Málaga el director del estudio, José Rodríguez Carrión. Este informe, para el que se realizaron más de 330 encuestas, también desveló que unos dos tercios de los estudiantes malagueños han sido testigo de agresiones, uno de cada cinco se confiesa víctima y uno de cada seis reconoce haber sido agresor. Además, la mitad de los testigos dice haber permanecido mudo y no denunciar tales actos, un dato que supera a la media de la comunidad. "Hay que subrayar que el concepto de violencia forma parte de sus vidas, no consideran que pegar sea algo malo porque lo ven diariamente en sus juegos, en la televisión", explicó Rodríguez Carrión. Según el estudio, el 20% de los malagueños tiene como juegos preferidos los de acción.
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