Fallece Francisco Vera, uno de los grandes constructores de Málaga
Su empresa urbanizó el PTA, edificó Parcemasa o ha construido el Metro en la capital
El sector de la construcción malagueño llora a uno de sus principales impulsores en las últimas décadas. Francisco Vera, presidente de Grupo Vera, falleció ayer a los 77 años de edad víctima de una enfermedad. Deja, como legado, una compañía consolidada con cuatro grandes líneas de negocio y amplia presencia internacional.
Hablar de Francisco (Paco) Vera es hablar de la historia de las infraestructuras en esta provincia. Su empresa construyó los puertos deportivos de Marbella, La Duquesa y Cabopino; urbanizó el Parque Tecnológico de Andalucía; edificó el Parque Cementerio de Málaga y el hipódromo de Mijas; rehabilitó la casa natal de Picasso y el Palacio de Carlos V en la Alhambra; hizo varios tramos de la autovía A92, la autovía de la Plata, la A7 o la A44; un enlace en la circunvalación sevillana SE-30; un puente sobre el Guadalquivir a la altura de Montoro; la carretera entre Coín y Casapalma; varios tramos del AVE; la construcción de las líneas 1 y 2 del Metro de Málaga en unión con otras empresas; ha levantado más de 3.500 viviendas en España y el extranjero; naves industriales; un edificio de oficinas en el PTA; hoteles muy conocidos como el Yaramar o el Florida en Fuengirola; varios edificios de la Universidad de Málaga; la ampliación del hospital Carlos Haya; centros de salud; aparcamientos como el de calle Camas o Alcazaba, entre otros; obras en La Rosaleda; Inacua; el club de hielo de Benalmádena... La lista de obras realizadas bajo su mandato es enorme fruto de muchas décadas de esfuerzo.
El fundador de la compañía fue su padre, Juan Vera, en 1941. Realizaba tareas de contratista de obras de forma individual y recorrió toda Andalucía en un momento político y económico nada sencillo. Juan Vera tuvo cuatro hijos: Francisco, Genoveva, Carmina y Juan Jesús.
El que más se interesó por la compañía fue Francisco Vera, que desde joven acompañaba a su padre y le apoyaba en todos los proyectos. Trabajaron codo con codo durante 40 años, por lo que estaban tremendamente unidos. El fallecimiento de Juan Vera en 1999 fue un mazazo para su hijo. De hecho, en muchas entrevistas posteriores con este diario siempre recordaba su figura con una expresión triste en el rostro.
Francisco Vera asumió la presidencia de la compañía y se marcó dos grandes objetivos. El primero era convertirse en una compañía aún mayor y el segundo mantener siempre unida a la familia.
Para conseguir el primer reto apostó por la diversificación. Su especialidad siempre fue la obra civil y la edificación, pero tenía claro que no se podía depender solo de eso pues cualquier crisis te llevaba a la quiebra. Lo sufrieron en sus propias carnes en los años 90, cuando tuvieron que presentar concurso de acreedores (en aquel momento se llamaba suspensión de pagos) por la caída en picado del sector. Francisco Vera pasó unos momentos muy amargos, pero consiguieron superar el bache. Abrieron más segmentos y, además de construir viviendas, también se lanzaron a la construcción de hoteles, campos de golf como Añoreta y Baviera y al área de concesiones de servicios. Una de sus máximas ilusiones, que finalmente se quedó en el tintero, fue construir un aeropuerto en Antequera que iba a suponer una inversión de 150 millones de euros y que no cuajó.
La actividad fue frenética durante los años de la burbuja, pero Vera siempre tuvo los pies en el suelo, precisamente porque tenía décadas de experiencia y porque ya había pasado el mal trago de una suspensión de pagos. Hombre siempre prudente, amable, le gustaba quedarse en segundo plano y no hablar de proyectos hasta que no estuvieran completamente cerrados. De puertas para adentro, era el líder indiscutible y una persona carismática.
En 2006, en pleno auge, decidieron dar el salto internacional, algo que les ha permitido sobrevivir tras la explosión de la burbuja y el descenso en picado de la licitación pública. En estos años han realizado proyectos en Colombia -el último lo consiguieron en noviembre-, Portugal, Marruecos, Argelia o Nigeria. No obstante, Vera tuvo que ver cómo su empresa volvía a entrar en concurso de acreedores en 2013 con un pasivo de 76,5 millones de euros, de los cuales 25 correspondían a entidades financieras. Lejos de amilanarse, presentó junto al concurso una propuesta de convenio que fue aceptada en solo diez meses por el 62% de los acreedores, que confiaban así en la figura y la trayectoria de Francisco Vera, un hombre que lo ha sido todo en la construcción y que ayer se fue para siempre. El funeral será hoy a las 13:30 en Parcemasa.
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