Fracaso ganadero en una tarde de regalos
El día festivo se reflejó ayer con una gran afluencia de público a la Feria del Centro. No fue así en los tendidos de La Malagueta, que, volvió a presentar media entrada escasa en este segundo festejo del desafío ganadero, que comenzó como acabó la primera corrida de este concurso, la primera de abono del pasado domingo.
El enfado del público no tardó en manifestarse, que nada más salir el primer toro solicitó la devolución del mismo al tener un pitón astillado. Ante la negativa de la presidenta Ana María Romero, las banderillas de El Fandi consiguió que los silbidos ante la condición del toro se convirtiesen en palmas, aunque con la muleta fue la misma historia que con el capote.
El "marmolillo" del primero de la tarde apuntaba a que el desafío volviese a ser, nuevamente, más para el aficionado, por aguantar tan soporífera corrida que para el ganadero.
Sí que hubo mayor afluencia en el callejón, cada día más masificado de compromisos institucionales procedentes de ámbitos variopintos. Entre las caras que se pudieron ver ayer en el callejón se encontraba una representación de la Agrupación de Cofradías de Semana Santa, encabezada por su presidente Pablo Atencia.
Asimismo, en el burladero de apoderados ayer destacaron especialmente dos de ellos. El diestro Curro Vázquez, apoderado de López Simón, y el anterior empresario de La Malagueta José Cutiño, mentor de Ginés Marín.
Con el segundo toro, de nombre Soñador, López Simón no hizo más que dormir más al público que despertó cuando el de Barajas fue arrollado sin consecuencias. Tras una buena estocada, fue premiado con una oreja muy cariñosa.
Una de las imágenes que quizá pasaron desapercibida pero contiene una gran carga emotiva se dio cuando toreó Ginés Marín, cuyo padre está entre sus filas como picador. Tras picar al primero del lote de su hijo, Guillermo Marín presenció con gran atención la faena de muleta de su hijo. A la altura del tendido 5, entre los burladeros 14 y 15, Marín padre no atendía a sus compañeros, ni tampoco al mayoral. Con Ginés en el ruedo solo tenía ojos para él.
Precisamente, en el primer toro de Marín se vivió otro de los momentos de discrepancias entre el palco y el público, al pedirle este la oreja que no fue concedida. Tras la vuelta al ruedo, el público abucheó a la presidenta y algunos aficionados la aplaudieron.
A partir de las 21:00, coincidiendo con los últimos minutos de la lidia del cuarto de la tarde, comenzaron a dejarse ver por los tendidos las radios y los móviles de gente que querían estar en misa y repicando y prestaban mayor interés en las aplicaciones de resultados deportivos que a la faena de El Fandi. Incluso algunos tuvieron un pequeño intento de vocerío o celebración tras el tempranero gol del Atlético de Madrid.
A pesar de ser un colchonero reconocido, sin duda alguna López Simón estaba plenamente concentrado ante lo que tenía y logró volver a desviar la atención del espectador y atraerla a lo que sucedía en la plaza, que entre "hocicazo" y "hocicazo" del inválido quinto consiguió hacer sonar la música y provocar algún olé del público. Suficiente en esta plaza para pedirle la oreja y ser concedida.
Esta Feria el público de La Malagueta ha bajado aún más el listón y la exigencia a la hora de solicitar las orejas, siendo excesivamente benévolo. Independientemente de la faena y de la actitud del torero, en este abono se está convirtiendo en usual que con matar medianamente bien se pida premio para el diestro de turno. Unos regalos que no se corresponden con el criterio que se debe seguir en plaza de primera.
De esta forma, las dos orejas que cortó ayer López Simón no solo hacen más que maquillar un mal encierro de Santiago Domecq, que convirtió esta tarde, al igual que ya ocurrió el domingo, en un desafío para el público. Dos corridas en las que no destacó especialmente ningún toro ni hubo amago ni intención de darle a la suerte de varas la importancia que se otorga en estos concursos ganaderos. Un tercio que cada vez es más simbólico que práctico, puesto que en cuanto el picador hace por el toro, el público la toma contra él. Modas. Orejas a pesar de todo.
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