Francisco Tinahones | Málaga

Poesía para resetear el disco duro del investigador

  • Después de más de 460 publicaciones médicas, el endocrinólogo Francisco Tinahones publica Sin pensamiento

  • Es su primer libro de versos, nacido de una cuidada compilación hecha durante el confinamiento

Francisco Tinahones.

Francisco Tinahones. / M. H.

¿Qué lleva a un endocrinólogo que ha tratado de sacar a pacientes de la anorexia y que investiga posibles curas para la diabetes a escribir poemas en sus ratos libres? “Mi profesión es lo cuantitativo. Soy investigador y médico. Y recurro a lo cualitativo para limpiar mi disco duro y que esté más fresco. Utilizo lo cualitativo para resetearme y no estar tan enredado en lo cuantitativo”. Así explica Francisco Tinahones su necesidad de hacer poesía.

Un impulso que le viene de la adolescencia. Desde entonces había escrito unos 300 poemas. Producto del tiempo aprovechado del confinamiento, los compiló y seleccionó unos 80. Así nació Sin pensamiento. Tinahones es jefe de Endocrinología del Hospital Clínico, catedrático de esta especialidad en la Facultad de Medicina de la Universidad malagueña y director del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima). Hasta ahora acumula más de 460 publicaciones médicas y Blanco, una novela difundida a través de Facebook. Sin pensamiento es su primer libro de poesía.

El título de la obra alude a la letra del tango Naranjo en flor que dice:Primero hay que saber sufrir;después amar, después partir y al fin andar sin pensamiento. Y así ordena sus versos del libro; en cuatro partes. El sufrimiento, el amor, la partida y lo que él define como “los poemas más locos”. Explica que funcionar sin pensamiento es una ambición; “sin estar reprimidos, ni preocupados. Es como un salto a la libertad tan difícil en estos tiempos”.

Libertad que también deja a sus lectores. Por eso apenas si utiliza signos de puntuación. Sus poemas van muchas veces huérfanos de puntos y de comas. “Es deliberado porque los versos hay que dejarlos libres. No se pueden acotar. Ese estilo de escritura es consciente. Para darle libertad a los versos y también al lector, para que ponga las pausas donde quiera”, comenta.

‘Sin pensamiento’ se presenta este viernes 21 a las 20:00 en el Rectorado de la UMA

La faceta poética de Tinahones es su parte más desconocida. También la de su participación en tertulias sobre Filosofía; otra de sus pasiones. Le interesan desde los pensadores de la Grecia antigua hasta los contemporáneos. “Es un entretenimiento. Otra forma de cortar con lo cuantitativo. La Filosofía te ayuda a huir de ser dogmático. Y es importante como médico y como investigador no ser dogmático. Hay que estar abierto a la evolución, no quedarse en la verdad absoluta porque la verdad absoluta no te deja progresar”, argumenta.

Para haber escrito Sin pensamiento, este sanitario rumia muchas reflexiones... En su poema Pena –incluido en esta obra– busca inspiración en el noticiero diario:

Políticos descerebrados Muerte y devastaciónUn hombre ensangrentadoY de fondoBoom boom boomEsto odioso monocordeQue utiliza tanto el hombre

Cuenta que para Sin pensamiento –publicado por la editorial malagueña Gómez Ediciones– tuvo que rebuscar entre libretas, pendrives y ordenadores. Así recopiló los alrededor de 300 poemas que había escrito desde que era adolescente. Luego vino la selección, con el hilo conductor de la letra de un tango. Quedaron 80. Son textos intimistas que hablan de las ausencias, la amistad, el éxito, la soledad, la vida, el amor...

Entre alcornoques y álamosCuchichean las hojasQue nos ven de la manoQue nos ven tan cercaAjenos al vientoQue a ellas altera

Son descripciones y reflexiones que moldeó con sus palabras en el silencioso acto de escribir. Ahora las comparte en forma de libro. Como su poema La memoria, fugaz como la belleza:

Y se cayó su último pétalo en el verde, ¿Quién podría decir que fue hermosa? No encontré testigos salvo mi recuerdo.

La cita para descubrir la cara menos conocida de este médico, docente e investigador es este viernes 21, a las 20:00, en el edificio del Rectorado (Avenida Cervantes, 2).

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