Los efectos del temporal de lluvia que ha afectado en las últimas 48 horas a algunas zonas del país se han dejado sentir de manera sensible en la provincia de Málaga. De un lado, la tromba de agua que descargó en la noche del pasado lunes sobre la provincia Toledo obligó a cortar la línea ferroviaria de alta velocidad que conecta Andalucía con el centro de la península durante algo más de 18 horas, incidiendo de manera directa sobre un total de 14 servicios de la línea entre Málaga y Madrid. Y de otro, en la tarde de ayer, una tormenta descargó 32 litros por metro cuadrado en el municipio de Ronda, provocando más de una treintena de intervenciones por parte de los servicios de emergencias, inundaciones en una treintena de viviendas y edificios y el rescate de cuatro personas.

La de ayer fue una jornada que difícilmente olvidarán los cientos de usuarios que pretendían desplazarse desde la capital de la Costa del Sol hasta Madrid en tren, tarea que se convirtió casi en un imposible después de que un aguacero torrencial dañase dos kilómetros del tramo ferroviario a la altura de las localidades toledanas de La Sagra y Yeles sobre las 21.15 del lunes. Esta incidencia, unida a la creación de varias bolsas de agua y barro, obligó al Agente de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) a cortar el tramo, lo que impidió la llegada hasta la estación de Atocha y la salida de trenes desde la misma durante unas 18 horas, hasta las 16.00 de ayer.

A partir de ese momento, según informaron desde Renfe, fue cuando empezó a permitirse el tránsito de los servicios, aunque no de una forma completa, ya que los operarios de Adif únicamente pudieron abrir una de las dos vías, con lo que los servicios sufrieron retrasos en sus horarios previstos. La compañía ferroviaria predijo en la tarde de ayer que los trayectos recuperarían la normalidad a primera hora de hoy.

En este escenario, Renfe estableció un plan alternativo para trasladar en autobús a los miles de afectados. Para ello, habilitó un total de 50 autocares que posibilitaron transbordar a los usuarios de Madrid a Toledo en ambos sentidos. La compañía mantuvo, además, en la tarde de ayer este dispositivo para los viajeros de media distancia con el fin de no sobrecargar las líneas de alta velocidad y larga distancia que ya circulaban.

El balance de pasajeros afectados ronda los 8.000 que retrasaron sus traslados en plena época de movimiento turístico. En total 68 trenes vieron afectados sus servicios durante el corte de ayer. Junto con la línea AVE entre Madrid y Málaga también se vieron alterados los trayectos de los 14 trenes de alta velocidad que unen la capital con Sevilla y 11 servicios de larga distancia con origen o destino Andalucía. La abnegación de la vía también afectó a 29 trenes de media distancia.

Y en Ronda, las calles se convirtieron en auténticos ríos. Una tromba de agua, caída sobre las 15:40, que apenas se prolongó 30 minutos, dejó un rastro de inundaciones en viviendas, locales, tiendas, restaurantes, bares y aparcamientos, con miles de euros en daños, aunque los afectados todavía son incapaces de realizar un cálculo exacto de los mismos. En algunos puntos se vivieron momentos de tensión, hasta el punto de que los servicios de emergencias tuvieron que rescatar a cuatro personas que quedaron atrapadas cuando se anegó la planta baja de sus casas.

Una de las zonas más afectadas fue el centro de la ciudad, donde cientos de turistas tomaban el almuerzo en las terrazas y restaurantes y a los que no quedó otra opción que buscar refugio de forma precipitada. Algunos, sin embargo, optaron por quedarse en sus mesas, a pesar de que el agua cubría los locales. Los responsables de los restaurantes eran incapaces de hacer un cálculo de las pérdidas causadas, no sólo en la pérdida de clientela sino también en el mobiliario y las máquinas de la cocina, muchas de las cuales dejaron de funcionar.

Mientras, en el interior, los clientes se resignaban ante lo ocurrido y se lo tomaban con cierta gracia. "Hemos terminado los postres y vamos a pagar y todo", indicaba uno de los clientes que quedó encerrado en el restaurante Pedro Romero, ubicado en la calle Virgen de la Paz, que llegó a tener casi medio metro de agua. Su propietario, resignado ante lo ocurrido, realizaba las últimas cuentas entre el agua que anegaba el salón y que le había dejado sin suministro eléctrico. "Esto es un desastre", afirmaba Tomás Mayo.

En los alrededores, diversos restaurantes y bares se vieron afectados por la intensa lluvia, así como varias sucursales de entidades bancarias, donde también se tuvo que achicar agua durante buena parte de la tarde. En plena Carrera Espinel, el panorama no era mucho mejor, puesto que se veía a empleados y responsables de tiendas y restaurantes sacando el agua con lo primero que encontraron.

De igual modo, también se vieron afectados dos aparcamientos, donde el agua afectó varias de sus plantas. En concreto, en el parking de El Socorro tuvo lugar el desprendimiento de varias conducciones de ventilación, que cayeron sobre tres vehículos, ocasionándoles diversos daños materiales.

La solidaridad entre los afectados salió ayer la relucir, cuando aquellos que tuvieron la suerte de librarse la riada acudieron en ayuda de sus compañeros, ante el desbordamiento de los efectivos de emergencias, que en menos de una hora tuvieron que atender 38 llamadas por inundaciones en 29 viviendas, cuatro locales comerciales, dos aparcamientos y una nave industrial. Asimismo, tuvieron que actuar en un edificio por desprendimientos y en la carretera A-374 por la caída de un árbol, aunque no se produjeron daños personales.

A todo ello, en el Barrio de San Francisco los operarios de Endesa trabajaron durante parte de la tarde para restablecer el suministro eléctrico, que quedó interrumpido por la tromba de agua.

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