Georgie Dann cierra 'El chiringuito' con todos sus éxitos a mansalva

El público disfrutó clásicos como 'El africano' antes de los fuegos de despedida

Georgie Dann, con su sonrisa impecable y muy bien acompañado, pone al respetable a bailar, ayer, en el real del Cortijo de Torres.
Georgie Dann, con su sonrisa impecable y muy bien acompañado, pone al respetable a bailar, ayer, en el real del Cortijo de Torres.
Marta Jiménez / Málaga

25 de agosto 2008 - 01:00

Se fue la Feria y con ella, prácticamente, un verano sin padre musical; por lo menos, siempre quedará el clavo ardiendo del abanderado de las canciones del verano, Georgie Dann. El artista francés cerró como presunta estrella la fiestas de agosto ayer en el real de la Feria, con una actuación de marcado carácter popular antes de los últimos fuegos.

Una gran cantidad de personas, aunque en número inferior de las que se que han podido ver el resto de la semana, se congregó anoche en el Cortijo de Torres para bailar al ritmo del rey de la canción del verano. Nada tuvo que ver este concierto con el multitudinario recital del almeriense Bisbal que abrió la recién clausurada edición de la Feria de Málaga, pero todo sirva como despedida: por eso no pudieron faltar clásicos como El chiringuito y La barbacoa. Minutos antes de lo previsto, el artista ya decidió arrancarse por rancheras y abrió la noche con el tema Ay morenita. A pesar de que el tiempo apremiaba (los fuegos artificiales mandaban con la premisa inexcusable de la madrugada), el artista prometió cantar todos los éxitos e incluso hubo tiempo para las dedicatorias. Haciendo gala de su virtuosismo con el clarinete, dedicó una serie de personalísimas versiones al delegado municipal de Cultura, Miguel Briones, quien vio así compensadas todas las ocasiones en que ha insistido en la valía de la propuesta desde que anunció la actuación de Georgie Dann como una de las más importantes de la Feria, ante la incomprensión de algunos.

Pero el maestro de ceremonias no se hizo esperar. Con sus inverosímiles coreografías, ejecutadas por un quinteto de chicas de revista ligeras de ropa, El Chiringuito llegó como la pieza más ansiada, ya que, como decía el propio cantante, "es un tema que recuerda mucho a Málaga". Tras este éxito llegó El africano, aclamado por el público a los gritos de "¡Georgie, Georgie!". Después siguieron los éxitos dedicados a los objetos más cotidianos, como su éxito Kasatschok y El Bimbó, acompañado de congas improvisadas por parte de un público entregado.

El cafetal, La gaita y La paloma blanca le siguieron en el escenario. Con un despliegue de letras elevadas de tono y cargadas con dobles tintas, el incombustible de melena intacta brindó al público el controvertida tema La cortina, con el que consiguió arrancar las risas del respetable. En todo momento, junto a la estrella de la noche y el sensual ballet, interpretaba los sones con precisa solvencia una orquesta tradicional para este tipo de menesteres. Eso sí, para que no hubiera dudas con respecto a la calidad de la propuesta, se dio el alborozo de ver sentado a la batería al gran percusionista Carlos Maeso, maestro titular de la Orquesta de RTVE.

Tras el baile frenético y la diversión del momento, el imprescindible espectáculo de fuegos artificiales anunció, con su habitual punto de tristeza, que otra Feria llegaba a su fin y que habrá que esperar al año que viene para que el jolgorio, la fiesta, las sevillanas y los verdiales ocupen un lugar protagonistas. Eso sí, las atracciones mecánicas y la maquinaria del Cortijo de Torres continuó su ronroneo habitual, menos frenético pero quizá más romántico por aquello del punto y final. Los más pequeños, especialmente, disfrutaron esta tregua con la ilusión de que nunca terminaría.

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