Goropesca no supera la crisis y entra en concurso

La distribuidora de pescado y marisco Goropesca ha sido una víctima más de la caída del consumo y la crisis económica. La empresa, dirigida por Diego Gómez, fue declarada en concurso de acreedores por el Juzgado Mercantil número 1 de Málaga el pasado 24 de febrero, aunque no ha sido publicado en el Boletín Oficial del Estado hasta este pasado sábado.

La compañía intentó capear el temporal apostando casi a todo o nada en el año 2008, pero la jugada le salió mal. Goropesca invirtió 3,3 millones de euros -de los cuales el 40% fueron subvencionados por la Junta de Andalucía- en cuadruplicar la superficie de su sede central ubicada en el polígono Guadalhorce. Pasó de tener 850 metros cuadrados a 3.500 metros y de estar especializada en la venta de productos congelados a abrir nuevas líneas de negocio como el cocedero de marisco y pulpo o los salazones.

Pensaba amortizar esa inversión aumentando sus ventas entre un 5 y un 10% anual, pero no fue así. De hecho, facturó 18,5 millones en el año 2007 y nunca recuperó ese ritmo. Según sus cuentas presentadas en el Registro Mercantil, en 2008 ingresó 16,8 millones; en 2009 cayó hasta los 14,5; y en 2012 -último dato publicado- apenas llegó a 13,5 millones de euros. En 2012 obtuvo un beneficio neto de apenas 7.000 euros que de poco le sirvió porque arrastraba una pérdida de años anteriores de 148.000 euros. Las deudas con entidades de crédito rozaban los cinco millones de euros y la de proveedores a corto plazo era de cuatro millones en 2012.

Goropesca fue creada a comienzos de la década de los 80 y en el año 2012 contaba con 30 empleados, de los cuales 28 eran fijos. La planta del polígono Guadalhorce en la que depositó sus ilusiones en 2008 ha sido alquilada, según publica el medio especializado Alimarket, a un grupo gaditano de congelados llamado P.Llinares.

Goropesca llegó a comercializar 300 referencias en Andalucía, Levante y Castilla La Mancha, siendo sus productos más conocidos el lenguado, el calamar o la rosada. El congelado es un sector muy competivivo y, en principio, estable por la necesidad de comer del ser humano y por la escasez de tiempo para cocinar. Sin embargo, esta empresa malagueña no ha podido conseguirlo.