La Guardia Civil está centrando su labor en la investigación sobre el paradero de la joven irlandesa de 15 años Amy Fitzpatrick, aunque continúa con la búsqueda en la zona de Mijas y los alrededores donde se produjo la desaparición el pasado 1 de enero. Los agentes del instituto armado realizan las mismas batidas que en las primeras jornadas después de denunciarse la desaparición, el pasado 3 de enero, aunque ya sin la participación de efectivos de otros cuerpos como la Policía Local, Protección Civil o la Cruz Roja, según fuentes próximas al caso.

Sin embargo, el trabajo está volcado actualmente en la investigación, en la que se barajan las dos hipótesis posibles, que la desaparición de la joven se haya producido voluntariamente o que por el contrario haya ocurrido en contra de la voluntad de la menor. En esta línea se enmarca el análisis del ordenador de la joven, que ha sido facilitado a la Guardia Civil por la familia, así como diversas muestras de ADN.

Además, los investigadores se están entrevistando con amigos y familiares de Amy, como su madre, Audrey Fitzpatrick, y el novio de ésta, que ayer permanecieron durante varias horas por este motivo en el cuartel de la Guardia Civil. Amy pasó la Nochevieja en casa de su amiga Ashley Rubio, situada en la urbanización Calypso de Mijas-Costa, donde ambas estuvieron cuidando del hermano pequeño de ésta última.

La mañana del día 1 fueron a Fuengirola y tras almorzar en casa de Ashley, visitaron el zoco de Calahonda y regresaron a la vivienda, según explicó la amiga de Amy. Según esta versión, que fue corroborada por la madre de Ashley, Amy Fitzpatrick se marchó sobre las 22.00 para dirigirse a su casa, ubicada en la urbanización Riviera del Sol. Amy Fitzpatrick es morena, delgada, con ojos azules, mide 1,65 metros y en el momento de su desaparición vestía un chandal con una camiseta Diesel negra.