ESTANDO en los tiempos que estamos, los políticos se ven en la obligación de no despojarse del uniforme de trabajo ni tan siquiera durante los fines de semana, aunque hay fórmulas muy distintas para tratar de lograr ser visibles entre el potencial electorado. Por ejemplo, el presidente del PP, Elías Bendodo, que participó en un acto de su partido el sábado en Estepona, junto a Esteban González-Pons y Javier Arenas, optó por pasear el palmito por la selecta milla de oro marbellí para darse un baño de glamour, acudiendo primero a almorzar al reconocido restaurante Da Bruno y después participar en la segunda edición de la Starlite Gala 2011, fiesta benéfica en donde dirigió un mensaje de salutación a los asistentes, que habían pagado cerca de 1.000 euros por barba, que se celebraba en el lujoso hotel Villa Padierna y a la que también concurrieron un buen número de colaboradores del líder popular, además del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. De forma paralela, el número 2 del PSOE, Francisco Conejo, también intentaba el acercamiento a su público realizando una intensa gira que le llevó de la Fiesta de la Uva de Iznate, al Festival Flamenco de Ojén, pasando por la Fiesta de Verdiales de Almogía. Y todavía le quedaron fuerzas para el domingo participar con los compañeros de su partido en la Feria de Santa Rosalía en Campañillas.
La actividad política retorna hoy a los despachos desde donde se reavivará la polémica que en los últimos días enfrenta al PP y al PSOE a cuenta del plan de austeridad que elaboran los populares para la Diputación. Tras denunciar los socialistas que los nuevos ejecutivos ocultaban las citadas medidas porque van a representar un recorte en los servicios que ofrece el ente supramunicipal, el presidente Bendodo se despachó a gusto diciendo que "la austeridad y el Partido Socialista son como el agua y el aceite". Bendodo afirmó que "no tenemos ningún inconveniente en explicar el plan de austeridad al PSOE, pero primero ha de demostrar que es capaz de gobernar una administración sin dejarla en quiebra técnica".
Otra de las cuestiones que a buen seguro centrarán la actualidad de los próximos días tendrá que ver con el debate sobre la participación de la iniciativa privada en la financiación de dos de los grandes proyectos que tiene pendientes la capital malagueña, el Metro y el futuro Auditorio. Una polémica que amenaza con poner en peligro el llamado estilo Martelen las relaciones entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento. De la Torre dijo que no se opone a que siga habiendo reuniones de carácter sectorial o global, "para mí es muy grato"; sin embargo, "la sensación es de pérdida de tiempo". A lo que la delegada del Gobierno andaluz, Remedios Martel, responde que se marcó "el firme propósito de evitar cruces y acusaciones y, sobre todo, de enfrentamiento institucional". "Lo estoy aplicando, lo voy a seguir haciendo y no voy a entrar en ningún asunto que suponga una distorsión de lo más importante y lo crucial: el Metro de Málaga".
Un espíritu de colaboración que también reclamaba el consejero de Cultura, Paulino Plata, respecto al proyecto del Auditorio del puerto, señalando que hay que "planificarlo muy detenidamente con el Ayuntamiento", ya que, por la "importancia y envergadura" de la operación, se requiere "la máxima cooperación entre las administraciones". "Cualquier disputa, rivalidad o juego de agravios puede perjudicar notablemente la realización", remató Plata, enviando la pelota al tejado de la Casona del Parque.
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