Hamburgo da la espalda a Frunet
Los responsables de la empresa acusada por la crisis del pepino viajan hasta Alemania para exigir a las autoridades la restitución del daño moral causado
Los productores hortofrutícolas malagueños afectados por la llamada guerra del pepino cumplieron sólo la mitad de su cometido en la ciudad de Hamburgo. Fueron a limpiar su nombre, pero también en busca de una reparación moral de las autoridades hamburguesas, que ni siquiera reaccionaron a una petición de entrevista.
Antonio Lavao y Miguel Cazorla, de la empresa Frunet, se presentaron a la prensa en un hotel hamburgués con la misión de recuperar la reputación perdida en el lapso de unos pocos minutos el 26 de mayo, cuando la ministra de Salud de Hamburgo, Cornelia Prüfer-Storcks, anunció que sus pepinos eran los portadores de la virulenta bacteria E. coli.
"Tenemos las mejores acreditaciones de calidad", aseguró Lavao, cuya empresa empaqueta, entre otros, tomates, pimientos y berejenas y vende más del 30% a Alemania.
"Constantemente estamos siendo auditados y testados. Vendemos a supermercados, mayoristas de mercados centrales y tiendas especializadas. Jamás hemos tenido un problema con gérmenes en nuestra empresa", prosiguió.
"Nunca tuvimos ningún problema en 17 años, ni de salud ni de bacterias", remarcó, por su parte Miguel Cazorla, propietario de la plantación almeriense de la que procedió uno de los pepinos que la prensa sensacionalista alemana tachó de "asesinos".
Sus argumentos los reforzó un miembro de una institución independiente alemana encargada por el comercio minorista del país de efectuar controles sanitarios de alimentos. El experto Udo Lampe, de Analytica Alimentaria, abundó en detalles sobre los centenares de pruebas adicionales practicadas para Frunet tanto en España como en toda la cadena de transporte hasta llegar a Alemania tras el fatídico anuncio.
La maquinaria fue puesta en funcionamiento minutos después de que la ministra hamburguesa pronunciase el nombre de la empresa dejándolos al borde del abismo, con cargas bloqueadas, cancelaciones de pedidos, cosechas perdidas y una montaña de costes fijos. "Desde el punto de vista tecnológico, el manejo de la crisis por parte de Frunet fue ejemplar. Y todo está libre de Escherichia coli", certificó el técnico.
Los españoles han contratado a un bufete de abogados en la ciudad del norte alemán que estudia la posibilidad de demandar indemnización, pero no se cansan de repetir que hay un daño moral que tiene que ser reparado, un reclamo que el gobierno hamburgués no parece de momento dispuesto a atender.
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