Hielo y alcohol de casa para 'bailar' a la crisis en Feria
Los jóvenes se reúnen en el 'botellódromo' que habilita el Ayuntamiento para beber mientras los servicios de limpieza se quejan del desorden
EL botellón seguirá siendo una práctica habitual en la Feria. Los recortes en el presupuesto por la crisis y los medios que facilita el Ayuntamiento conforman la situación ideal para los jóvenes que optan por beber a bajo coste lejos de las casetas.
"Aquí tenemos de todo: baños, papeleras y mucho espacio. No hay demasiado dinero y lo mejor es venirse aquí con los amigos antes de salir", explica David Lara, natural de Alhaurín el Grande y que visitaba el sábado la Feria de Málaga en el Real. Como muchos otros, David se instaló a partir de las 23:00 en una zona del amplio espacio de 7.500 metros cuadrados habilitados por el Consistorio en los aparcamientos del Palacio de Ferias.
Una extensa colección de botellas, bolsas de plástico y vasos se muestra sobre el suelo del recinto a medida que los jóvenes llegan al lugar. El momento de mayor afluencia en el botellódromo es a partir de la medianoche, cuando se reúne la mayoría que prefiere consumir en el exterior antes de pasar a las casetas. "Nos ahorramos bastante comprando todo en el supermercado y bebiendo aquí. Más tarde, iremos a las casetas, aunque no sé si beberé allí", comenta Javier Martín, asistente al botellón en el fin de semana.
A pesar de que el plan de muchos es el de beber solo en la zona junto al Palacio de Ferias, los dueños de las casetas no esperan una bajada de los ingresos y los asistentes. "Es lo normal. Primero beben en el botellón y después vienen a bailar a la caseta. La mayoría también consume aquí", puntualiza un trabajador de la Sala Gold en el Cortijo de Torres.
La situación de la zona habilitada para beber se viene repitiendo en los últimos años, por lo que muchos puestos optan por elegir su sitio de negocio en función de la cercanía con los jóvenes. Elías es un habitual de la Feria de Málaga y regenta un tenderete de comida, bebidas y objetos para el botellón como vasos y hielo. "Las expectativas no son muy buenas para este año. La gente se suele traer todo de casa, así que son muy pocos los que se acercan para comprar", comenta este vendedor ambulante. Si los días de fiestas no cumplen las expectativas, es muy posible que Elías no vuelva a su puesto de venta en el Real.
Así, lo más habitual es que los asistentes al botellón lleguen al parking ya cargados con bebidas y todo los necesario para pasar allí varias horas de diversión. No obstante, a pesar de que entre los jóvenes la aceptación de la zona para beber es generalizada, los ser vicios de limpieza y algunas personas que se dirigen al Real se quejan de la situación. "Tienen contenedores para las botellas y bolsas, pero muy pocos los usan. Además, la mayoría de las papeleras de papel están rotas porque las usan para sentarse en el suelo", explica una trabajadora de Limasa que, sin embargo, rechaza la idea de llamar la atención a los que ensucian "para evitar peleas".
Otra buena cantidad de protestas proviene de la acera junto al botellón del parking. Padres y personas mayores observan con desaprobación la instalación de la zona para beber. "No me parece bien que se reúnan aquí, donde pasan familias y ancianos todo el rato camino de la Feria", lamenta Ángel Porras, que va acompañado de su esposa y dos hijos para disfrutar de las atracciones. Desde el Ayuntamiento vienen defendiendo en los últimos años este recinto acotado para beber, ya que contribuye a tener "más controlados" a los jóvenes que beben alcohol y a evitar que se formen microbotellones en otros puntos próximos al Real como el Camino de San Rafael o zonas más difíciles de vigilar, como los polígonos.
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