Hierrezuelo marcó la hoja de ruta

El abanderado mostró su ilusión durante todo el recorrido de la peregrinación.

José Luis Pérez

14 de agosto 2016 - 09:33

TRAS la velada inaugural en la playa de la Malagueta, la ciudad despertó ayer con ganas de seguir cumpliendo con sus tradiciones. La romería hasta el Santuario de la Victoria abre cada año las jornadas de pura celebración y un sol de justicia advirtió ayer por la mañana que la alegría comenzaba a hacerse hueco.

La escalinata de la Casona del Parque servía como lugar de paciente espera para representantes municipales, miembros de la Asociación Centro Histórico de Málaga, la Federación de Peñas y representantes de la vida social de la ciudad. Entre ellos se encontraba un ilusionado Daniel Hierrezuelo, abanderado de este año, que atendió convenientemente a todas las fotografías que le pedían los allí congregados.

La Banda Municipal ponía los primeros sones a ritmo de pasodoble mientras autoridades y personalidades formaban en el dintel del Ayuntamiento. Con todo dispuesto, bailes de malagueñas y verdiales iniciaron el acto ante numeroso público, compuesto por personas de avanzada edad y turistas esencialmente. El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, fue el encargado de hacer entrega de la insignia al abanderado, quien la agitó al viento ante aplausos y vivas a la ciudad y su Feria.

Los himnos de Andalucía y España daban por finalizado el acto institucional mientras el árbitro de baloncesto y los representantes municipales subían al coche de caballos que les esperaba en el Paseo del Parque para iniciar la romería, en la que participó un numeroso grupo de caballistas vestidos de corto y gitana.

La primera parada de la extensa comitiva se produjo en la rotonda del Marqués de Larios. Su sombra fue fiel testigo del acto de izado de bandera de la ciudad a sus pies, frente a la portada de calle Larios, para dar el pistoletazo de salida a ocho días de grandes fiestas. Desde allí comenzaba una peregrinación hecha a toque de camino por un grupo de piteros que abrían la comitiva.

Tras discurrir por la Alameda Principal, el Pasillo de Santa Isabel, Carretería y Álamos, la peregrinación continuó por una calle Victoria más lucida que en anteriores ocasiones. La plaza de la Victoria congregó a numerosas familias vestidas de fiesta para arropar a la tradición. “La Feria viene a visitar al barrio de la Victoria”, comentaban dos vecinos en la puerta de la iglesia de San Lázaro, en un guiño a la tradición que al final del Compás se iba a realizar.

Con la plaza del Santuario de Santa María de la Victoria a pleno sol, todo volvía a donde empezó a tener sentido la Feria de verano. El lugar donde Fernando El Católico instaló su campamento para entrar a Málaga el 19 de agosto de 1487 mantiene una tradición inexorable.

Francisco Toledo presidía la representación de la hermandad de Santa María de la Victoria que recibió al Alcalde, Hierrezuelo, la Asociación Centro Histórico y los representantes de diversos partidos, con la excepción de IU-Málaga para la Gente y Málaga Ahora, que se ausentaron en todos los actos.

En el interior de la Basílica, llena de malagueños, el coro Aire Andaluz comenzó el acto cantando a la Virgen de la Victoria como monición a la eucaristía que se celebró antes de la ofrenda floral y el baile de malagueñas realizado en honor a la Patrona.

Durante la homilía, convertida en momento de desconexión para algunos concejales en forma de revisión de sus redes sociales, el sacerdote Ignacio Mantilla hizo mención a que la Feria “es una forma de invitar a la Virgen de la Victoria a que participe de la alegría de todos los malagueños” y recordó, muy al hilo de estos días, que “en la convivencia la primera muestra de amor es el respeto”.

El momento cumbre de la celebración llegó cuando la hermandad de Santa María de la Victoria impuso la medalla corporativa a Daniel Hierrezuelo, quien la recibió y mostró con mucha ilusión.

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