Los pacientes del vientre materno
Hospital Materno de Málaga | Unidad prenatal y fetal
Una unidad del Materno diagnostica patologías fetales para atajar de la forma más precoz diferentes dolencias
La medicina ha avanzado mucho. Tanto que desde hace unos cuantos años ya se hacen diagnósticos fetales. La noticia puede ser un mazazo para los futuros padres, pero es una información clave para dar el tratamiento más precoz posible. Por ejemplo, hay fetos que ya en el vientre materno reciben fármacos para controlar su arritmia. Bajo supervisión médica, la madre toma el medicamento que, como el oxígeno o el alimento, le llega a través de la placenta.
En torno al 80% de las patologías se diagnostican dentro del útero. La responsable de esta labor es la Unidad de Medicina Fetal y Diagnóstico Prenatal del Materno. Pero no está sola. Casi una decena de especialidades forman un equipo muy bien engranado que vela por la salud de las madres y de sus fetos. Hay ginecólogos, cardiólogos, neonatólogos, genetistas, anestesistas, intensivistas, cirujanos cardiovasculares y pediatras, entre otros.
Los ginecólogos hacen una ecografía de alta resolución en torno a la semana 20 del embarazo para detectar posibles anomalías fetales. “Son dos pacientes, la madre y el feto”, explica Ignacio Zabala, jefe de Cardiología Infantil del Materno.
El ginecólogo Isidoro Narbona explica que el diagnóstico representa un golpe para los padres: “El impacto vital y emocional de la pareja es una ruptura con su estado de ilusión. Pero luego agradecen mucho nuestra actuación”.
Gracias a los avances del diagnóstico por imagen, en torno al 80% patologías se detectan antes del nacimiento. De éstas, las enfermedades de corazón son las malformaciones graves más frecuentes. La ventaja de este diagnóstico tan temprano es que mejora la supervivencia del bebé ya que estos casos son derivados al Materno para que el nacimiento se produzca en un hospital de alto nivel asistencial.
Zabala lo explica:“Estos niños nacen ya mimados. Los especialistas están avisados para tomar las medidas necesarias desde el minuto cero”. Es decir, son pacientes en el vientre materno para no perder tiempo en su tratamiento, que puede ser incluso intraútero.
El cardiólogo cuenta el caso de una niña con un diagnóstico prenatal de una cardiopatía. Nació un miércoles, el viernes le hicieron un cateterismo y al martes siguiente –con seis días de vida– se operó. “En tres semanas se fue de alta con su cardiopatía resuelta”, resalta Zabala. Hay recién nacidos que entran en quirófano con apenas una semana de vida, un corazón del tamaño de una nuez y apenas 2.300 gramos. Según las patologías, la intervención se puede hacer en los primeros días de vida o cuando han pasado varios años. El equipo del Materno programa la operación para el momento en el que el resultado quirúrgico sea el mejor en función del estado clínico de cada niño y de su patología.
El engranaje asistencial de las diferentes especialidades es básico. “Esto implica que el hospital esté bien ajustado”, comenta Zabala. Porque los ginecólogos detectan la anomalía en el vientre materno, los cardiólogos –u otros especialistas– afinan el diagnóstico y finalmente el cirujano corrige el problema. Para Narbona, los buenos resultados son posibles por el equipo multidisciplinar que forman los distintos especialistas que participan en el diagnóstico y el tratamiento. “Es clave la buena comunicación que hay entre unos y otros. Nosotros sin ellos no somos nada. Es un equipo”, sostiene el ginecólogo.
A veces hay malformaciones fetales que están asociadas a un síndrome. Así que también entran en juego los genetistas. Y su papel no sólo es importante en el diagnóstico prenatal, sino de cara a futuros hijos que pueda tener la pareja.
También entra en juego la Unidad de Medicina Psicosomática del Materno, que da apoyo a los futuros padres tras el mazazo de saber que el bebé que esperan sufre una patología. Porque en todo este proceso, los facultativos tienen que hacer casi de psicólogos y, a veces, acompañar en la toma de decisiones difíciles. Hay casos en los que la pareja debe determinar si continúa con el embarazo o si lo interrumpe y en otros, cómo afrontar los cuidados paliativos del bebé tras el nacimiento. “Siempre respetamos la decisión de la pareja”, aclara Narbona.
En torno a la quinta parte de las patologías no pueden detectarse dentro del útero por las limitaciones técnicas de los aparatos, el movimiento del feto y hasta la obesidad de la madre, que dificulta la visión en la ecografía.
El Materno asiste cada año a casi 4.500 partos. De estos, en torno a un 3% presentan malformaciones, desde leves a graves. En esos casos, en torno a cuatro de cada cinco parejas saben cuando entran en el paritorio que el bebé nacerá con una patología. Pero gracias a las tecnologías y al trabajo en equipo de los profesionales del Materno durante el embarazo de su madre, todo estará preparado para seguir atendiéndoles con los mejores especialistas ya fuera del vientre de su madre.
Un ecógrafo del Materno de última generación aumenta la seguridad en el diagnóstico
El Hospital Materno incorporó en enero pasado un ecocardiógrafo de última generación que permite generar imágenes de muy alta calidad. Su elevada resolución hace posible detectar cardiopatías de forma rápida en los pacientes.
El precio del aparato es de unos 100.000 euros. Pero su coste se rentabiliza porque se gana seguridad en el diagnóstico y rapidez en las pruebas. “Su alta calidad disminuye el tiempo de exploración en las cardiopatías complejas y en los pacientes con malas ventanas –que son aquellos con deformidades torácicas u obesos– se puede disminuir el tiempo de exploración”, explica el jefe de Cardiología Infantil del Materno, Ignacio Zabala.
El equipo tiene capacidad de generar imágenes en 3D en tiempo real, lo que hace posible un estudio más preciso del corazón y de sus válvulas. También es capaz de producir dos vistas simultáneas de este órgano. El aparato se sumó en enero a otros dos de los que ya disponía el centro sanitario. Se emplea para la detección de cardiopatías tanto congénitas como adquiridas de fetos, recién nacidos, niños y adultos.
Zabala indica que cuanto mejor es el equipo, la exploración es más rápida y el diagnóstico más certero por lo que a la larga se trata de aparatos “rentables”.
El ginecólogo Isidoro Narbona también destaca el importante papel de la tecnología puntera. “Un buen equipo evita repetir pruebas. Además, si el equipo es bueno, tu confianza en el diagnóstico es mayor”, añade. Zabala resalta la buena compenetración entre los distintos especialistas:“Ellos [los ginecólogos] todos los días hacen ecografías fetales y nosotros [cardiólogos] todos los días vemos corazones. Nos compenetramos y eso redunda en beneficio del paciente”.
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