Ilusión repartida entre mayores y pequeños

Melchor, Gaspar y Baltasar salieron desde la Alcazaba para desfilar con sus carrozas por las calles de la ciudad, donde les esperaban miles de malagueños

Victoria R. Bayona / Málaga

06 de enero 2010 - 01:00

Javier y Julio, dos hermanos de 1 y 3 años, esperaban desde temprano que los Reyes Magos salieran de la Alcazaba en dirección al Ayuntamiento. Sus padres, Leo Castillo y Julio Rodríguez, los llevaban al inicio del recorrido para que se fueran a dormir temprano para esperar sus regalos. A pesar de la corta edad de Javier, ésta no era la primera vez que veía la cabalgata, con sólo 6 meses ya asistió a la del año pasado. "Siempre nos venimos por la mañana, comemos por aquí, vemos a los Reyes y antes de regresar a la casa, visitamos a los abuelos", aseguraba Leo. Los pequeños, al igual que el resto de niños que se concentraban alrededor de la Plaza de la Aduana, estaban asombrados con la guardia real que ayer acompañó a sus Majestades por el recorrido. Pasadas las 16:00 se alinearon en las escaleras de la Alcazaba, con sus espectaculares trajes, acompañados por la Banda de Música del Real Cuerpo de Bomberos, para escoltar a pie a los Reyes hasta el Ayuntamiento y después seguirlos durante la cabalgata -los que más gustaban eran los que llevaban un casco con la forma de una cabeza de elefante-. Aún así, algún que otro espontáneo, invadido por la ilusión, sorteó las vallas de la Travesía Pintor Nogales, engalanada con una alfombra roja, para hacer sus peticiones a sus Majestades y hacerse una foto.

Una nerviosa Cristina Moreno daba la bienvenida a los Reyes Magos de Oriente, poco antes de las 17:30, en representación de todos los malagueños. Y en su carta no faltó una mención a los tiempos difíciles que atravesamos: "pido que los mayores no hablen más de crisis", decía. Mientras, los pajes que acompañarían a sus Majestades se colocaban los gorros una y otra vez. Entre los que escoltaban a Gaspar se encontraban dos primos del mismo nombre, Jesús Sepúlveda, de 8 y 10 años. También estaban nerviosos y la madre de uno de ellos; Natalia Reina, les daba las últimas lecciones para tirar bien los caramelos y no hacer daño a los asistentes al desfile. "Como a los padres no nos dejan ir detrás de la cabalgata nos iremos poniendo en puntos estratégicos, para ver cómo están los niños", explicaba Natalia.

A las 17:30 en punto, como estaba previsto y bajo un cielo encapotado, que al final no descargó lluvia, las carrozas empezaron a desfilar por la Avenida de Cervantes, introducidas por una representación de Alicia en el País de las Maravillas. Una vez que pasaron las 16, llegó el turno de los Reyes Magos que se fueron subiendo en sus respectivas carrozas para repartir caramelos e ilusión entre los malagueños. Melchor, representado por el periodista Rafael Romo, fue el primero en incorporarse casi a las 18:00. Le siguieron Gaspar, el cofrade Antonio Luque, y Baltasar, el más aclamado, el portavoz de Izquierda Unida, Pedro Moreno. En total, se repartieron más de 6 millones de caramelos y 5.000 peluches en un recorrido que pasó por la Plaza General Torrijos, el Paseo del Parque y la calle Larios. Como novedad, este año se incluyeron gominolas y caramelos sin azúcar y los peluches más grandes sólo se tiraron desde el autobús por la Capitalidad de 2016, para evitar problemas de años anteriores. Además, la empresa municipal de limpieza Limasa repartió bolsas reutilizables, con las que los niños podrán volver en años posteriores, ahora que las bolsas de plástico están abocadas a su extinción.

Ya de vuelta para el Ayuntamiento, después de recorrer la Plaza de la Constitución, Granada, pasar por Carretería y regresar por la Alameda Principal, en Molina Lario, sus Majestades bajaron de sus carrozas y a pie se dirigieron a la Catedral para adorar al Niño Jesús, antes de comenzar el duro trabajo que les esperaba toda la noche repartiendo los regalos.

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