Málaga

Imbroda, un político con alma de deportista

  • Quiso que los niveles de abandono escolar fueran menores que el de otras autonomías, firmó acuerdos con multinacionales para el desarrollo informático en los centros educativos y reconoció sin dobleces las debilidades del sistema educativo

  • El mago que llevó el baloncesto a Málaga a otra dimensión

Javier Imbroda en una de sus intervenciones.

Javier Imbroda en una de sus intervenciones. / D. S.

Javier Imbroda ha muerto a los 61 años víctima de un cáncer de próstata siendo consejero de Educación y Deporte de la Junta de Andalucía, un cargo al que accedió en 2019 tras una larga trayectoria como deportista, lo que siempre prevaleció por encima de su labor como político.

Desde que llegó a la Consejería tras el pacto de gobierno en Andalucía entre PP y Ciudadanos quiso imprimir a su trabajo como político los conceptos que desarrolló como entrenador de baloncesto durante 17 años de la Liga ACB y como seleccionador español en 2001 y 2002: no bajar nunca los brazos y afrontar los retos por muy difíciles que fueran.

Al frente de la selección, logró el primer triunfo del equipo español ante Estados Unidos en un partido oficial, en el Mundial de Indianápolis 2002.

Trabajó hasta el último día de su vida, al participar en los últimos Consejos de Gobierno del Ejecutivo andaluz.

Cuando hablaba de Educación recordaba la tarea que desarrolló desde el sur de España para ser subcampeón de Liga ACB con el Unicaja Málaga en la temporada 1994-95. Por eso pedía que se actuara sin complejos desde Andalucía, que los andaluces no se consideraran menos que otros ciudadanos de zonas más ricas.

Nacido en Melilla, decidió participar en la política de la mano de Ciudadanos - aunque su hermano, Juan José Imbroda, presidió Melilla con el PP- como un nuevo reto en su trayectoria vital, que también extendió al mundo empresarial, y se propuso que la educación andaluza alcanzara los mismos niveles de excelencia que logró en el deporte.

Quiso que los niveles de abandono escolar fueran menores que el de otras autonomías, firmó acuerdos con multinacionales para el desarrollo informático en los centros educativos y reconoció sin dobleces las debilidades del sistema educativo.

Como responsable del deporte andaluz, mostraba con orgullo el hecho de que el Estadio de la Cartuja de Sevilla se hubiera revitalizado y acogiera partidos de la última Eurocopa de fútbol y que fuera durante cinco años la sede oficial de la final de la Copa del Rey de fútbol.

Sabía que estaba de paso en la política, y cuando se le preguntaba por sus aspiraciones futuras dentro del mundo convulso de Ciudadanos repetía que se limitaba a ir "día a día", que no se planteaba retos a largo plazo.

El cáncer le obligaba a sesiones médicas que le dejaban exhausto, lo que se reflejaba en su aspecto físico, pero, a pesar de todo, mostraba optimismo y una eterna sonrisa.

Hace poco más de un mes fue homenajeado por la ACB en la final de la Copa del Rey de Baloncesto, donde recibió el aplauso y el cariño del mundo del deporte, en esta ocasión en las gradas del Palacio de Deportes de Granada.

Unas semanas antes también había sido homenajeado por el Unicaja y recibió la Estrella al Mérito Deportivo de Málaga, que luce en los exteriores del Palacio de Deportes Martín Carpena.

Sus restos mortales han sido trasladados al Parque Cementerio de Málaga (Parcemasa), donde se celebrará una misa esta tarde.

Por expreso deseo de la familia, que ha agradecido todas las muestras de apoyo recibidas, será despedido en la más estricta intimidad, han informado desde la Consejería de Educación.

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