Ingenieras al servicio de la discapacidad
Dos emprendedoras crean una marca de ropa y productos para niños y adolescentes con parálisis cerebral
Vivir de cerca la discapacidad y conocer las complicaciones que puede generar algo aparentemente tan simple como vestir a un niño con parálisis cerebral a diario llevó a Eva Naranjo y a Elena Peñalver, dos ingenieras técnicas en diseño industrial, a poner sus conocimientos al servicio de un fin social. Hace un año idearon Don't stop me, empresa que constituyeron la semana pasada. Han diseñado una línea de ropa para su lanzamiento, aunque también han creado un triciclo para altas discapacidades y están trabajando sobre todo tipo de productos por encargo. A partir de junio iniciarán la comercialización en la tienda de Amappace Ocupa2, en algunas ortopedias o en su tienda virtual. Su proyecto, que compitió con otros 300, ha sido uno de los veinte seleccionados por La Caixa dentro de su Programa de Emprendimiento Social 2016.
"Vimos que hay una necesidad muy grande de este tipo de productos, normalmente se tienen que importar y son muy caros, pasan por muchos intermediarios", explica Eva Naranjo y cuenta que una silla para un niño con problemas motóricos puede estar entre los 4.000 y 6.000 euros y "aún así, tienen el problema de no venir completamente adaptada, la tienen que llevar a la ortopedia para hacer una especie de asiento especializado, lo que conlleva más coste".
En la ropa de niños y adolescentes también vieron muchas carencias y es por donde han empezado "por ser lo más fácil de sacar al mercado, al necesitar una inversión menor", como subraya Naranjo. Han creado un pantalón que lleva cremalleras de cintura a tobillos y dentro un empapador para la incontinencia, fácil de sustituir en cualquier lugar. También abrigos que se abren por delante y por detrás para facilitar su puesta una vez que el menor esté en la silla, camisetas con la espalda abierta y picos impermeables de coloridos diseños para sustituir a los baberos.
"Pretendemos dignificar a estar personas, facilitar su integración y la vida a su entorno, a la vez que abaratamos costes", dice la emprendedora, que también destaca su labor en la adaptación de cualquier mobiliario. Por ahora, como diseño propio han creado un triciclo eléctrico que se puede manejar a través de pulsadores, con un periférico de cabeza o con un joystick. Lo quieren lanzar a un precio de 1.400 euros "cuando los que hay en el mercado duplican esta cantidad y no son para altos discapacitados". Además, destaca Naranjo, "la posibilidad de darles mayor libertad de movimiento, les ayuda terapéuticamente a evolucionar".
Ya están probando los productos en familias voluntarias y en dos meses los sacarán a la venta. Tanto los tejidos como la producción serán malagueños. El reconocimiento de La Caixa "nos supondrá su apoyo económico, el asesoramiento que nos da y la formación en negocio". En la actualidad su sede física la tienen en el edificio Green Ray UMA en el Parque Tecnológico tras ganar un Spin Off el año pasado.
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