No es nuevo. Desde hace meses se lleva denunciando la entrada de drones en la prisión de Alhaurín de la Torre para la entrega de móviles, armas o drogas en las ventanas de las celdas. Esta madrugada ha vuelto a pasar. Tras un exhaustivo registro, han hallado teléfonos, tabletas de hachís, tarjetas y cargadores que habían depositado en dos habitaciones del módulo 2. 

La Guardia Civil, que tiene asignadas las competencias en seguridad exterior del centro penitenciario, alertó a los funcionarios de prisiones de la escucha de un zumbido sobre el módulo 2 de la cárcel alhaurina alrededor de las 5:00 de esta madrugada. Según fuentes próximas al caso, acudieron rápidamente varios funcionarios y el jefe de servicio. 

La oscuridad de la noche les impidió ver y localizar el dron y, aunque vieron luces encendidas en varias celdas tanto de la primera como de la segunda planta del citado módulo, resultaba imposible saber con certeza en cuál de ellas se había producido el aterrizaje de la pequeña aeronave. 

Por este motivo, a las 8:00, tanto los efectivos del turno de guardia entrante como los del saliente han realizado un cacheo y un registro exhaustivo de todas las habitaciones del ala que da al patio general por donde pudo entrar el dron. 

En las celdas 50 y 51, sobre todo esta última, habitada por dos musulmanes muy jóvenes, se han encontrado tres smartphone de grandes dimensiones sin estrenar y 14 móviles muy pequeños, no más grandes que un dedo, además de par de tabletas de hachís, tarjetas, cargadores, según explican fuentes próximas al caso. 

También han querido remarcar la profesionalidad de la plantilla que, tras acabar su turno de noche y siendo domingo, han invertido su tiempo de descanso para hallar el alijo, al tiempo que denuncian que este tipo de aeronaves sigan entrando "a sus anchas" en la cárcel malagueña. 

El pasado mes de enero, dos drones fueron identificados sobrevolando la prisión de Alhaurín de la Torre en tan solo 48 horas. La Guardia Civil trataba de esclarecer la finalidad de estas aeronaves, que, según denunció la asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), son avistadas con cada vez más frecuencia en la cárcel malagueña. El objetivo suele ser introducir teléfonos móviles y sustancias estupefacientes. 

Desde el colectivo de trabajadores penitenciarios mostraron en ese momento su preocupación por si los responsables acaban introduciendo algún arma, lo que podría suponer "una quiebra de la seguridad de la instalación y poner en riesgo directo e inminente la vida de reclusos y trabajadores".