"A Jesús Gil le tuvimos que hacer ver que el centro no era viejo, era antiguo"

Herrero se queja de que no se les haya preguntado por la construcción del un gran hotel en el puerto de La Bajadilla Defiende que asociarse ha sido la solución para conservar el centro

Carola Herrero en la Plaza de las Ranitas.
Carola Herrero en la Plaza de las Ranitas.

15 de septiembre 2013 - 01:00

CAROLA Herrero Lima es arquitecta, presidenta de la Asociación del Casco Antiguo de Marbella y descendiente de marbellíes de toda la vida. Sus apellidos son más que conocidos. Su padre y su hermano, Antonio Herrero ambos, tuvieron un lugar significado en el mundo del periodismo mientras que la rama de los Lima se remonta a siglos de historia local. De hecho el abuelo de Carola presidió tres de las siete gestoras que rigieron el municipio durante La República y su tío fue alcalde un tiempo tras la guerra civil. Su abuela fue maestra cuando los profesores todavía eran tratados como instituciones. Las calles del casco antiguo vieron crecer a Carola. Ahora ella vive y trabaja aquí, a pocos metros de las que fueran casa de su madre y de su abuela, y defiende los intereses de los comerciantes de la zona. Con ella hablamos en la Plaza de las Ranitas, diseñada en su estudio de arquitectura.

-Como arquitecta, ¿cómo ve la situación del sector de la construcción después de esos años del boom inmobiliario?

-El sector de la construcción ha sido muy denostado pero en realidad ha sido el motor de la economía. Hasta que no vuelva a despegar, sin excesos, no se saldrá de la crisis. Ha habido otros sectores en los que se ha hecho una reconversión, como por ejemplo la minería, pero la construcción se ha abandonado a su suerte y las empresas que estaban preparadas para competir en el momento del boom se han quedado totalmente arruinadas.

-¿Se puede repensar este sector?

-No es que se pueda, es que se debe. Primero porque ha sido un error no planificar su actuación. Todo lo que hemos construido en 10 años se podía haber hecho en 40 ó 50 y no tendríamos esta crisis. No habría hecho falta que vinieran tantas empresas de fuera cuando aquí lo podíamos haber afrontado con una planificación ordenada. Se dice que tenemos 700.000 viviendas vacías que se podían haber hecho poco a poco.

-Esa mala planificación, ¿cómo ha repercutido en Marbella?

-Todas las industrias tienen que planificarse. Hemos hecho un montón de viviendas que se están quedando obsoletas porque están vacías y porque el modelo que necesitamos ahora puede que no coincida con lo que tenemos. En Marbella y la Costa ha cambiado totalmente el mercado. Tenemos un montón de apartamentos turísticos de buena calidad cuyo precio oscilaría entre los 200.000 y los 250.000 euros que no tienen salida porque ese mercado requiere de financiación bancaria. Frente a eso tenemos al mercado ruso y árabe que invierte millones de euros en casas sin financiación. Para ellos hay muy poca vivienda y por otro lado tenemos el sector joven que requiere inmuebles pequeños de unos 60.000 euros. Ni los unos ni los otros corresponden a la oferta que tenemos. No se han planificado las necesidades. No se debe construir tanto porque el mercado y las necesidades cambian. Hay que ir poco a poco y no rellenarlo todo de casas que no sirven para nada.

-¿Cómo sobreviven las pymes en plena crisis y con las grandes superficies como gigante a combatir?

-Pues lo tienen muy difícil. Las grandes superficies parece que siempre tienen todo el apoyo y ayudas de las administraciones. Siempre consiguen los mejores sitios, en los nudos de comunicación, con grandes aparcamientos… Pero la verdad es que el casco antiguo se ha ido reconvirtiendo y nos estamos defendiendo bien. En Marbella tenemos la suerte de que el turismo nos haya descubierto. El casco antiguo ha conseguido que sigamos allí los de siempre, unas 1.000 familias. El tener una población autóctona hace que cuides mucho el entorno. La mayoría tenemos el negocio allí y eso hace que reinviertas en la zona. Es una microeconomía. En 1984 se empezó a diseñar el plan tercer milenio que se plasmó en planos en 1994 para decir cómo queríamos que fuera el casco antiguo en el año 2000. Una parte se cumplió y esa reconversión hizo que el éxodo que se estaba empezando a producir se frenara. La gente empezó a volver y a recuperar la casa y eso ha dado lugar a que la Junta nos haya calificado como centro comercial abierto generando una riqueza que nos permite mantenernos.

-Asociarse ha sido fundamental.

-Por supuesto. Además se daba la peculiaridad de que los comerciantes son vecinos, por lo que entendíamos que había que actuar para poder generar riqueza al margen de conseguir el apoyo de las diferentes autoridades a las que hemos tenido que ir convenciendo. Recuerdo una conversación con Jesús Gil como alcalde de Marbella en la que le tuvimos que hacer ver que aquello no era viejo, era antiguo, porque consideraba que aquello eran casas viejas que se podían tirar. Cuando vio nuestro plan se dio cuenta de que Marbella tenía cosas que valía la pena conservar. San Pedro y El Ángel no tuvieron tanta suerte y lo más bonito ha desaparecido.

-A la asociación le preocupa mucho la ampliación del puerto de La Bajadilla, y más concretamente la superficie comercial que se pretende realizar allí.

-Nos preocupa mucho porque además es algo que no estaba hablado ni pactado. La iniciativa de la ampliación del puerto partió del CIT y de la asociación del casco antiguo. Antes de la ampliación del puerto de Málaga estábamos insistiendo y cuando se consiguió en Marbella luchamos para que fuera un puerto de cruceros. Es un tema que ha peleado mucho la ciudad para que beneficiara a la ciudad. Cuando vimos las bases iban más de 12.000 metros cuadrados de gran superficie de los cuales la mitad eran terrazas pero después en la propuesta del jeque va un hotel de 30 plantas, que no estaba en las bases ni en el concurso, y luego más de 40.000 metros cuadrados de superficie comercial que tampoco aparecía en el estudio de viabilidad.

-Al margen de la repercusión económica para las pymes, tampoco comparten el modelo urbanístico propuesto para el hotel.

-No se ha debatido si queremos una torre de 30 plantas allí. Va a cambiar la fisonomía de la ciudad y deberíamos haber opinado. Nos vamos a vender por un plato de lentejas. Estamos tan necesitados de obras que va a venir el jeque y va a poder hacer lo que le dé la gana. Marbella no es Dubai ni debe serlo, tiene una personalidad propia. Deberíamos pensar si queremos ser una mala copia de Dubai o no. En cuanto a los 40.000 metros cuadrados de comercial, al final la gente se va a quedar comprando allí, por lo que a nosotros nos perjudica y por eso queremos que se replantee. El jeque dice ahora que esa actuación no resulta rentable. No sabemos lo que nos depara el jeque y parece que el diseño de la ciudad se hace en función de la rentabilidad que va a obtener alguien.

-Desde la asociación, ¿cómo ven el proyecto de peatonalización de Ricardo Soriano?

-No estamos de acuerdo. No porque estemos en contra de la peatonalización, sino porque no vemos alternativa de tráfico. No sabemos cómo va a llegar la gente al centro. No tenemos un transporte público serio ni unos aparcamientos en condiciones. No se ha hecho un parking nuevo en el entorno. No se ha abierto el Francisco Norte, no sabemos cómo está el del Albergue África ni el de Huerta de los Cristales. Seguimos con los mismos aparcamientos que en los años 90. Sin preparar las infraestructuras no se puede peatonalizar porque no se resuelven los problemas, sino que se generan otros nuevos. Por otro lado estamos viendo que lo que se peatonaliza se llena de mesas. Se quitan negocios y se ponen bares. En el casco antiguo tenemos nuestros bares que funcionan muy bien y tememos que Ricardo Soriano se convierta en zona de restaurantes con mejor acceso y que eso también nos perjudique.

-En estos momentos ¿en qué están trabajando desde la asociación?

-Estamos poniendo en marcha el programa Haciendo Ciudad. Queremos salir de la crisis con la colaboración entre las empresas. Sabemos que las familias tienen una crisis económica grave. En Marbella se ha rebajado el salario a los funcionarios y hay muchos parados por lo que la crisis de consumo es bestial. Queremos animar ese consumo interno haciendo un comercio responsable, rebajando nuestros costos, haciendo descuentos… Todo para que las familias nos consuman a nosotros en lugar de a las grandes superficies. Hemos llegado un acuerdo con las ampas a las que ofrecemos descuentos, vamos a hablarlo con sindicatos, hemos llegado a acuerdos con bancos, hoteles… Los precios en Marbella son mucho más altos que en otras ciudades. Esta es una ciudad turística. Nuestros salarios son normales pero los precios son turísticos por lo que con medidas como éstas queremos compensarlo.

-¿Cómo ha sido el verano para los comerciantes del casco antiguo?

-Ha ido muy bien, sobre todo en el sector de la hostelería. Ha habido comercios que durante el mes de agosto han facturado 3.000 euros por noche. Se han abierto nuevos restaurantes de calidad que han estado siempre llenos. Hemos tenido un turismo buenísimo, de clase media-alta, que ha dejado dinero en el casco antiguo. De los veinte restaurantes mejor valorados en Tripadvisor, 13 eran del casco antiguo. Además la ciudad más valorada en Andalucía ha sido Marbella con el casco antiguo como su mayor atractivo.

-El casco antiguo ha captado la atención de personalidades como Michelle Obama. Eso no está pagado.

-Eso fue una maravilla. Incluso hay una ruta Obama en el casco antiguo de Marbella. Los comercios tienen una foto con Michelle Obama en la puerta durante su visita e incluso hay un helado Obama en el establecimiento en el que pararon. Ha sido una promoción increíble porque el turismo que se quedaba en los hoteles nos ha descubierto.

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