Tribuna de opinión

Judas también cobró en ‘b’

  • ¿Por qué la economía sumergida no baja en igual proporción que la oficial?

"Como toda prestación de servicios, la traición devenga honorarios. Aquellas treinta monedas quedaron fuera de todo sistema de fiscalización”

El Che Guevara, Napoleón, Ulises o Atila. Nadie se aproxima a la figura más imponente que ha habitado el planeta Tierra: Jesús de Nazaret. Más allá de la fe, el Nazareno es reconocido como el ser vivo más trascendente y universal de la historia. Su palabra fue revolución, fue ejército (de amor), fue conquista, fue lucha (en pro del más débil), fue pasión y también fue gloria. Aquel mensaje de amor ha transcendido durante 2.000 años derribando muros y construyendo la historia de paz y bondad más extraordinaria que jamás se ha escrito. Nadie ha conseguido nada igual. La inmortalidad y sus milagros quedan al auspicio del credo, pero no es menos cierto que, hoy día, hacer el bien es un reflejo suyo. Y es que él siempre está presente. Nos invade, nos rodea. Jesucristo es verdaderamente el nacido más genuino que recuerda toda escritura. Pero no todo iba a ser perfecto. Lo que el bueno del Nazareno no sabía es que su colega Judas Iscariote nos mostraría a todos el camino: la economía sumergida llamaba a la puerta. Como toda prestación de servicios, la traición devenga honorarios. Aquellas treinta monedas quedaron fuera de todo sistema de fiscalización. Y es que Judas también cobró en B .

El Fondo Monetario Internacional ha actualizado sus cifras sobre “la otra economía”. España, otra vez más, ocupa un lugar destacado en ese ranking de países que conforman la zona euro. Así, y antes de la época coronavirus, el nivel de economía B en España se situaba en torno al 22% de nuestro PIB, más del doble que en países como Alemania o Francia. Incluso nuestros propios técnicos de hacienda han llegado a estimar que hasta una cuarta parte de nuestra economía no rinde cuentas: un 25% que genera verdaderos escalofríos. Lo anterior significa 300 mil millones de euros circulando y generando riqueza sumergida. Una vez transcurrido este primer año de pandemia, ese porcentaje estimado del 22% se ha reducido hasta el 17%, según el FMI. Así las cosas, mientras la economía A española descendió este último ejercicio un 10,8% (según la última corrección del INE), la economía B solo lo hizo un 5%. Un retroceso que denota que nuestra economía B ha sido más estable y con un comportamiento robusto, similar al mostrado por la economía oficial alemana que también descendió un 5%.

En definitiva, el B cambia de manos de manera exponencial en el crunch económico

En esas, y buscando un paralelismo con otros países, los situados en la franja mediterránea, como España, Portugal, Italia; o fuera del Euro, como Bulgaria o Croacia, son aquellos cuyas tasas de economía B son comparativamente, y de forma significativa, superiores a la del resto de países. Este dato pone el foco, principalmente, sobre el sector servicios de los países mediterráneos, que todavía esconden cientos de miles de millones “enterrados en la arena”. Esto está provocando mayor presión fiscal que, unido a cualquier turbulencia que se precie, llámese crisis financiera o la actual del coronavirus, se traduce en una sangría de medidas fiscales que lastran nuestra prosperidad.

Consecuencia de lo anterior, podríamos preguntarnos: ¿por qué la economía sumergida no ha descendido en la misma proporción que la oficial? O, dicho de otra manera, ¿por qué la economía B ha vivido un punch de hipercrecimiento en términos comparativos frente al mayor descenso de la economía oficial? Algunos factores causantes pudieran ser los siguientes:

  1. a) Instinto de supervivencia: cuando aprieta la necesidad, el ser humano es capaz de cualquier cosa para subsistir. Los recursos son escasos así que, en épocas de estrechez, la honestidad queda completamente relegada. Ahora, el individuo olvida el efecto bondadoso que tiene la redistribución procedente de la recaudación impositiva. Lo primero es sobrevivir.
  2. b) Picaresca empresarial: toca cruzar ciertos límites para salvar a la empresa. Las instituciones financieras conceden financiación a aquellas que mejores números presentan. Sorprendentemente, tendría que ser al revés, pues deberían ayudar a las más necesitadas. En cualquier caso, esta situación provoca que el autónomo y la pyme protejan su dinero A. Quien disponga de fondos B, los utilizará para mantener equilibrada su economía oficial, mejorar sus números y poder así acceder a financiación. Es picaresca, pero también es supervivencia empresarial.
  3. c) Oportunidad: en situaciones de contingencia los negocios se precipitan. Las necesidades de liquidez, ante la abrupta restricción de actividad, presentan oportunidades atractivas de inversión. El vendedor busca cash y el comprador busca hacer negocio. Y es que ha llegado usted en el momento perfecto. El pago en B consigue disminuir el precio de la inversión, evitando impuestos y cerrando la transacción. En definitiva, el B cambia de manos de manera exponencial durante un crunch económico. Falta por ver hacia dónde se dirige el flujo futuro de esos capitales. Quién le iba a decir a Cristo, cientos de años atrás, de la persistencia de una economía “en la penumbra”. Sin pretenderlo, Jesús de Nazaret provocó todo esto: Judas fue el primer defraudador… Y, finalmente, todos sabemos que el Nazareno es misericordioso. Lo que no sabemos es si esta economía B tiene también su bendición. Amén.

Falta por ver hacia dónde se dirige el flujo futuro de esos capitales

– Jesucristo: José Ramón, no te había hablado de este asunto antes. Hay que ver la que me liaron Judas Iscariote y después, Poncio Pilatos. Me vi envuelto en un pedazo de juicio, por la cara. Yo, que no había roto un plato y me ponen, encima, a un delincuente a mi lado, un tal Barrabás. Le tuve que perdonar, porque soy Jesús, pero aquel día la cosa estaba para no perdonar a nadie. Madre mía… ¡qué follón se montó! Al final todo bien, les perdoné a todos. [José Ramón: Jesús, yo creo que de aquel juicio no te hubieses librado ni con los RINBER]. (Risas). Jesucristo: te voy a confesar una cosa: aunque ya están más que perdonados, Judas y Poncio fueron dos grandes capullines. (Risas). [José Ramón: Jesús, eres milagroso. Pese a estos duros momentos por los que pasamos, eres capaz hasta de hacernos sonreír, todo un milagro. Por cierto, antes de despedirnos, ¿podrías hacer algún milagrillo con las cuentas del Málaga C.F.?]. Jesucristo: veré qué puedo hacer, aunque creo que eso me va a llevar varios milagros >>. + Responsabilidad = + Economía.

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