La Junta echa balones fuera en Los Prados y culpa otra vez al Ayuntamiento

La delegada de Educación asegura que "hay movimientos en el terreno, está claro, pero hay una patente falta de mantenimiento" Los niños perderán dos días hasta ser reubicados

Una madre, con sus dos hijos, ayer, en la puerta del colegio. Arriba, el cartel en el que se informa a los padres de que las clases están suspendidas.
Una madre, con sus dos hijos, ayer, en la puerta del colegio. Arriba, el cartel en el que se informa a los padres de que las clases están suspendidas.
Cristina Fernández Málaga

20 de septiembre 2013 - 01:00

Ya lo hicieron el año pasado y han vuelto a la carga. La Junta de Andalucía reiteró ayer que los problemas en Los Prados están ocasionados, en gran medida, por la falta de conservación del centro, algo, que a su juicio, corresponde al Ayuntamiento de Málaga. En declaraciones a la SER, Patricia Alba, delegada de Educación, afirmó que "hay movimientos en el terreno, está claro, pero hay una patente falta de mantenimiento en el mismo" y aseguró que si el Consistorio hubiera cumplido con su labor, los desperfectos se hubieran minimizado.

Esa misma teoría se mantuvo el pasado mes de octubre hasta que finalmente un informe técnico confirmó la existencia de defectos estructurales. Esto motivó la actuación prevista para el verano y que se ha retrasado hasta el inicio de curso. Un total de 300.000 euros están presupuestados dentro del Plan OLA para la realización de micropivotes y la retirada de la arcilla expansiva, unos trabajos que durarán aún varias semanas y que el miércoles provocaron el empeoramiento de las grietas del centro. Esto alertó a la comunidad educativa y se produjo el cierre del centro. No obstante, desde Educación continuaron ayer garantizando la seguridad del edificio.

"Antes del inicio del curso mantuvimos una reunión con los padres, se les informó del transcurso de la obra y de que podían hacerse compatible las clases y las obras, pero me comprometí a que si surgía algún inconveniente o malestar tomaríamos las medidas oportunas y eso es lo que hemos hecho", dijo ayer la delegada Patricia Alba, que reiteró que "tanto el informe técnico de anoche [por el miércoles] como el de esta mañana [por ayer] siguen garantizando que el centro es seguro". Sin embargo, subrayó que ante el malestar ocasionado por el nuevo movimiento del edificio se acordó el cierre. "Se produjo un malestar y una inquietud en alumnos, profesores y padres y eso no es bueno para nadie", agregó Alba mientras que desde el PP pedían su dimisión.

Juegos políticos aparte, los que realmente sufrieron las consecuencias del conflicto de Los Prados fueron los 275 alumnos matriculados, que volvieron ayer a estar fuera de las aulas. Hasta el lunes no serán reubicados en los centros de acogida temporal en los que permanecerán hasta que concluyan los trabajos, que podrán intensificarse ahora que el edificio va a estar vacío. Las tres unidades de Infantil y las seis de Primaria irán al CEIP Intelhorce y las tres clases de primero y segundo de Secundaria al instituto Pablo Neruda. Ambos centros se encuentran a uno o dos kilómetros de Los Prados.

Para ayudar a la mejor adaptación de los alumnos, éstos mantendrán los mismos grupos y docentes que los primeros días de clase, además del material escolar. También van a disponer de los mismos servicios de aula matinal y comedor que en el centro actual, además del transporte que se va a proporcionar a aquellos que lo soliciten, como informaron ayer desde la Junta.

Los padres y la dirección del centro se reunieron ayer con la delegada territorial y ésta les reiteró que el desalojo se producía no por falta de seguridad sino por el cumplimiento de su palabra. "Patricia Alba nos dijo que como se comprometieron a que con el más mínimo sobresalto nos llevaban a otros colegios, por eso nos trasladan", explicó ayer Eva Rubio, vicepresidenta del AMPA. "No teníamos que haber llegado a esto, a ver si ahora el inspector nos mandan a la Fiscalía de Menores ya que están otra vez sin colegio", apuntó Rubio molesta con las palabras con las que el inspector se dirigió a los progenitores cuando decidieron no llevar a sus hijos a un colegio en obras.

Ahora los padres respiran un poco más tranquilos. Prefieren que sus niños tengan que adaptarse a otro centro a que estén en un colegio en reparación. Sin embargo, estiman que esta decisión se debería de haber tomado antes del inicio del curso. También agradecieron el trabajo de la dirección del centro y su implicación, ya que "estuvieron hasta las once de la noche para contactar con las familias y llegaron a las siete del día siguiente para explicar la situación a los que no pudieron localizar", apuntó Rubio, molesta por la falta de información institucional en las primeras horas del conflicto.

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