Limasa, regalos y la confusión

La siempre delicada imagen de la empresa de limpieza de Málaga, Limasa, quedó nuevamente retratada. ¿La causa? Un programa de televisión en el que un presunto directivo de la sociedad mixta, de la que el Ayuntamiento posee el 49% y cuyo presupuesto se sufraga con dinero público, se hizo pasar durante una semana por un trabajador más de la plantilla. La experiencia, sin embargo, escondía trampas que no fueron desveladas hasta ayer.

Diego Trinidad, nombre real del falso operario, fue presentado en el programa como jefe de Departamento de Control de Gestión, cuando se trata de una figura inexistente en la sociedad. En realidad, según informaron desde el Consistorio, su cargo es el de responsable de Contabilidad. Por ello, el concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, llegó a hablar de él como de un "jefe virtual".

Trinidad compartió codo con codo el servicio de noche, la limpieza en las calles del Centro durante la Feria y la labor de la planta de reciclaje. El objetivo no parecía otro que el conocer de primera mano el proceder de los operarios de una sociedad siempre agitada y convulsa. Lo que parecía un producto dirigido a lavar la imagen de Limasa fue dando forma a la polémica en su parte final, cuando sin que mediase aclaración alguna, el citado directivo trataba de recompensar con regalos como poco llamativos a algunos de sus compañeros de fatiga.

Un viaje a Euro Disney recibió una de las operarias; a las Islas Canarias, destino posteriormente sustituido por Benidor, para otro de los empleados, y un coche para un padre de familia que hasta ese momento llevaba todos los días a su hija al colegio en moto. La generosidad del supuesto jefe chocaba aún más por hacerlo en nombre de Limasa, empresa sostenida con el dinero público. Y por tratarse, todo sea dicho, de una plantilla en el ojo del huracán de manera continuada en los últimos años por algunas de las prebendas incluidas durante años en su convenio colectivo. Ya sea por el carácter hereditario de los puestos, ya sea los por salarios que perciben.

La situación fue tal que durante parte de la noche no fueron escasos los comentarios en las redes sociales de asombro ante tanta efusividad en forma de regalo. Y ante esta confusión el equipo de gobierno del PP se apresuró ayer a aclarar que los mencionados regalos para nada estaban relacionadas con la empresa y que, por ende, no salían del erario público. Incluso, a primera hora de la mañana, el portavoz del equipo de gobierno, Mario Cortés, tras consultar al concejal de Medio Ambiente, Raúl Jiménez, precisó que el mencionado programa de televisión, emitido por La Sexta, era "un reality show" y que los citados agasajos eran aportados por la cadena, no por Limasa.

Para evitar cualquier confusión, el propio edil de Medio Ambiente decidió participar junto a Cortés en la comparencia de prensa prevista tras la Junta de Gobierno Local y ello cuando no estaba anunciada su asistencia. "Es una dramatización", comentó el edil, que insistió en que no ha habido gasto alguno de la empresa. Preguntado por el conocimiento que tenía el Ayuntamiento, Jiménez limitó el mismo a la grabación del programa, "no de la letra pequeña". "La línea argumental del programa no la fija el Ayuntamiento", dijo a modo de excusa. Sin embargo, sí confirmó que Limasa, se entiende que la parte privada, "puso como condición" para que se elaborase el producto audiovisual "que se mostrasen imágenes de Málaga".

Incluso, aclaró que las promociones de algunos de los empleados que dejó entrever el jefe virtual no tienen validez alguna, algo que quiso poner de relieve el propio gerente de la sociedad mixta, Rafael Arjona, al señalar que una decisión de ese tipo de medidas ha de tratarse en una comisión de evaluación.

A pesar de la polémica suscitada, el portavoz del Ejecutivo local consideró que el balance que se puede hacer tras la emisión del programa "es positivo", al entender que "se ha puesto en valor el trabajo que se realiza en Limasa y la importancia, por ejemplo, del reciclaje". Se antoja, en cualquier caso, que el supuesto beneficio percibido por los responsables municipales quedó mitigado por la confusión generada, al punto de que la imagen de Limasa volvió a quedar cuestionada.