Málaga Acoge no consigue pisos en alquiler para jóvenes sin hogar

Inserción Social · Formación

Los propietarios responden con prejuicios o exigen contratos en negro fuera del control de Hacienda. La ONG asume el pago de la renta gracias a un programa con respaldo municipal.

Usuarios del programa de transición a la autonomía para jóvenes sin hogar que viven en pisos alquilados por Málaga Acoge y la fundación Rais, ayer.
Usuarios del programa de transición a la autonomía para jóvenes sin hogar que viven en pisos alquilados por Málaga Acoge y la fundación Rais, ayer.
Encarna Maldonado Málaga

21 de julio 2016 - 01:00

La organización Málaga Acoge no encuentra en la ciudad dos pisos en alquiler para ampliar su programa de integración de jóvenes sin hogar. A pesar de que es la asociación la que firma el contrato y asume el pago de la renta ningún casero se ha mostrado dispuesto hasta ahora a arrendar una casa a la entidad en primer lugar por prejuicios hacia los inmigrantes y, en segundo lugar, porque prefieren que se haga de espaldas a Hacienda.

Carmen Cano, coordinadora del área social de Málaga Acoge, señala que el principal obstáculo que encuentra es la resistencia a admitir inmigrantes. "Enseguida empiezan a poner trabas que, en realidad, son prejuicios", explica.

Argumentos de peso como el hecho de que se trate de alquileres de largo plazo sin riesgo de impago y que el programa tenga el respaldo del Ayuntamiento de Málaga, que serían infalibles en cualquier otra circunstancia, han resultado inútiles.

Los escasos propietarios que han aceptado alquilar viviendas, finalmente, se han echado atrás al comprender que debían hacer un contrato legal y declararlo a Hacienda. Ni siquiera encuentran atractivo que los ingresos procedentes del arrendamiento estén exentos de IVA, porque el inquilino es una ONG sin ánimo de lucro y el piso se destina a un fin social.

La asociación busca dos casas de al menos tres dormitorios, con capacidad para cinco personas cada uno y contrato de largo plazo. Está interesada, preferentemente, en pisos amueblados con una renta mensual máxima de entre 500 y 550 euros al mes.

Carmen Cano se niega a dejarse llevar por el desaliento. Alude a la solidaridad de la sociedad malagueña que no puede pasar por alto "el proyecto que está detrás para trabajar con un colectivo desfavorecido". Confía en que los contactos que tienen programados para los próximos días den mejores resultados que los realizados "de forma intensa" durante los últimos dos meses.

La asociación tiene en marcha en la actualidad cuatro pisos en los que viven 20 personas que siguen dos programas de integración social y laboral. Una de las iniciativas es el proyecto de transición a la autonomía para jóvenes sin hogar, puesto en marcha en octubre de 2015 junto con la Fundación Rais, con el respaldo del Ayuntamiento de Málaga y financiación de la obra social de la Caixa.

Está orientado a chavales muy jóvenes que por diferentes circunstancias se han visto en la calle. De los 10 primeros en incorporarse a este proyecto y ocupar dos de las viviendas alquiladas por Málaga Acoge y Rais, ocho son inmigrantes procedentes de Marruecos y países del África subsahariana, y dos españoles. Estos últimos pertenecen a familias con problemas estructurales muchas veces acrecentados por la inestabilidad laboral, mientras los primeros llegaron a España siendo menores de edad y sin compañía de adultos. Durante años han rodado por diferentes centros de acogida bajo la tutela de la Administración hasta que cumplidos los 18 años y, por tanto, mayores de edad se han visto en la calle sin recursos propios y con un permiso de residencia para 12 meses que les permite vivir en el país, pero no trabajar.

Los responsables de Málaga Acoge y la fundación Rais explicaron ayer que coincidiendo con la crisis se hizo visible este colectivo con unas características que realmente no respondían a los recursos articulados para las personas sin hogar. Su principal ventaja es una excepcional capacidad para lograr objetivos en poco tiempo. La mejor prueba es el resultado conseguido apenas unos meses. De los 10 chavales sin hogar, cuatro ya tienen trabajo, dos han aprobado la educación secundaria y se han matriculado en bachillerato, y otros cuatro en secundaria de adultos.

El nigeriano Chetachukwn Okwunma es uno de ellos. Prefiere obviar su periplo hasta llegar con 16 años a España. Tampoco entra en demasiados detalles del año que residió en Madrid y casi tampoco de los dos años y medio que vivió en las calles de Málaga, tiempo que, pese a todo no desaprovechó. Durante esos meses se ha graduado en secundaria, se ha titulado como entrenador de fútbol juvenil y, aún en los peores momentos, no ha dejado de acudir al club de empleo de Málaga Acoge para aprender a hacer el currículum y a buscar trabajo, ni de visitar al psicólogo del servicio municipal Puerta Única, Carlos Jiménez. "Es un caso excepcional, una bandera de lucha y tenacidad. Se cae y se levanta para reconstruirse una y otra vez", explica el profesional. Desde hace tres semanas su suerte ha cambiado. El propietario del bar del centro de Málaga The show must go on lo ha contratado como camarero y le ha facilitado la documentación para trabajar legalmente en España. Es un hito que agradece, un paréntesis en el camino a su sueño final: ser entrenador profesional de fútbol.

El programa, orientado a la inserción laboral y social a través de la formación, contempla un itinerario muy personalizado e intenso en habilidades personales, sociales y domésticas que, contempla, por ejemplo la autogestión a través de una pequeña asignación económica de dinero para comida.

Pisos Puente es el programa veterano de Málaga Acoge que proporciona pisos en alquiler a sus usuarios. En este caso, cuenta también con dos viviendas que ocupan cinco adultos jóvenes y una madre con cuatro hijos. A diferencia del anterior, este proyecto contempla hitos similares orientados a la inserción laboral y autonomía personal de personas sin hogar pero a largo plazo.

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