Málaga

Málaga contra el cambio climático

  • La capital aspira a convertirse en un referente de ciudad sostenible para hacer frente a este fenómeno

Ya pocos dudan de que el cambio climático es una realidad que ha comenzado a manifestarse y que en apenas unas décadas podría acarrear efectos devastadores para algunas zonas como las del sur de España, donde se localiza Málaga y que por sus condiciones la hacen especialmente vulnerable. El tiempo apremia y combatir los efectos del calentamiento se ha convertido en un deber y una responsabilidad de todos. No sólo le corresponde a los gobiernos de los países más importantes del mundo y a las grandes multinacionales tratar de ponerle freno. Cualquier acción pública o privada encaminada a conseguir el cambio irremediable en la forma de hacer las cosas como hasta ahora suma y contribuyen a convertir a la capital en un referente de ciudad sostenible tal y como aspira.

No en vano Málaga fue una de las firmantes hace poco más de un año del llamado Pacto de los Alcaldes para el Clima y la Energía, que agrupa a miles de autoridades locales y regionales con el compromiso voluntario de aplicar en sus territorios los objetivos climáticos y energéticos marcados por la Unión Europea. El principal es reducir en un 40 % los gases de efecto invernadero de aquí a 2030, así como promover la adopción de medidas conjuntas para la atenuación del cambio climático y la adaptación a este.

Queda un largo camino por recorrer, pero el Ayuntamiento de Málaga ya ha comenzado a dar los primeros pasos y desde el pasado mes de junio el Observatorio de Medio Ambiente Urbano (Omau) trabaja en la elaboración de un ambicioso proyecto para hacer frente a los retos futuros que plantea el clima y que situarían a la ciudad a la altura de otras punteras en la materia como Copenhague o Quebec.

El bautizado como plan de acción energética y mitigación del cambio climático, y al que coloquialmente sus autores se refieren como Alicia en honor al mítico cuento de Lewis Carroll, será la base para ir más de las aspiraciones de la Unión Europeo y lograr en 2050 que el sumatorio de la emisión de gases contaminantes en 2050 sea cero. Eso no significa, como explicó el director del Omau, Pedro Marín, que se vayan a reducir por completo las emisiones, sino que "éstas sean compensadas con la puesta en marcha de medidas que absorban esos gases como la construcción de plantas de biogás en los barrios o la plantación de más árboles retenedores de CO2". El documento, que podría estar listo a finales del próximo año para su aprobación, desarrollará líneas de actuación en múltiples de aspectos como la movilidad, el agua, los residuos, el turismo, la salud, la agricultura, la energía o el urbanismo, entre otros. Relacionada con estos dos últimos se plantea una medida que obligará a partir de 2020 a que todas las nuevas promociones de viviendas que deberán tener el nivel máximo de eficiencia energética, ya que en caso contrario el Ayuntamiento no otorgará la licencia. El problema es que no todas las acciones previstas serán competencia municipal y requeri rá "el compromiso de toda la ciudad", según Marín, que aseguró que se trata de "un nuevo paradigma y estamos apostando de forma muy decidida por cambios sustanciales que requieren ser atrevidos".

El plan malagueño contra el cambio climático será un proyecto paralelo a la Agenda Urbana e incluirá un cronograma de inversiones a largo plazo para lograr el objetivo final previsto para 2050 y, para ello, el director del Omau advirtió que se precisa de "voluntad política". En una zona donde, según los datos del Centro Meteorológico de Málaga, las temperaturas podrían subir unos cuatro grados a finales de este siglo y las precipitaciones se reducirían en un 20% respecto a las actuales si no se hace nada para frenar las emisiones contaminantes, toda iniciativa para hacer frente a esos inevitables cambios será sin duda bienvenida y algunos ya han empezado el camino.

Motos eléctricas para que la Policía mida la contaminación

Dentro de unos meses, una parte de las motos de la Policía Local de Málaga serán eléctricas. Será la primera experiencia piloto dentro de un proyecto llamado Scoot City, enmarcado en un programa de ayudas del Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, que lleva a cabo un consorcio integrado por la empresa tecnológica en el campo de las smartcities Vatia, Torrot como fabricante de vehículos eléctricos y Numenti desarrolladora de sistemas especializada en soluciones para servicios públicos. Este proyecto, que además contará con la participación de los organismos de investigación de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto Andaluz de Tecnología, aspira a convertirse en una posibilidad de futuro dentro de la movilidad sostenible. La novedad de estos ciclomotores, según el director de Vatia, Antonio Ruiz, es que dispondrán de una pantalla y de unos sensores con los que se iría recogiendo información relacionada con la actividad de la ciudad como la contaminación atmosférica y acústica. Precisamente esta empresa malagueña es la encargada de desarrollar la plataforma tecnológica inteligente con la que será posible medir buena parte de la calidad ambiental de la capital. Aún no se sabe cuántas motos se pondrán a disposición de la Policía Local, pero sí que se pretende que sea a partir de abril. Esta iniciativa se une a la apuesta del Ayuntamiento por la renovación de la flota propia con vehículos eficientes, en los que se incluyen los coches eléctricos, o autobuses híbridos y de combustibles alternativos de la Empresa Municipal de Transporte (EMT). Además, según el Área de Innovación y Nuevas Tecnologías, se está impulsando la implantación paulatina de una red de estaciones de carga para coches eléctricos, con la idea de que algunos de ellos puedan ser autoabastecidos mediante marquesinas fotovoltaicas.

Residuos para producir electricidad y bajar los gases

La producción de residuos de una ciudad como Málaga es difícil de reducir, pero sí la emisión de gases contaminantes que supone su tratamiento. Aunque la empresa mixta de limpieza Limasa lleva más de una década buscando nuevas formas de aprovechar el biogás que se genera en el vertedero de Los Ruices, es desde el año pasado cuando está adherida al proyecto Clima del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente para lograr un compromiso de reducción de emisiones cada año. El objetivo es, según el director del centro ambiental de Los Ruices, Javier Pazos, la captación de los gases que se derivan del tratamiento de los residuos desde el inicio del proceso "y no esperar al sellado del vertedero como se hace tradicionalmente hasta ahora". Para ello, se utiliza un sistema de tuberías por toda la explotación que permiten ir extrayendo el biogás a lo largo de todo el proceso para su posterior valorización energética mediante una serie de equipos de desgasificación y producción de energía eléctrica. De hecho, la planta cuenta con tres motores para generar esa energía. Solamente el año pasado gracias a esta iniciativa la instalación de aprovechamiento eléctrico de biogás de Limasa produjo 24,4 millones de kilovatios hora, de los que 3,1 millones se destinaron al autoconsumo de todo el centro ambiental y el resto se exportó a la red eléctrica. Además, este sistema de desgasificación permite convertir el metano, que supone el 55% del total de gases producidos, en dióxido de carbono (CO2) 23 veces menos contaminante.

Mayor eficiencia energética para los grandes

La compañía eléctrica Endesa ofrece a sus grandes clientes, entre ellos el Ayuntamiento de Málaga, asesoramiento para lograr una mayor eficiencia energética gracias a la plataforma de inteligencia web diseñada por una empresa malagueña, ganadora de un premio de innovación europeo el año pasado. Este sistema permite comparar la curva de consumo eléctrico mediante el análisis de los llamados contadores inteligentes con la información sobre la antigüedad de un inmueble, su localización y las condiciones meteorológicas de la zona, entre otros aspectos. Vatia, empresa dedicada a la consultoría energética y medioambiental, es la impulsora del proyecto EnergySecuence en colaboración con EnelEndesa que ahora aplica la plataforma software capaz de hacer un análisis energético del consumo de un inmueble y determinar de forma diferenciada incluso qué gasto se genera en aire acondicionado y cuánto en calefacción, o en alumbrado, por ejemplo. El sistema lo que realiza es un cruce de datos entre los que aporta el propio contador, las características del edificio (tipología, año de construcción y volumen que ocupa, entre otros), y los datos meteorológicos y de geolocalización de la zona. Una vez desglosado el tipo de consumo eléctrico, se ofrecen los pasos a seguir para mejorar la eficiencia energética. Ferrovial, Unicaja, Mayoral y Primor ya lo están aplicando.

Techos verdes para aislar los edificios

La Fundación Mujeres y Tecnología ENIAC y la Universidad de Málaga (UMA) llevan casi dos años experimentando en un laboratorio urbano al aire libre las ventajas de los llamados techos verdes como una forma eficiente de asilar los edificios de nueva construcción. Con esta experiencia piloto se está tratando de determinar cuáles son las especies vegetales más idóneas para formar un techo verde en esta zona donde las características climáticas destacan por temperaturas templadas durante todo el año y un régimen de precipitaciones bastante irregular. El techo de uno de los edificios de la sede de la empresa mixta de limpieza Limasa de la capital fue el lugar elegido para ubicar este particular laboratorio en el que se colocaron varias mesas de cultivo con algunas de las plantas autóctonas mediterráneas que se creen más apropiadas para cubrir de verde los tejados de los edificios como aislante natural. El romero, la lavanda, la lobularia, la margarita marítima o la olivilla son algunas de las espeturación mezclados con restos de tejidos que sirven para retener el agua. En la sede de la Gerencia Municipal de Urbanismo se ha implantado también un sistema hidropónico de cubierta verde autogestionado por el Consistorio.

Más árboles y más eficientes para absorber las emisiones

La elección de los árboles que se plantan en una ciudad es fundamental a la hora de determinar la cantidad de gases de efecto invernadero que llegarán finalmente a la atmósfera. El Ayuntamiento de Málaga quiere aprovechar el desarrollo de su plan director de arbolado, que se prolongará durante 25 años, para ir sustituyendo parte de los árboles ya plantados por otros más idóneos, que sean a la vez menos costosos de mantener, menos dañinos para la vía pública y más retenedores de dióxido de carbono (CO2). Y es que se ha constatado que parte de los 37.813 árboles evaluados, de los alrededor de 42.000 que se calcula que hay plantados en las aceras en la capital, no son los adecuados porque se plantaron en su momento sin ningún criterio y tendrán que ser sustituidos progresivamente. Según el director del servicio de Parques y Jardines, Javier Gutiérrez del Álamo, "la filosofía es tener un arbolado más adecuado y sostenible, y aumentar la cobertura vegetal pero de forma razonable y acorde con cada calle para que no se convierta en un problema para la ciudadanía". Esa actuación a largo plazo se complementará con el proyecto de repoblación de los parques periurbanos de la ciudad puesto en marcha también por el Consistorio para aumentar la cubierta vegetal arbórea. En total, está previsto que se planten unos 25.000 nuevos ejemplares. Los árboles son los mejores aliados para contrarrestar los gases contaminantes. Lo avalan los datos, ya que se calcula que un árbol de 20 años es capaz de absorber el CO2 emitido por un vehículo que recorra entre 10.000 y 20.000 kilómetros, mientras que una hectárea arbolada urbana produce al día el oxígeno que consumen seis personas. Por ejemplo, un plátano de sombra, como los que hay en el Paseo de los Curas, con unas 6.000 hojas puede absorber en un día hasta cinco kilos de gases de efecto invernadero. Esto supone que en una calle donde haya plantados 50 árboles de este tipo, mayores de 20 años, existe una superficie captadora de dióxido de carbono de 400 metros cuadrados.

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