José B. zayas. decano colegio oficial de peritos e ingenieros técnicos industriales de málaga

"A Málaga le cuesta mucho dinero la inundabilidad de los polígonos"

  • El decano de los ingenieros técnicos industriales lamenta la competencia desleal que se ha generado al prohibir los honorarios mínimos y pide más "responsabilidad" a los profesionales

José Zayas acaba de ser reelegido decano del Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales de Málaga (Copiti), un colectivo que ha sorteado la crisis mejor que otros grupos profesionales. De hecho, mientras este redactor y el fotógrafo esperábamos en la sede colegial para hacer la entrevista, un ingeniero que acababa de poner una oferta de empleo nos ofreció dos puestos de trabajo al pensar que éramos del gremio, lo que indica que hay actividad. Zayas afirma que entre sus retos principales está aumentar el número de colegiados y dar un mayor peso a su colectivo en el ámbito profesional, social y educativo.

-Acaba de ganar las elecciones en su colegio. Llega con fuerzas renovadas.

-Sí, llevaba ya dos años como decano y ahora los compañeros me han dado la confianza para cuatro años más por lo que, además de la responsabilidad propia del cargo, tengo ilusión en trabajar en los temas que ya teníamos en marcha y en otros que están en proyecto.

-Hay confusión entre numerosos grupos profesionales similares. Podría explicar qué hace exactamente un ingeniero técnico industrial.

-Tenemos muchísimas especialidades. En construcción de industrias en eléctrica, mecánica o electrónica y, si nos vamos al ejercicio libre puro y duro, hacemos licencias de apertura, informes energéticos, mediciones acústicas... Se ven ingenieros técnicos industriales en empresas de construcción o electrónica en el Parque Tecnológico de Andalucía, en la enseñanza o en las administraciones. El antiguo decano, Antonio Serrano, decía que el ingeniero técnico industrial era como un jarrillo de lata porque valía para todo y es verdad. Tenemos una formación bastante amplia y mucho campo en el que trabajar.

-¿Cómo han pasado los años de crisis?

-Nosotros bien. Se ha notado en la envergadura de los trabajos, pero prácticamente no hemos bajado de los 16.000 proyectos visados. Los ingresos sí han sido menores un 10 o un 15% porque los trabajos no han tenido la entidad de otros anteriores, pero hemos mantenido trabajo. Nuestra versatilidad es muy grande y lo que se nos ha ido por un lado nos ha vuelto por otro. Sé que otros colectivos como, por ejemplo, el de los arquitectos sí sufrieron mucho con la crisis y por añadidura los que estaban con ellos como los arquitectos técnicos.

-Siempre se comenta que Málaga es una provincia más dinámica que otras. ¿Es así?

-Totalmente. Tenemos reuniones trimestrales con el resto de provincias andaluzas, comentamos los movimientos de proyectos y Málaga es la pionera en trabajos realizados e ingresos. Hay otras provincias que lo han pasado muy mal y sus colegios profesionales tuvieron que reducir drásticamente sus plantillas. Nosotros hicimos una reducción de personal entre 2007 y 2010 porque había disminuido el número de trabajos pero pese a eso mantenemos a 11 empleados en el colegio, siendo de los que más tenemos en Andalucía.

-¿Hay mucho intrusismo en este sector?

-Sí que hay. Es uno de los caballos de batalla de todos los colegios profesionales. La Ley Omnibus nos retiró los honorarios mínimos y ahí empezó la competencia desleal. Hay compañeros que terminaron sus estudios, son jóvenes, tienen que buscarse la vida y no valoran la responsabilidad que tenemos los técnicos a la hora de un proyecto o un certificado. Los trabajos no terminan cuando entregas el proyecto, sino en algunos casos diez años después cuando te han pedido responsabilidades si se cometió algún error. También es posible que haya que hacer modificaciones porque las normativas cambian continuamente.

-¿Hay entonces profesionales tirando los precios?

-Sí, los tiran totalmente. Las empresas con profesionales agrupados sí cobran lo que cuestan los trabajos, pero el que actúa por libre, el llanero solitario, baja los precios para coger trabajos. Es inevitable y puede ser comprensible, pero el Colegio está encima de esto para que no haya competencia desleal.

-Ha habido críticas por los certificados de eficiencia energética obligatorios para alquilar o vender viviendas.

-Sí, hemos visto a compañeros que anuncian certificados por 40 euros cuando para hacer un certificado de eficiencia energética debes ir a la vivienda, levantar planos, ver los tipos de ventana, de suelo, el aislamiento de las paredes... Hay que hacer un estudio para poder clasificar realmente la vivienda desde un punto de vista energético y eso no se puede hacer por menos de 300 euros. Se ha visto a 40 euros porque hay compañeros que ni siquiera visitaban la casa. Y volvemos a lo que hablaba antes de la responsabilidad. Hay compañeros que no saben lo que puede implicar eso, porque pueden dar atributos energéticos a una vivienda que no son correctos porque no los tienen o porque se quedan cortos. Es una referencia para el comprador y paga un precio determinado. Ya ha habido sentencias nacionales de clientes que han comprado viviendas y cuando han llegado al inmueble han visto que no tenían la calidad y la eficiencia energética que se especificaba y le piden responsabilidades al técnico.

-Hablaba usted de la Ley Omnibus. También les está perjudicando con el visado de los trabajos.

-Sí. Con esta ley ya no es obligatorio visar los trabajos profesionales en el Colegio. Eso daba garantías para el cliente y para el técnico porque su proyecto ha sido revisado por dos personas. La decisión del visado la tiene el cliente y no el técnico, pero hay profesionales que no les preguntan para no pagar el visado y dar un precio más barato. Hablamos de que un visado para un proyecto pequeño en un comercio igual no llega a 50 euros, pero se está reduciendo por todos sitios. El problema está en lo mismo que hablábamos antes. Si cuando hay un problema en el futuro el cliente ve que su proyecto no fue visado por el Colegio se pueden pedir responsabilidades. En cualquier caso, este año sí hemos visto a compañeros que no visaban sus proyectos y que ahora sí lo están volviendo a hacer. Nosotros, como Colegio, hacemos campaña en los ayuntamientos y los organismos oficiales sobre la importancia de visar los trabajos. No obstante, la Ley Omnibus y la Ley de Servicios Profesionales sí hablan de la ventanilla única en todos los colegios y de la obligatoriedad de estar colegiado para que el cliente pueda buscar en esa ventanilla única si el profesional lo es efectivamente.

-Tengo entendido que han perdido colegiados. ¿Cómo los recuperarán?

-Entre la liberalización y la crisis, aunque la cuota es de apenas 15 euros al mes, bajó el número de colegiados porque hay profesionales que trabajan en la Administración y no lo veían necesario. Este año, junto a la escuela de Ingeniería, nos hemos puesto el objetivo de informar a los alumnos de los últimos cursos sobre la necesidad de estar colegiado y lo que ofrece esta institución. Tenemos, por ejemplo, una base de datos de legislación completamente actualizada con resúmenes de todas las leyes.

-¿Cuántos colegiados son?

-Ahora somos 2.670 y nuestro máximo fue 3.000, una cantidad a la que esperamos llegar de nuevo en los próximos cuatro años. Todos los años salen 200 ingenieros técnicos de la facultad, pero ahora solo el 8% se colegian y tendríamos que llegar a un 25 ó 30% para poder alcanzar esos 3.000.

-¿Solo el 8%? ¿Por qué?

-Yo creo que es por desconocimiento de las labores que hace el Colegio. Se ve como un gasto que no les beneficia cuando tenemos una comisión de visados, guías actualizadas para proyectos de cualquier tipo... Cuando sean conscientes de esas ventajas vendrán más a colegiarse.

-En Málaga siempre se ha lamentado la escasez de industrias. ¿Qué opina usted?

-Se desmanteló toda la que había en Málaga, que era bastante, desde las chimeneas del siglo XIX hasta Intelhorce. Ahora tenemos la esperanza puesta en el parque tecnológico porque hay muchos técnicos funcionando con grandes éxitos. Estamos inmersos en un programa para aumentar la industrialización en Andalucía y Málaga.

-¿Cómo se consigue eso?

-En Málaga nos metieron un palo muy grande con las inundaciones de los polígonos y no se puede construir nada en los polígonos de la capital. Tenemos ahí un gran problema porque no hay terrenos para atraer a industrias grandes. Hay que crear terreno industrial para poder traer algo.

-Eso es en la capital. ¿Cómo está el resto de la provincia?

-En Antequera, por su situación geográfica, tienen más campo. En Marbella hay poca zona industrial, pero en Estepona sí se está moviendo. Pero Málaga es el pulmón y está cortado.

-Amazon busca suelo en la capital y, al no encontrar la superficie deseada, puede que monten una carpa provisional.

-Amazon nos viene bien, pero no es industria sino un almacén regulador. Cuando se monta una industria se obtiene rentabilidad a partir de los 10 ó 15 años y no se puede hacer una inversión grande si estás asustado o si te dicen que montes una carpa.

-Tampoco se ha visto inversión sobre la inundabilidad del Guadalhorce en los Presupuestos Generales del Estado recientemente presentados.

-No se reconoce ninguna partida presupuestaria para solucionar ese tema y es muy importante.

-Se hablaba de construir un nuevo puente en la Azucarera para reducir el riesgo de inundabilidad y el alcalde defendió finalmente ampliar los vanos. ¿Qué piensa usted?

-Lo que hay que hacer es un puente nuevo, alto y en condiciones porque a Málaga le está costando mucho dinero que eso no esté resuelto. Hay muchas industrias y comercios industriales que podrían estar en Málaga y generar trabajo que no se meten porque no tienen espacio.

-¿Cree que hay una excesiva dependencia del turismo?

-Hemos tenido años muy buenos de turismo, pero ha sido porque en otros países han tenido problemas y cuando se resuelvan se irán muchos turistas. Ese boom turístico se deshinchará cualquier día.

-Bueno, algunos expertos ya dicen que se está deshinchando este mismo año con la reactivación de Turquía, Túnez, Egipto o Grecia.

-Sí y puede pasar que nos quedemos sin industria ni tanto turismo, que ahora es lo que sostiene la economía.

-La base turística fidelizada en la Costa del Sol es amplia.

-Sí, pero el margen que hemos tenido se puede perder.

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