Málaga lleva casi 20 años a la espera de obras para afrontar nuevas sequías

Ni la Junta ni el Gobierno han impulsado los proyectos eternamente prometidos en los últimos años en la provincia para incrementar los recursos hídricos

Estado del pantano del Guadalhorce hace pocas semanas.
Estado del pantano del Guadalhorce hace pocas semanas.
Raquel Garrido Málaga

11 de julio 2016 - 01:00

Más obras hidráulicas es lo que ayuntamientos, organizaciones agrarias y colectivos de consumidores llevan reclamando años para garantizar el abastecimiento e incrementar la capacidad de almacenamiento de agua en la provincia de Málaga, una zona deficitaria por culpa de su peculiar climatología y que la convierten en su talón de Aquiles cada vez que se impone un periodo de sequía. Pero algunas de ellas, como el recrecimiento de la presa de La Concepción, llevan casi 20 años en el cajón del olvido sin que haya un verdadero esfuerzo de las administraciones por impulsarlas.

La improvisación y la falta de planificación con la que se han gestionado los últimos dos periodos secos que ha sufrido Málaga, el más grave entre 1992 y 1995 y otro más reciente entre 2005 y 2009, deberían servir de ejemplo de lo que no debería volver a suceder. La realidad, en cambio, es que ni el Gobierno central, primero, ni la Junta de Andalucía, después, parece que hayan aprendido nada en este tiempo y todos los proyectos que se plantearon entonces cargados de buenas intenciones para aumentar las reservas hídricas de la provincia han caído en saco roto. Prueba de ello es que, después de tres años hidrológicos consecutivos en los que Málaga arrastra un importante déficit pluviométrico, no hay ni una sola infraestructura hidráulica de envergadura prevista a corto o medio plazo.

Un ejemplo flagrante de la inacción de las administraciones es el proyecto para aumentar la capacidad de almacenamiento del pantano que abastece a toda la Costa del Sol occidental. A pesar de que la Junta de Andalucía rechazó de plano este proyecto cuando asumió las competencias en materia hidráulica en 2005, un año después rectificó y anunció que retomaría la idea. Pero no fue hasta hace dos años cuando el Gobierno autonómico presentó ante el Ministerio de Medio Ambiente un anteproyecto en el que se incluía una alternativa al original que no obligaría a vaciarlo para hacer la obra tal y como se exigía en el que diseñó la extinta Confederación Hidrográfica del Sur (CHS). Con un presupuesto estimado de más 215 millones de euros, lo que se proponía era construir otra presa complementaria entre la actual y el viaducto de la autovía de la Costa del Sol occidental para almacenar unos 180 hectómetros cúbicos. Es decir, casi el triple de la capacidad actual del pantano de La Concepción que es de apenas 61,85 hectómetros cúbicos, motivo por el cual tiene que ser desembalsada recurrentemente y de forma paradójica cada vez que toca un invierno lluvioso.

A pesar de los reiterados intentos de este periódico para conocer el estado en el que se encuentra el estudio de viabilidad de esta infraestructura, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio ha dado la callada por respuesta.

Ese proyecto era uno de los diez que incluía el llamado Plan Málaga, diseñado por la extinta empresa estatal Aguas de la Cuenca del Sur (Acusur) para ampliar la capacidad de almacenamiento hídrico de la provincia en 1999 cuando las competencias estaban en manos del Gobierno central. De aquella ambiciosa iniciativa, únicamente se materializó la planta desalobradora de El Atabal en Málaga capital. Del resto no se sabe nada.

También cayó en el olvido la nueva conexión entre la Costa occidental y Málaga capital, un proyecto que permitiría transportar hasta 1.500 litros por segundo en ambos sentidos en caso de emergencia. Nunca se ha llegado ni siquiera a plantear.

El rechazo definitivo de los municipios del Guadalhorce para construir el azud previsto en Cerro Blanco echó por tierra, además, la posibilidad de aprovechar cada año 15 hectómetros cúbicos de los excedentes invernales del río Grande. El proyecto estaba incluso adjudicado cuando los alcaldes de la comarca, que habían firmado en agosto de 2006 un acuerdo con el Ayuntamiento de Málaga y la sociedad estatal Acuamed para hacer la obra, se opusieron por la presión que ejercieron los vecinos y los grupos ecologistas.

Tampoco ha habido intención ninguna en todos estos años en corregir los vertidos salinos que sufre el embalse del Guadalhorce, y que limitan los recursos hídricos para el riego de los cultivos de la zona y obliga a la planta de El Atabal a tratar la elevada salinidad para poder abastecer a la población de la capital. Y lo mismo ocurre con el proyecto de mejora de la red de riegos de esta zona, que comparten el canal principal para el abastecimiento de Málaga. Esas instalaciones se construyeron en los años 60 y desde entonces sólo se han parcheado, lo que ha motivado que en la actualidad se pierda más del 40% del agua que se vierte desde los pantanos del Guadalhorce. Los agricultores de la zona llevan años reclamando una solución para modernizar esta red obsoleta y optimizar el uso del agua, máxime cuando los tres pantanos se encuentran desde el mes pasado en prealerta por sequía.

El déficit en infraestructuras hidráulicas se aprecia en el hecho de que de los 1.200 hectómetros cúbicos de agua que la provincia dispone anualmente los pantanos sólo pueden regular 600, lo que pone en jaque a Málaga cada vez que llega un periodo seco. La historia reciente se ha encargado de demostrar que los 625 hectómetros cúbicos de capacidad que tienen los siete pantanos malagueños son más que insuficientes para almacenar el agua de lluvia de un año húmedo En 2010, por ejemplo, considerado el más lluvioso de la historia, hubo que desembalsar 365 hectómetros cúbicos en menos de tres meses para evitar que las presas se desbordaran por tanta agua. Si esa cantidad se traduce en agua consumida, sería equiparable a lo que la provincia entera gasta en unos seis años.

El nuevo Plan Hidrológico de la Demarcación de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas contempla una inversión de 1.300 millones de euros para las más de 90 infraestructuras previstas para un doble escenario temporal: el año 2021, en una primera fase, al que corresponden unos 420 millones de euros programados; y 2027, en la segunda, plazo al que se derivan las restantes intervenciones. Pero no todas se refieren al abastecimiento y muchas de ellas ya estaban incluidas en el anterior plan hidrológico correspondiente al periodo 2009-2015 sin que hasta la fecha se haya dado un sólo paso para ponerlas en marcha.

Entre las actuaciones que se incorporan en este calendario, y que ya formaban parte de las medidas anteriores, destaca la construcción de tres nuevas desaladoras. La de Fuengirola Mijas ya fue objeto de una adjudicación por parte del Ministerio de Medio Ambiente a mediados de 2008. Sin embargo, la obra nunca fue impulsada.

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