Málaga

Málaga reunirá a los mayores expertos mundiales en identificar productos

  • La tecnología de radiofrecuencia (RFID) es una de las más llamativas pues permitirá, por ejemplo, cobrar de una vez todo un carro de la compra pasando bajo un arco

Imagínese una escena muy típica de Navidad. Usted está en el supermercado y lleva el carro de la compra hasta arriba de productos. La fila que hay delante suya para pagar es enorme y la cajera emplea un tiempo que parece interminable en pasar el código de barras de cada producto. Eso sin contar lo que tarda cada cliente en sacar la cartera, la tarjeta de crédito, las monedas, el tique de descuento... Ahora imagine esta otra escena. Usted está en el mismo supermercado con el carro hasta arriba. Para pagar pasa por debajo de un arco y directamente le sale la cuenta en un papel. Sin esperas. Esto no será posible, según José María Bonmatí, consejero delegado de GS1 España, hasta dentro de cinco años, pero los investigadores ya están realizando las primeras aplicaciones de lo que se conoce como EPC (Electronic Product Code), un nuevo sistema que facilita la identificación de productos mediante un chip.

En estos momentos hay 200 investigadores en esta tecnología repartidos por todo el mundo y pertenecientes al prestigioso Instituto de Tecnología de Massachussets y las universidades de Cambridge, Adelaida, Keio, Fudan, Tokyo y St. Gallen. Anualmente se reúnen para conocer los últimos avances, aunque siempre en alguna de sus sedes. Entre el 1 y el 4 de abril, por primera vez en su historia, lo harán fuera de ellas. Y han escogido Málaga. El encuentro, que fue presentado ayer, tendrá lugar en el Palacio de Ferias organizado por la Asociación Española de Codificación Comercial y patrocinada por la Junta de Andalucía, el Ayuntamiento de Málaga, la UMA, el PTA y AT4 Wireless.

La misma aplicación del carro de la compra se puede hacer, por ejemplo, con un camión cargado de palés con miles de productos que tienen que ser registrados en un almacén. Bonmatí, uno de los mayores expertos en esta tecnología en España, señaló que aún hay dos inconvenientes para que los EPC sean una realidad completa. "En primer lugar es difícil bajar el precio del dispositivo y la etiqueta y, en segundo, el sistema tendría que estar totalmente implantado en todos los productos para que el resultado sea satisfactorio", apuntó.

Para que a las empresas les sea rentable instalar una etiqueta con chip en cada uno de sus productos, el precio unitario no podría superar los cuatro o cinco céntimos de euro. Fernando Hardasmal, subdirector de AT4 Wireless -una empresa malagueña especializada en radiofrecuencia-, afirmó ayer que, en determinadas aplicaciones, se ha conseguido fabricar etiquetas con un coste de 12 ó 13 céntimos de euro. "Es todavía un precio lejano a la demanda de las empresas pero no hay que olvidar que hace apenas unos años estaban a 60 ó 70 céntimos de euro. Ahora hay más demanda y eso abarata el coste, y esperamos que para 2008 ó 2009 pueda estar en esos cuatro céntimos", explicó.

El EPC tiene múltiples posibilidades ya que, además de las mencionadas, permite almacenar información de cada producto por lo que se puede conocer cuál ha sido el proceso de fabricación completo de un determinado artículo simplemente con ver los datos guardados en el chip. En España hay ahora 50 empresas que lo están sometiendo a pruebas principalmente en materia de logística, seguridad alimentaria, salud, identificación de animales o en los aeropuertos. De hecho, la firma malagueña Aertec trabaja en un sistema de identificación y control del equipaje en aeropuertos. Correos o Leche Pascual son los que están más adelantados.

Felipe Romera, director general del PTA, adelantó que la radiofrecuencia de identificación (RFID) "se va a disparar en el mercado" y precisó que el parque malagueño quiere ser una referencia mundial en este segmento. Traer a Málaga a los mayores investigadores del mundo es un buen paso.

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