La obesidad infantil aboca en la mayoría de los casos a sufrir esta enfermedad también en la edad adulta. Por eso, los especialistas reivindican la financiación pública de los fármacos que ya hay en el mercado contra la patología. Sostienen que así se evitarían muchas complicaciones y dolencias derivadas del exceso de peso, así como numerosas intervenciones de cirugía bariátrica (que es la que se realiza a las personas con obesidad mórbida).

En la actualidad se comercializan varios medicamentos para tratar la obesidad. Unos contra la no genética, que está aprobada para mayores de 12 años, y otros, contra la genética, autorizada para mayores de seis. Ninguno de los dos tipos está financiado por el sistema sanitario público, aunque en este último esa posibilidad está en estudio.

Se trata de fármacos que primero fueron aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) y luego por su homóloga europea (EMA). Son tratamientos inyectables que cuestan unos 300 euros al mes. En unos casos se administran de forma diaria y en otros, semanal. Su efecto provoca sensación de saciedad y por lo tanto quitan las ganas de comer.

El jefe de Endocrinología Pediátrica del Materno, Juan Pedro López Siguero, destaca que la financiación de estos medicamentos por parte del sistema público tendría varias ventajas. Por un lado, ayudarían a evitar la obesidad en edades adultas y por otro, contribuirían a su uso bajo un estricto control médico. Un aspecto importante este último para su correcta utilización y de cara a un seguimiento de potenciales efectos adversos.

Pero López Siguero aclara que estos fármacos no pueden administrarse por sí solos, sino que deben complementarse con ejercicio y cambios en los hábitos a la hora de comer: desde llevar una alimentación saludable hasta ingerir de forma lenta.

Según el estudio Aladín de 2019, en torno al 40% de los niños y adolescentes en España está excedidos de peso. De ese porcentaje, en torno al 15% tiene obesidad –que es un nivel más grave– y el resto sufre sobrepeso. Además, según los especialistas, durante la pandemia la situación empeoró debido a la menor actividad física y el mayor uso de los dispositivos móviles. Primero, por el confinamiento y luego, por le menor contacto social.