Málaga

Málaga es la provincia andaluza con más agresiones físicas a sanitarios

  • El protocolo Covid y el déficit crónico de las plantillas son los principales detonantes de los ataques

  • El Sindicato Médico apunta que el cumplimiento de las medidas contra el virus ha generado "un tipo específico de violencia"

Una concentración contra una reciente agresión en Málaga.

Una concentración contra una reciente agresión en Málaga. / M. H.

Málaga suma otro récord: ser la primera provincia andaluza en agresiones físicas a profesionales de centros sanitarios. Así se desprende de los datos del Servicio Andaluz de Salud dados a conocer este viernes por el Sindicato Médico (SMM). Además, esta organización ha advertido que el cumplimiento del protocolo Covid se ha convertido en detonante de ataque hacia estos trabajadores y que hay un sesgo de género ya que el 73% del total tienen como objetivo una mujer.  

Este domingo se conmemora el Día Nacional contra las Agresiones a los Sanitarios y según la organización sindical, son "una lacra difícil de erradicar". Desde el SMM se apunta que " ni las medidas establecidas con motivo de la pandemia de Covid-19 han servido para que los sanitarios, extenuados durante meses por la ingente labor realizada por el coronavirus, dejen de ser el objetivo de agresiones físicas y verbales por parte de los pacientes o sus familiares".

Según los datos aportados por el sindicato, el año pasado se registraron 186 agresiones en Málaga. De éstas, 132 fueron verbales y 54 físicas. Esta última cifra sitúa a la provincia a la cabeza de la comunidad autónoma, seguida de Sevilla que registra 43 físicas, 236 verbales y un total de 236. 

En el cómputo global sí se ha producido un descenso. En 2017 hubo en Málaga 222 agresiones, de las que 139 fueron verbales y 83 físicas (En Andalucía se registraron 1.115). En 2018 aumentaron a 309 a nivel provincial, con 228 y 81, respectivamente (En la región fueron 1.234). En 2019 volvieron a incrementarse en la sanidad malagueña con 327, de las que 259 fueron verbales y 68 físicas (En la comunidad ascendieron a 1.507). En 2020, la provincia notificó 186; con 132 y 54, respectivamente (En el territorio andaluz, el total fue 1.042).  

"Málaga ostenta el triste récord de ser, reiteradamente la primera en agresiones físicas y la segunda en ataques verbales", denuncia el Sindicato Médico provincial. Añade que, junto con Sevilla, Cádiz y Córdoba, son los territorios "más agresivos" contra los sanitarios. 

Las estadísticas reflejan un sesgo de género. El 73% de las agresiones son a mujeres y el 27% a profesionales varones. En Atención Primaria, el 47% son ataques contra facultativos. Más de la mitad de las agresiones -el 51,5%- tienen su origen den causas organizativas. "Este tipo de situacionesse han visto agravadas en la actualidad como consecuencia de la crisis del Covid-19, el déficit crónico y sistemático de las plantillas y el deterioro en la asistencia sanitaria", asegura la organización sindical.

El SMM señala además que si bien la pandemia ha minimizado el impacto de las agresiones, como contrapartida, las normas de seguridad para contener el virus han generado un tipo específico de violencia. "A los motivos que tradicionalmente desencadenaban un episodio de violencia, física o verbal, en una consulta, como la disconformidad con el diagnóstico del médico, el tiempo de espera hasta ser atendido o la exigencia de mayores explicaciones por parte del paciente o del familiar que le acompañaba, este año se suman factores relacionados con el protocolo Covid, como la negativa a mantener puesta la mascarilla o a respetar la distancia de seguridad o las restricciones y limitaciones impuestas en espacios o acompañantes", indica el sindicato aludiendo a un informe policial. 

Lo que la pandemia no ha cambiado es quién comete la agresión. En la mayoría de los casos, el agresor es un familiar o el acompañante, no el propio paciente. 

Ante esta realidad, el sindicato exige medidas primarias, secundarias y terciarias de prevención. Entre las primeras, urge a la adecuación de las plantillas, con un tope de 1.500 pacientes por cupo médico. "Se precisa un claro incremento de las mismas" para "evitar tiempos prolongados de espera para ser atendidos, que son el principal caldo de cultivo para una situación conflictiva". También demanda  la formación de los profesionales en el manejo de este tipo situaciones y la concienciación de los usuarios no sólo acerca de sus derechos, sino también de sus obligaciones y de las "limitaciones" del sistema sanitario.

Como medidas secundarias de prevención pide  cámaras de vigilancia en los pasillos y salas de espera -respetando la confidencialidad de los usuarios- y vigilantes en los puntos conflictivos. También consultas interconectadas, timbres antipánico y sistemas de alarma en los ordenadores, conectados con el resto de consultas y las fuerzas de seguridad. 

Por último, como prevención terciaria, insiste en el acompañamiento al profesional agredido, apoyo psicológico y sanciones ejemplarizantes para el agresor. En este sentido, el Sindicato Médico concluye: "Se precisa que el sistema judicial entienda que las agresiones a los sanitarios en el uso de sus funciones no son faltas, sino delitos de atentado a la autoridad"

  

 

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