Análisis

Un estudio 'suspende' a Málaga en materia de sostenibilidad social y ambiental

  • El Observatorio de Sostenibilidad radiografía las 52 capitales sobre la base de 59 indicadores y cuatro campos

  • El precio del alquiler y las zonas verdes contribuyen a una valoración negativa

Vista aérea del Centro y del resto de la ciudad.

Vista aérea del Centro y del resto de la ciudad. / Javier Albiñana (Málaga)

Las fortalezas de Málaga como ciudad sostenible se ponen en cuestión. Un informe elaborado por el Observatorio de la Sostenibilidad, organismo independiente formado por investigadores de diversos campos, sitúa a la capital de la Costa del Sol en el puesto 23 de las 52 capitales de provincia del país tras realizar una radiografía usando 59 indicadores diferentes en 26 temas y cuatro grandes bloques: económico, social, ambiental y de transparencia y cooperación.

La presencia de la ciudad malagueña está en un punto más o menos intermedio en términos generales, muy por debajo de Vitoria, que encabeza este particular listado, pero también de las que presentan peores condiciones: Las Palmas de Gran Canaria, Cádiz, Badajoz, Melilla y Ceuta. De los grandes bloques, Málaga solo está por encima de la media en el apartado económico (puesto 17) y de transparencia y cooperación (puesto 21), situándose en ‘números negativos’ en el caso del apartado social (32) y ambiental (31).

Para determinar el segmento social, los expertos encargados del informe toman en consideración parámetros relativos a la movilidad urbana, el acceso a la vivienda, la educación y la criminalidad, entre otros, mientras que en el apartado ambiental se toma como puntos de análisis los residuos, el ruido y el cambio climático.

Sin bien no existe un desglose en detalle de la situación de Málaga en todos estos campos, el Observatorio de la Sostenibilidad sí aprecia como déficit a tomar en consideración los problemas de acceso a la vivienda existentes en la capital de la Costa del Sol, una cuestión que se viene poniendo de relieve desde hace meses, y el tiempo medio que se emplea para llegar al trabajo.

Aunque el estado del acceso al alquiler de vivienda en la urbe malagueña es mucho mejor que en Barcelona, donde los arrendatarios tienen que destinar “un desmesurado 61%” de la renta a pagar la cuota mensual, en Málaga el porcentaje baja gasta 40% aproximadamente, formando parte del mismo grupo que otras urbes como Palma de Mallorca, Madrid, Las Palmas, Cádiz y Sevilla.

Este escenario desfavorable viene determinado, entre otras razones, por el componente turístico de la ciudad. El crecimiento exponencial en la llegada de visitantes registrado en los últimos años está detrás, en buena medida, de la aparición de una nueva modalidad de alojamiento extrahotelero claramente asentado en el entorno del Centro histórico.

La apuesta de muchos propietarios por rentabilizar sus viviendas mediante este formato ha derivado, de manera colateral, en una reducción importante en la oferta residencial en alquiler, así como un incremento de los precios de los arrendamientos.

En cuanto a los problemas de movilidad, los responsables del estudio inciden en que el tiempo que se invierte en el desplazamiento al lugar de trabajo “es un indicador muy claro de la eficiencia con la que se resuelve la necesidad de movilidad del público; un exceso de tiempo implica claros impactos negativos sobre la calidad de la vida del ciudadano”.

A excepción de las ciudades autónomas, ambas constreñidas en un territorio muy pequeño y donde el tiempo medio es inferior a un cuarto de hora, en el resto de capitales los desplazamientos requieren de tiempos mucho mayores. “La peor ciudad es Madrid, que supera la media hora, seguida por Barcelona, con 27 minutos, y 17 ciudades más con más de 20 minutos, entre las que se encuentran las mayores ciudades como Zaragoza, Valencia, Sevilla, Bilbao, Málaga, Alicante o Granada, entre otras”, se precisa el documento.

La situación de sostenibilidad ambiental es igualmente negativo, ocupando la posición 31 de un total de 52. Del conjunto de grandes ciudades, solo Barcelona, que se presenta en lugar 39, está peor valorada que la capital malagueña. Los datos recogidos en la Agenda Urbana 2017, correspondientes al ejercicio 2016, situaban la superficie de las zonas verdes existentes en la urbe en 4.369.158 metros cuadrados, lo que representaba en aquel entonces, para una población de 570.000 personas, una media de 7,67 metros cuadrados. Si bien se trata del mejor registro desde el año 1995 en adelante, sigue estando bastante lejos de los entre 10 y 15 metros cuadrados por habitante que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Frente a estos campos en los que es clara la necesidad de mejorar, el Observatorio valora la posición de Málaga en el segmento económico, en el que, principalmente, destaca las redes de transporte con las que cuenta la ciudad. “Este indicador valora la disponibilidad de las ciudades para conectar con otros mercados o sociedades, mercancías o pasajeros. Es decir la accesibilidad a medios de comunicación a larga distancia, autopistas, ferrocarril de largo recorrido, puertos y aeropuertos internacionales…”, expone, señalando que Málaga, junto a Madrid, Barcelona y Valencia se encuentran a la cabeza en esta materia.

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