Miles de malagueños deben costearse la fisioterapia por las demoras del SAS
El Colegio andaluz de estos profesionales confía en que la Consejería de Salud cumpla su compromiso de crear un servicio para esta prestación en “todos” los centros de salud
Faltan casi 1.500 fisioterapeutas en Málaga para alcanzar la ratio que aconseja la OMS
Málaga/Demoras de unos tres meses en el caso de patologías importantes como un ictus o de hasta un año para un dolor de cuello. Tener una dolencia que precise fisioterapia y esperar a ser atendido en el Servicio Andaluz de Salud (SAS) en realidad es “desesperar”, según reconocen algunos profesionales. Por eso, ante la tardanza para ser asistidos, miles de malagueños optan por acudir a clínicas privadas para recibir tratamientos que debería garantizarles la sanidad pública. La causa es el grave déficit de estos sanitarios en relación a la población, un problema de España, Andalucía y Málaga. “España está en el vagón de cola con respecto a Europa y Málaga es de las peores de España”, resume el presidente del Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía, Juan Manuel Nieblas.
En síntesis, los usuarios pagan la fisioterapia de su bolsillo o lo pagan con su salud. Porque aquellos que no pueden abonar los entre 30 y 50 euros que cuesta la hora de estos profesionales en la sanidad privada, llegan tarde al fisio de la pública. “Las demoras [en el SAS] son excesivas. Por eso muchos se costean la fisioterapia de su bolsillo en centros privados. Los que no tienen recursos y no les queda más remedio que esperar en la pública, a veces llegan con unas secuelas terribles porque su patología se ha agravado”, explica Nieblas.
El problema no es exclusivo de Málaga, ni es nuevo. Hace casi dos décadas que sindicatos, traumatólogos, fisioterapeutas y asociaciones de consumidores llevan denunciando la falta de recursos en relación con la población. En la provincia de Málaga hay unos 1.800 fisioterapeutas en total. De estos, apenas 187 pertenecen a la sanidad pública. El resto –que es la amplísima mayoría– desarrolla su actividad en el sector privado. “Estamos creando, sin quererlo, gente con discapacidad por no atenderla en su momento”, explica Nieblas. Se refiere a que la tardanza genera bajas y a veces casos de gran invalidez porque después de una operación no se presta la rehabilitación con la suficiente celeridad. De hecho, algunos traumatólogos se quejan de que hay intervenciones que salen bien, pero que debido a la tardanza en recibir fisioterapia, algunos pacientes no recuperan toda la movilidad que podrían.
Hace casi un año, CSIF denunció que faltaban 1.496 fisioterapeutas en el SAS para alcanzar la ratio aconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). A finales de 2020 fisioterapeutas, estudiantes de la carrera y pacientes protagonizaron una protesta inusual: se concentraron precisamente para denunciar las carencias en este aspecto. Entonces, acusaron a la Junta de Andalucía de “fabricar” discapacitados porque las “listas de espera inasumibles” condenaban a muchos pacientes a la dependencia.
Desde entonces, la situación ha variado poco. Nieblas admite que en los últimos años, la Junta de Andalucía aumentó la cifra de fisioterapeutas en la sanidad pública. “Pero el número es absolutamente insuficiente”, agrega. Según datos de CSIF, desde 2018 a 2021 se han incorporado al SAS en toda la comunidad 80 fisioterapeutas (14 de promoción interna y 66 de acceso libre).
Nieblas explica que todos los hospitales públicos de la provincia –incluidos los comarcales– tienen un servicio con un equipo de fisioterapeutas. Sin embargo, muchos centros de salud carecen de estas instalaciones. Por cada zona, hay algunos que centralizan la prestación. Por ejemplo, el de Puerta Blanca, agrupa la atención para varios ambulatorios de Carretera de Cádiz. El problema es que como hay déficit de profesionales, las listas de espera se eternizan.
Por eso, Nieblas reivindica y confía en que se cumpla el compromiso del anterior consejero de Salud, Jesús Aguirre, de que se pondría en marcha un servicio de fisioterapia en cada centro de salud. Una manera de acercar la atención a los pacientes y descargar los servicios que ya están en funcionamiento. La recién designada consejera de Salud, Catalina García, era viceconsejera con Aguirre, por lo que Nieblas cree que se respetará ese compromiso. “No es ético que por un dolor lumbar una persona tenga que esperar seis meses. Porque si tiene un poquito de dinero, se busca la vida en la privada pagándolo de su bolsillo. No se puede permitir que por las listas de espera interminables, la gente termine en la sanidad privada”, insistió.
Un modelo de derivación que agrava las demoras de la atención
Los recursos de fisioterapia en la sanidad pública son deficitarios. Pero, además, el modelo para que un paciente reciba esa atención no ayuda a que sea una asistencia ágil. Primero el enfermo tiene que ir a su médico de cabecera, que lo deriva al médico rehabilitador o al traumatólogo. Son estos facultativos los que a su vez le abren la puerta para que lo vea el fisioterapeuta. Así que entre la primera derivación y la segunda, se alargan las demoras. Hasta un año en casos menos graves, según el Colegio de Fisioterapeutas de Andalucía. Por eso, desde esta organización se aboga por el modelo que se aplica en otros países de Europa y en el que el médico de cabecera puede derivar directamente al fisioterapeuta.
Atención al Covid persistente, una nueva demanda en las consultas
A la larga lista de patologías que tratan los fisioterapeutas –que van, entre otras, desde dolencias traumatológicas, neurodegenerativas o postquirúrgicas– se suma también el coronavirus. La pandemia genera una nueva demanda de personas que precisan rehabilitación: la de pacientes de Covid ingresados durante semanas en las UCI y, especialmente, la de enfermos que presentan Covid persistente. Por éste se entiende la presencia de síntomas recurrentes que se mantienen en el tiempo, generalmente varios meses después del contagio. Sea por Covid persistente o por la permanencia en unidades de Cuidados Intensivos durante periodos prolongados, hay pacientes que tienen problemas en la marcha y el equilibrio, entre otros trastornos. Estos enfermos se suman a la demanda prepandemia. De modo que los fisioterapeutas son pocos y los pacientes cada vez más.
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