Málaga

María Teresa Campos: la periodista que fue mil veces malagueña

María Teresa Campos

María Teresa Campos / M. H. (Málaga)

María Teresa Campos se ha ido profesando su amor a Málaga. La ciudad que la acogió desde su más temprana infancia. Siempre se mantuvo cerca de sus raíces. No era demasiado extraño verla por las calles de capital: desde el paseo marítimo de Pedregalejo hasta aguardando en un balcón de la calle Larios a su amado Señor del Cautivo de la Trinidad. Ya hacía meses que su estado de salud, inmerso en un largo deterioro, apenas le permitía aparecer en público. Ni siquiera a través de la pequeña pantalla. El formato del que fue reina y que la catapultó a la fama. 

Pero toda historia tiene su comienzo. Y la suya arrancó bien pronto. Apenas había cumplido los 15 años cuando, a través de Radio Juventud de Málaga, prodigó su voz a través de las ondas por vez primera, en un programa que presentaba su hermano Paco. Un primer paso para una larga y fecunda carrera. 

Presentadora, locutora, divulgadora... Talento precoz, en suma, se formó en la aulas de la Universidad de Málaga, en concreto, en Filosofía y Letras, una enseñanza de la que no tantos saben, puesto que a la postre sería su carisma a raudales el que marcaría la escaleta de su vida. 

María Teresa Campos acabaría siendo uno de esos casos de persona polifacética, inmersa en mil ocupaciones y quehaceres distintos que adornarían el legado de una carrera no sólo extensa sino prolija, en absoluto parca en detalles y matices. Honores profesionales que le merecerían ser nombrada Hija Adoptiva de la provincia, en 2017, por la Diputación de Málaga. Y también al otro lado de la frontera del territorio malacitano: con la Medalla de Andalucía, la Medalla al Mérito en el Trabajo o varias Antenas de Oro y Premios Ondas. 

Llegaría a ser chica Hermida, por entonces el flequillo más popular de la televisión y junto al que todos los periodistas televisivos querían aparecer, para después marchar a la radio, donde acompañaría a otro transatlántico de la información, Iñaki Gabilondo. A la inmensa lista se unirían otros muchos nombres ilustres, pero por lo que más brilló  es por ser la reina de las mañanas. 

Aunque, más allá de programas y galardones, quizá una de las cosas por la que sea recordada Maritere, así es como la denominaban amigos y allegados, sea por la compañía que fue capaz de brindar, incluso con una pantalla o un micrófono de por medio, a aquellos que se sentían solos o desamparados en la intimidad de sus casas. 

En tiempos de la Transición realizaría un fugaz paso por la política, nada menos que en las primeras elecciones democráticas, al ir tercera en las listas del Congreso por Málaga del extinto partido Reforma Social Española (RSE). No saldría elegida, pero mantendría el pulso al servicio público e incluso leería un todavía hoy recordado manifiesto contra el golpe de Estado del 23-F. 

Los malagueños, pese a que ella en realidad nació en Tetuán, también pudieron verla pregonando su Feria a principios de siglo. Fue en 2001, cuando se dirigió a la ciudad con palabras de cariño: "Déjenme ahora que les diga unas cositas a mi tierra, que no siempre tiene una la oportunidad de cantarle", deslizaba antes de enumerar todo lo que le apasionaba de esta ciudad: "Boqueroncitos victorianos, biznagas, fandangos, verdiales, malagueñas, castañuelas...". "Málaga es una estrella caída un día que Dios se descuidó", relataba. 

María Teresa Campos nunca eludió mencionar su amor por la ciudad allá donde fuese necesario: estudios de radio, platós de televisión, tertulias rosas y, al cabo, en cualquier lugar en que se terciase llevarla por estandarte. Hasta que este martes de madrugada, en Madrid, la luz de esta periodista que fue mil veces malagueña se apagó. 

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