Un error en el Materno provoca que les cambien dos recién nacidos a sus padres

Uno de los momentos más felices de la vida de José Carlos Chicón y Marta Montes acabó convirtiéndose en una pesadilla. Tuvieron una niña llamada Naia en el Materno el pasado 30 de noviembre y, cuando se la llevaron a la habitación, comprobaron al cabo de cerca de dos horas que le habían entregado por error un niño. Fue la abuela del retoño la que se dio cuenta porque, al no encontrarle parecido con nadie de la familia ni con el hijo anterior de la pareja, le abrió el pañal y se encontró con la sorpresa. "Mi madre salió chillando a control diciendo que le habían cambiado al bebé, se montó un barullo y nos dijeron que nos tranquilizáramos, pero que era la primera vez que les había pasado en 40 años", explica Marta a este diario.

Esta joven se puso de parto el viernes 29 de noviembre y se dirigió al Materno. Las cosas ya empezaron mal porque, según comenta, "no tenían camas disponibles para ingresarme ni monitores, que tuvieron que traer de la sala de consultas". Al final se solucionó el problema e ingresó a las 0:00. Tras varias horas, los facultativos le practicaron una cesárea y la niña nació a las 11:20 del sábado. "Me la enseñaron cinco segundos al nacer, me mandaron a recuperación y a la niña, supuestamente, al nido", explica. José Carlos no pudo entrar al haber sido una cesárea, pero unos minutos después le enseñaron un bebé a él y a sus familiares diciéndole que era Naia. No podía pensar ni por asomo que era un niño que había nacido en otra cesárea un cuarto de hora después, pues venía con el nombre de Marta en la pulsera identificativa.

Hacia las 14:00, llevaron a Marta a la habitación y a la supuesta niña. "La vi rara porque no se parecía a la que me enseñaron en el paritorio pero fue todo tan rápido que pensaba que habría podido cambiar algo", relata. De hecho, durante casi dos horas estuvo en la habitación con ellos e incluso Marta le dio el pecho "y hasta le saqué fotografías para enviárselas a mis amigos en Asturias".

A lo largo de este tiempo tanto los padres como los familiares comentaban que la niña no se parecía a ellos ni a su hermano, que tiene cerca de tres años, pero intentaban buscarle semejanzas. Hasta que le abrieron el pañal y descubrieron el error. "La suerte fue que cambiaron una niña y un niño, porque si llegan a ser dos niñas me la llevo a la casa y nunca me hubiera enterado de que no era mi hija", afirma José Carlos aún con el rostro perplejo pese a que han transcurrido diez días del hecho.

La tensión fue máxima durante, según narran, los 20 minutos que tardaron en encontrar a Naia y llevársela. "Pensé en los bebés robados y hasta que hubiera habido fallos en la ecografía durante el embarazo y hubiera tenido un niño en lugar de una niña, pero eso no podía ser porque yo además vi a una niña tras la cesárea", indica la madre.

Durante ese tiempo, Naia estuvo, según le dijeron las enfermeras, en el nido porque no se les pudo entregar a la otra pareja porque la mujer, a la que Marta había conocido en la sala de recuperación, tuvo complicaciones en la cesárea y se retrasó su regreso a planta.

"Subieron dos pediatras a pedirnos disculpas. Nos dijeron que habían puesto a los dos bebés en una misma cuna del nido para hacerles las pruebas y que se equivocaron al poner las pulseras", señalan. No obstante, el lunes 2 de diciembre "vinieron dos altos cargos del Materno y nos dieron otra versión. Nos dijeron que había fallado el protocolo y que no estaban en la misma cuna sino en la misma habitación y se equivocaron", añaden.

Fuentes oficiales del Materno reconocieron ayer el error cometido y señalaron que "tanto los neonatólogos como la dirección del centro informaron a los padres y ofrecieron disculpas". De hecho, subrayaron que "el centro ha llevado a cabo un análisis para conocer las causas que produjeron este evento adverso y mejorar el procedimiento de identificación". No obstante, el hospital destacó que, además de la pulsera, cotejan la identidad del recién nacido con una muestra de sangre y la comprobación de las huellas de la madre y el bebé.