Médicos descubren que los fármacos contra el infarto recuperan la visión

Málaga

En el estudio participan investigadores del Carlos Haya, la Universidad de Málaga, el Hospital Monte Sinaí de Nueva York, la Fundación Jiménez Días e Imabis

El oftalmólogo Antonio Alcalá Malavé, ayer, en su consulta.
El oftalmólogo Antonio Alcalá Malavé, ayer, en su consulta.
Leonor García / Málaga

25 de noviembre 2009 - 01:00

Perder calidad de visión es un aviso de riesgo cardiovascular. El estudio que llegaba a esta conclusión científica ya obtuvo en 2007 el premio nacional de Cardiología. Pero el investigador distinguido por aquel trabajo, el oftalmólogo malagueño Antonio Alcalá Malavé, siguió desde entonces tratando de descifrar más relaciones entre la vista y el corazón. Ahora -junto a otros facultativos de Nueva York, Madrid y Málaga- ha hecho un nuevo descubrimiento: que los fármacos para prevenir el infarto (la pravastatina) mejoran la visión.

"La pravastatina se prescribe para bajar el colesterol y evitar la muerte por infarto, pero hemos comprobado que existe otra utilidad, que es la de recuperar la visión", explica Alcalá Malavé. Durante el estudio se analizaron 131 pacientes con el colesterol alto. A un grupo se le sometió durante tres meses a la dieta que recomienda la Asociación Americana del Corazón para reducir esos niveles. Los investigadores constataron que descendía su colesterol y experimentaban una mejoría en su calidad visual, algo que se midió con una prueba oftalmológica llamada campimetría computerizada.

A otro grupo se le trató con la dosis de pravastatina que a nivel mundial se utiliza para la prevención del infarto. La recuperación de la visión era muchísimo mayor que con la dieta. Alcalá Malavé resume: "Hemos descubierto que [con los fármacos] se pueden matar dos pájaros de un tiro al solventar los problemas de visión y prevenir el infarto". El oftalmólogo malagueño es el investigador principal. Pero además, en el estudio participan profesionales del Hospital Monte Sinaí de Nueva York (Michael Farkouh), de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid (Jesús Egido), de la Facultad de Medicina de Málaga (Antonio Alcalá y Teresa Téllez), de Medicina Interna del Hospital Carlos Haya (Ricardo Gómez-Huelgas y Sergio Jansen) y de la Fundación Imabis (Olga Pérez).

El trabajo -publicado en la revista Atherosclerosis- arriba a una segunda conclusión: que para tratar el riesgo cardiovascular la dieta no es suficiente, sino que se necesita administrar el fármaco porque aunque entre un tratamiento y otro no hay una gran diferencia cuantitativa a la hora de rebajar el colesterol, hay una importante diferencia cualitativa en los resultados.

Y otro efecto secundario positivo de la medicación para prevenir el infarto -aparte de recuperar la visión, que también se desconocía hasta ahora y que ha sido desvelado por el estudio- es que baja la tensión ocular. La tensión del ojo es una de las causas más frecuentes de ceguera. El problema es que no da síntomas y avanza sin que en la mayoría de los casos el paciente lo sepa. Muchos enfermos no logran controlar la patología con gotas, con lo que la investigación de los facultativos malagueños abre una opción terapéutica.

En síntesis, los fármacos contra el infarto tienen un triple efecto beneficioso: el conocido, de prevenir la patología que causa más muertes en el mundo desarrollado y dos no descritos hasta ahora, de mejorar la visión y reducir la presión ocular. El trabajo también demuestra que la campimetría computerizada -una prueba oftalmológica indolora y que se hace en unos ocho minutos- "sirve para chequear en vivo la eficacia terapéutica de dietas y fármacos", según afirma el oftalmólogo malagueño que lo ha coordinado.

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