El colegio Intelhorce, que lleva cuatro cursos desplazado de su barrio y reubicado en el Tarajal a la espera de la construcción de un nuevo edificio, solo ha recibido 6 solicitudes de escolares de 3 años para ingresar en el centro el próximo año. Además de los que terminan Primaria, otra decena de familias ha pedido el traslado por lo complicado que resulta para la conciliación el estar a tres kilómetros de sus casas. Así, de los 111 alumnos que tenía hace cuatro años, el centro se va a quedar con unos 70. Los problemas de infraestructuras están vaciando a este colegio. A otros les ha afectado la caída de la natalidad o los cambios demográficos en el distrito. Por distintas razones, casi medio centenar de colegios públicos de Infantil y Primaria, la mitad de los existentes, han recibido entre 16 y 1 sola solicitud para el curso que viene. 

En la ciudad de Málaga hay un centenar de colegios públicos de Infantil y Primaria repartidos en sus 11 distritos. De ellos, un total de 44 centros, a los que hay que añadir dos escuelas infantiles que solo cuentan con el segundo ciclo de estas enseñanzas, y ocho colegios concertados, han tenido una decena y media de peticiones de escolarización o menos para niños de 3 años de cara al próximo mes de septiembre.

Según las cifras aportadas por la Delegación Territorial de Desarrollo Educativo en Málaga, los colegios concertados Los Gámez y La Ciudad de los Niños solo han contado con una petición cada uno en el proceso abierto durante el mes de marzo. Dos ha tenido la escuela infantil Tiro de Pichón. Los colegios públicos de Infantil y Primaria con menos demanda son Ángel Ganivet, en Mangas Verdes, que ha tenido tres solicitudes, el CEIP Pedro Salinas, en el Puerto de la Torre, también con tres y con cuatro, los centros Pablo Neruda, en el polígono El Viso, José María Hinojosa en Héroes de Sostoa y Jábega, en la barriada de La Luz. 

Miguel de Cervantes, La Biznaga, Antonio Gutiérrez Mata, Salvador Rueda, Intelhorce y Cupiana son los siguientes en la lista. El primero de ellos solo ha reunido 5 solicitudes de alumnado de 3 años y el resto, seis, muy lejos de la ratio máxima establecida para estos grupos, que es 25 alumnos por aula. "Estar desplazados tanto tiempo está siendo un desierto demasiado largo porque cada vez tenemos menos niños", comenta Juan Carlos Gutiérrez, director del colegio Intelhorce. 

Pancarta colocada en el edificio cerrado del colegio Intelhorce.

Para el director de este colegio, que al menos deberá aguantar dos cursos más en esta situación si las previsiones de la Consejería de levantar un nuevo edificio se cumplen, las consecuencias son claras. "El estar aquí tanto tiempo está ocasionando que algunos alumnos se estén yendo y otros estén dejando de venir, es un servicio público que se le ha quitado al barrio", lamenta. Algunas familias, las que tienen vehículo propio y disponibilidad para trasladarlos, se están marchando a Los Prados o al CEIP María Zambrano. 

El colegio Intelhorce pertenece a la comisión de escolarización de Campanillas. El secretario de dicha comisión, Ramón Durán Jiménez, director del colegio Francisco de Quevedo, apunta que "hay un descenso generalizado de solicitudes, ha ocurrido en todos los colegios de la zona". Asegura que no es nuevo, que "viene ocurriendo en los tres últimos años, el año pasado tuvimos unos números muy parecidos a los de este año, sobran plazas en todos los colegios de Campanillas".

Indica Durán Jiménez que "todos los solicitantes van a ser admitidos en su centro, salvo en el Francisco de Quevedo, que van a quedar unas cuantas familias fuera porque hemos perdido una unidad de tres años, hemos ofertado solo 25 plazas, se ha decidido así debido a los números que se vienen dando". Campanillas, que ha sido barrio dormitorio de la ciudad, llenó de niños sus colegios con las urbanizaciones de la zona del Brillante y sus centros fueron bastante demandados en otros tiempos. Hasta el punto de tener que hacer sorteo. 

"Entendemos que hay una bajada de natalidad y que, además, se trata de una disminución de alumnado coyuntural, sobran muchas plazas en toda la zona", apunta el secretario de la comisión de escolarización de Campanillas. Aunque también cree que la tendencia cambiará al alza cuando se entreguen las promociones de viviendas que se están construyendo en el barrio. Mientras tanto, "somos centros públicos y estamos para ofertar el servicio necesario, si ahora se estima que sobran plazas es lógico que quiten algunas unidades de la oferta", agrega. 

Una clase del colegio Manuel Altolaguirre, en Palma-Palmilla.

En la zona de Teatinos, colegios públicos más antiguos como Gandhi y Luis Buñuel también entran en la lista de los menos demandados, el primero con ocho solicitudes y el segundo con 13. El Práctica Nº1, en plena plaza de la Constitución, dará la bienvenida a ocho niños de primero de Infantil. También en la Málaga más céntrica, el CEIP Cristo de Mena, en El Perchel, ha sido demandado por ocho niños de 3 años.  

En el listado aportado por la Delegación de Desarrollo Educativo se encuentran ocho centros concertados, entre ellos la Sagrada Familia - ICET de El Palo, con ocho peticiones para escolares de primer ingreso, es decir, de 3 años, Divina Pastora y Alfonso X, ambos con 9 solicitudes, el colegio Lope de Vega, cerca de la calle Mármoles, con 13 y Cristo Rey, entre Ciudad Jardín y La Palmilla, con 15. 

Menos demanda en los centros de zonas vulnerables 

Otros que tienen poca demanda son los que se encuentran en zona de transformación social y que atiende a población más vulnerable, como es el caso del María de la O, en Los Asperones, con nueve solicitudes, Doctor Gálvez Moll en Palma-Palmilla con once, Manuel Altolaguirre, también en Palma-Palmilla con 13 y el Severo Ochoa, junto a La Corta, con 15. 

En el caso del CEIP Manuel Altolaguirre también le ha pasado factura los problemas arquitectónicos del edificio, el cierre del pabellón de Infantil en diciembre y la reagrupación de los alumnos en el edificio de Primaria, también con problemas de grietas que necesitan una obra de envergadura que acometerán en el verano. "La situación de la infraestructura algo nos ha afectado", explica Miguel Ángel Muñoz, director del centro. Pero también la bajada de la natalidad, apunta, y que todavía están a la espera de algunas familias que se marcharon por el Ramadán.