Málaga

El Metro de Málaga, quince años después, casi toca el Centro

  • La obra de la infraestructura cumple años con la vista puesta en alcanzar la Alameda a finales de 2022

Uno de los trenes del Metro de Málaga a su paso por el trazado en superficie de la Universidad.

Uno de los trenes del Metro de Málaga a su paso por el trazado en superficie de la Universidad. / Javier Albiñana

Quince años después, el Metro de Málaga afronta el reto final de tocar el Centro. En plena adolescencia el mayor proyecto impulsado en las últimas décadas en la capital de la Costa del Sol sigue descontando días en una larga cuenta atrás, iniciada un 6 de junio del año 2006. Esa jornada se dio el pistoletazo de salida a una obra sin fin, que aún hoy tiene ante sí un largo camino por recorrer.
La maquinaria que encendió sus motores en el entorno del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena sigue activa quince años después. Y, de no volver a torcerse los renglones sobre los que se escribe la historia de esta obra, lo seguirán estando al menos hasta los últimos meses de 2027, cuando, según las previsiones oficiales, los trenes harán su llegada triunfal a las puertas del futuro tercer hospital
Mucho antes, la infraestructura se mueve en un escenario cierto, tangible después de haberse instalado durante años en una zozobra continua. Ahora acorta la distancia que separa la estación El Perchel, junto a Renfe, de la parada término dibujada en el lateral norte de la Alameda. Apenas un kilómetro de recorrido en el que los obreros llevan instalados desde hace más de una década.
Interior del túnel del Metro de Málaga. Interior del túnel del Metro de Málaga.

Interior del túnel del Metro de Málaga.

Una pieza reducida de la geografía municipal pero que representa de manera fiel la tortura en la que llegó a convertirse para la ciudad la construcción del suburbano. Retrasos sin fin en un calendario que marcaba como fecha inicial de inauguración el mes de febrero de 2009. La apertura oficial, y solo de una parte del recorrido, no tuvo lugar hasta finales de julio de 2014, más de cinco años después. 
La imposibilidad de cumplir con los compromisos temporales pactados con los socios privados, ahora dos fondos de inversión de origen francés, se deja sentir de manera apreciable en las cuentas anuales de la Junta de Andalucía. La inclusión del denominado periodo transitorio en el contrato que vincula a las dos partes obliga a las arcas autonómicas a desembolsar del orden de 70 millones de euros anuales, una cuantía que, de acuerdo con los números oficiales, irá creciendo hasta que el ferrocarril urbano completo su recorrido hasta la zona norte. 640 millones serán los que costará el funcionamiento del Metro hasta llegar a ese momento.
Unos valores económicos que contrastan con la demanda real de viajeros que desde mediados de 2014 hacen uso de sus trenes. El acumulado en este intervalo de tiempo supera los 36 millones de usuarios. Para contextualizar adecudamente la cifra sirva decir que los cálculos realizados tanto por la concesionaria como por la propia Administración regional sitian en unos 21 millones de pasajeros anuales la demanda objetiva necesaria para garantizar el equilibrio económico financiero del proyecto.
Y qué decir del coste final de una infraestructura cuya ejecución fue adjudicada a finales de 2004 por unos 360 millones de euros y que, en el mejor de los casos (incluyendo el tramo soterrado hasta el Civil), acabará superando los 900 millones. Esto es lo mismo que multiplicar por 2,5 el valor que sirvió de referencia.
Las taras de este proyecto adolescente, cuya dimensión es a todas luces mayúscula, son evidentes e imborrables. Pero avanzado el camino, su crecimiento afronta una etapa decisiva que deberá permitirle reencontrarse con la ciudad, tanto tiempo afectada por su construcción. Los hitos, como es razonable en todo proceso ascendente, se acumulan, como demuestra el fin de excavación del túnel completo y la próxima culminación de toda la infraestructura del paso soterrado. 
Actualmente, según las cifras de la Agencia de Obra Pública, hay desplegados del orden de 200 operarios en los dos tramos últimos del puzzle en construcción: Renfe-Guadalmedina y Guadalmedina-Atarazanas. Obreros que se afanan en las tareas de finalización de este gran mecano que es el Metro, en el que las tareas de arquitectura de las estaciones se suman a la colocación de la catenaria y, de manera inminente, de las vías por las que deambularán los trenes.
 
El salto cualitativo y cuantitativo de saltar de El Perchel al casco urbano es exponencial. Será en ese momento cuando el ferrocarril urbano podrá mostrar su verdadero potencial. Restan aún algunos meses para que ello ocurra. En concreto, según el cronograma pactado con las empresas privadas, unos 17 meses. Noviembre de 2022, ese es el marco temporal señalado en el calendario. Solo queda contar los días.

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