Málaga

El Metro en El Perchel, tres años en el infierno

  • La obra, que iba a durar poco más de un año, deja tras de sí el cierre de decenas de comercios

Poco más de un año iba a durar el calvario para los comerciantes y vecinos de Callejones del Perchel. Pero la travesía ha sido mucho más duradera, más alargada en el calendario, al punto de que pasan ya tres años desde que los primeros obreros del Metro de Málaga aparecieran por primera vez con sus cascos y chalecos reflectantes. El 28 de enero de 2010. Ese fue el día en que los negocios abiertos alrededor de esta vía, puerta de entrada al centro desde las estaciones de trenes y autobuses, comenzaron a vivir su particular infierno. Hoy, de los alrededor de 35 espacios comerciales existentes, una veintena luce carteles de cerrado o carece de actividad alguna.

Este es el peaje inevitable de unos negocios enfrentados a una doble crisis, la económica, que a todos afecta, y la derivada de una calle cortada al tráfico desde el inicio mismo de los trabajos. Aspecto que se extenderá, previsiblemente, hasta el próximo mes de abril, según las últimas previsiones manejadas por la Consejería de Fomento.

Pocos son los que aguantan y siguen respirando tras tan intenso colapso. Y los que hay miran al horizonte con desconfianza, aunque con la sensación de haber pasado lo peor. "Son tres años y medio si se tiene en cuenta cuándo pusieron las vallas en el tramo", recuerda Rosario Fernández, gestora de un puesto de loterías.

"Todo ha sido tan largo que cuesta llegar al final", explica la propietaria de una panadería de la zona, María Aival, que con la mejor de las intenciones manda un mensaje a modo de consejo a los comerciantes del centro. "Pobres comerciantes y vecinos de la Alameda como tengan que hacer el Metro bajo tierra; si aquí han estado tres años, veo abierta en canal la Alameda por lo menos seis", sentencia. Un temor que coincide con el que vienen exponiendo desde hace algunos meses los responsables de la Consejería de Fomento, partidarios de atravesar este eje de la urbe en superficie. "A mí como si quieren poner un teleférico en esa zona, pero si yo estuviera en la Alameda me lo pensaría", apostilló.

Tras 16 años con el negocio abierto en Callejones de Perchel, María asegura que cuando acometieron los trabajos sabía que una obra de esta dimensión nunca acaba tardando lo que se dice, pero "no imaginaba que se iban a llevar tres años". "Ha sido una calle cortada al tráfico desde el primer momento, con lo que eso conlleva; Callejones era una calle con mucha vida", añadió. Pero el principal desconsuelo de esta comerciante no está directamente vinculada con los plazos de la obra. "Lo que no me esperaba es que me mintieran tanto".

Alude con ello a los constantes movimientos de calendario aportados por los responsables del proyecto, en muchas ocasiones sin que se aportase información adecuada a los afectados. Sobre ello, algunos comerciantes recuerdan que hasta prácticamente el día antes de que se parasen las obras por el impago de la Junta a la empresa constructora, los anteriores responsables de la intervención negaban problemas de financiación. "Me vine a esta zona seis meses antes de que empezasen los trabajos", cuenta Rosario Fernández, que admite que de haber sabido lo que iba a ocurrir no hubiese dado el paso. Le tentó que por Callejones pasaba muchísima gente, tanto peatones como a bordo de los vehículos. "Esto me ha buscado la ruina", añade.

El malestar acumulado durante el transcurrir de las obras, en el que ha sido constante la anulación de las previsiones temporales, llevó a los pocos comerciantes que sobrevivían en la zona a salir a la calle y cortar el tráfico con sus protestas. El cambio de responsables al frente de la Consejería de Obras Públicas, cuya denominación es ahora de Fomento, permitió reactivar el proyecto. Las inyecciones económicas posibilitaron que los obreros volviesen a los tajos y que las brochas de los arqueólogos continuasen con su labor.

Lo que sí se constata hoy, a diferencia de lo que sucedía en mayo del año pasado, cuando el tajo quedó vacío y sin sonido de motores, es que la obra avanza. La pasada semana los obreros culminaron la losa de cubierta del futuro túnel del suburbano, localizada en las inmediaciones de la muralla nazarí. Tras este paso, la previsión es que se extienda la capa de relleno y del firme en la calzada, en la idea de que en abril la vía vuelva a ser abierta a la circulación rodada.

Mientras, en la Glorieta Albert Camus, los arqueológos siguen siendo protagonistas absolutos de los trabajos. A la luz del día, son numeras las reminiscencias halladas, al punto de que las excavaciones han sacado a la superficie parte de la ciudad musulmana, que puede datar del siglo XIV, aproximadamente. Un hecho que supone una novedad importante, ya que implica que la extensión de la urbe era mayor de lo que se pensaba.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios