El Metro alcanza su noveno año sin resolver las dudas de su terminación
Tras arrancar los trabajos el 7 de junio de 2006, la infraestructura tiene aún que culminar su llegada al entorno de El Corte Inglés, a finales de 2016; y al centro y al Civil, a finales de 2017

El Metro de Málaga acaba de alcanzar su noveno aniversario sin despejar los interrogantes abiertos para su llegada al centro histórico, pendiente aún de las autorizaciones municipales, y al entorno de los hospitales Materno y Civil, tramo cuyo proyecto constructivo está en proceso de redacción. La hoja de ruta impulsada el 7 de junio de 2006 con el arranque de los trabajos de construcción en la zona del Martín Carpena se mantiene incompleta y jalonada de un sinfín de modificados y retrasos, que dejan patente una alteración más que significativa en los costes de la infraestructura (de 403 millones se pasa a una estimación de 800), su explotación comercial (con un coste medio de unos 70 millones anuales) y los calendarios de puesta en servicio (de febrero de 2009, completo; a julio de 2014, parcial).
La referencia más próxima en el tiempo se remonta al 30 julio del año pasado, cuando el nuevo medio de transporte inició su servicio comercial con un recorrido sensiblemente inferior al originalmente planificado. Desde el Martín Carpena es factible llegar hasta el campus universitario de Teatinos, pasando previamente por el intercambiador de El Perchel. Esta especie de itinerario en V invertidaqueda sensiblemente alejado del entorno del casco antiguo, principal punto atractor de los potenciales usuarios del suburbano.
A la espera de conocer en detalle el comportamiento de los pasajeros en el primer ejercicio de explotación, los datos que se manejan en el seno de la Consejería de Fomento dibujan el cumplimiento de las expectativas, en la idea de rozar los 5 millones de usuarios en el primer año completo de funcionamiento. Las cifras de pasajeros se dispararán una vez los trenes puedan alcanzar la estación Guadalmedina, en las cercanías del centro comercial El Corte Inglés, algo que se prevé para finales de 2016 (actualmente el tajo Renfe-Guadalmedina está parcialmente en obras), y, en un segundo paso, para finales de 2017, la Alameda Principal (donde se ubicará la estación Atarazanas) bajo tierra y, en superficie, la zona del Civil. Una vez completado el puzzle, los cálculos apuntan a unos 20,5 millones de viajeros anuales.
Pero para alcanzar estos hitos aún resta una travesía marcada por la incertidumbre. En lo tocante al tramo de El Perchel, aún está pendiente de confirmación los modificados de la obra reclamados por Grupo Ortiz, empresa adjudicataria, y de los que la Agencia de Obra Pública de Andalucía acepta un valor de 17 millones de euros, frente a los 32 millones que demanda la firma constructora. Esta circunstancia, no obstante, no afecta a día de hoy (sí lo hizo un año atrás) el desarrollo de los trabajos, que una semana atrás tuvo como protagonista la excavación del túnel bajo la muralla nazarí a localizada en la traza.
La llegada del Metro al centro y a la zona norte es la que más interrogantes genera. En el primero de los casos porque la adjudicataria de la construcción de los 295 metros de túnel entre el río Guadalmedina y la futura estación Atarazanas, una unión temporal integrada por Acciona y Sando, sigue pendiente de que el área de Movilidad autorice los desvíos de tráfico previos a los desvíos de servicios afectados y a la entrada de las máquinas pantalladoras en el lateral norte de la Alameda.
El concejal de Movilidad, Raúl López, insistía ayer en que los técnicos del área "están trabajando para que la autorización esté lo antes posible". La documentación completa está en manos municipales desde principios de la semana pasada, así como la petición del permiso para poder acometer la obra civil previa en dos puntos alejados del centro: la calle Gutemberg y la zona de Arroyo de los Ángeles. Ambos espacios forman parte del plan de desvíos de tráfico. Sin embargo, por el momento el Ayuntamiento tampoco da luz verde a estas actuaciones.
El desbloqueo de esta cuestión es clave para que el Metro pueda cumplir los plazos acordados a finales de 2013 con la concesionaria de la explotación, una alianza encabezada por FCC, y el Banco Europeo de Inversiones, que fija la llegada a este punto a finales de 2017. Todo lo que sea superar esa previsión podría incrementar los costes propios del funcionamiento del suburbano. Un mantenimiento que roza en la actualidad los 70 millones de euros de media anual.
Mayor es la duda que pesa sobre el recorrido en superficie al Civil. La previsión que se maneja en el seno de Fomento es que el documento técnico podría estar culminado en las próximas semanas, lo que abriría la puerta a la licitación de los trabajos de ejecución a finales de este mismo ejercicio o principios de 2016. A partir de ahí, a la espera de los ajustes necesarios, del orden de año y medio o dos años de intervención. Tiempo justo para, siempre que no surjan inconvenientes, alcanzar el escenario deseado del último tercio de 2017.
En cualquier caso, la ausencia o no de obstáculos en esta cuenta atrás dependerá muy mucho de la posición final del alcalde que sea designado el próximo sábado en el Pleno de investidura del Ayuntamiento tras los comicios locales del pasado 24 de mayo. Lo conocido hasta la fecha, por lo expresado a lo largo de la campaña electoral, es que el actual alcalde en funciones y candidato a la reelección, Francisco de la Torre, no parece ser partidario de cumplir el compromiso que él personalmente firmó y que modificaba el modelo del Metro. Tanto es así que ha llegado a condicionar el favor municipal a la infraestructura en superficie a que los vecinos se pronuncien conforme a la misma. En caso contrario, el Consistorio se opondrá a la misma. Un planteamiento negativo en el que, a priori, parece contar con Ciudadanos, formación clave en la elección del próximo mandatario municipal y en la creación de acuerdos que den estabilidad al próximo mandato.
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