Obituario

Muere el arqueólogo Cecilio Barroso, descubridor de la Cueva del Boquete de Zafarraya en Málaga

Cecilio Barroso, fotografiado en el verano de 2018.

Cecilio Barroso, fotografiado en el verano de 2018. / Juan Ayala

El arqueólogo y doctor en Paleontología Cecilio Barroso ha muerto a los 68 años este sábado en el municipio malagueño de Rincón de la Victoria, donde estaba afincado, según ha confirmado el profesor de Genética de la Universidad de Málaga (UMA) Enrique Viguera.

Gran impulsor de la investigación en la Cueva del Ángel de Lucera, que asemejaba en importancia a Atapuerta, Barroso era presidente de la Fundación Instituto de Investigación y Evolución Humana. En 1979 descubrió la cueva del Boquete de Zafarraya, en Málaga y, cuando todavía era estudiante en la Facultad de Letras de Málaga, halló las representaciones pictóricas de barcos más antiguas del Mediterráneo hasta la fecha, en un abrigo rocoso de Jimena de la Frontera (Cádiz). 

Sobre la cueva del Boquete de Zafarraya, localizada en Alcaucín, Barroso dijo que esta había evidenciado que los neandertales eran caníbales. "Es el yacimiento más estudiado de este periodo", destacó el arqueólogo, que señaló que en él se encontraron restos de unas diez personas de hace más de 30.000 años, como mandíbulas, fémures o pelvis. "La cueva daba cobijo a los cazadores de cabra pirenaica", añadió, y aseguró que hay signos visibles en algunos de estos huesos de que se cocinaron al fuego y después se cortaron y consumieron, "lo que manifiesta que eran antropófagos".

Este fue el primero de una serie de descubrimientos en Andalucía que convertirían a Cecilio Barroso en un arqueólogo de referencia. Desde mediados de la década de los 90, trabajaba para desentrañar la Cueva del Ángel, en la Subbética cordobesa, que describía como uno de los yacimientos más sorprendentes y valiosos de la Prehistoria y que equiparaba en trascendencia al de Atapuerca (Burgos). De ahí que uno de sus sueños era que se nombrara Patrimonio Mundial.

Su último gran descubrimiento

Su último gran descubrimiento había sido el resto humano más antiguo de Córdoba, un diente molar de más de 100.000 años de antigüedad, un "extraordinario" hallazgo que, en su opinión, suponía un "punto y aparte" en las excavaciones que desde hace 25 años en Lucena.

Hasta el momento, los arqueólogos habían recuperado miles de huesos pertenecientes a animales y alrededor de 5.000 fragmentos de neandertales, pero nunca un hueso perteneciente a un homínido preneandertal. De ahí la "importancia" del hallazgo, publicado el pasasdo diciembre en el American Journal of Biological Anthropology.

"En Andalucía solo existe un hueso más antiguo, un diente de leche hallado en Orce, en la provincia de Granada, de hace 1.100.000 años, que es además el más antiguo de Europa", expuso entonces en conversación con El Día de Córdoba.

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