Nadie olvida a Gálvez Ginachero

El Colegio de Médicos acogió ayer la presentación de un documental y una mesa redonda sobre la figura del insigne doctor y ex alcalde, que está en proceso de beatificación por sus continuas obras de caridad

Nadie olvida a Gálvez Ginachero
Nadie olvida a Gálvez Ginachero
Ángel Recio Málaga

26 de enero 2013 - 01:00

El doctor José Gálvez Ginachero es uno de los principales protagonistas de la historia de Málaga. Hizo de todo. Ginecólogo de profesión, fue director del Hospital Civil, creador de la Maternidad Provincial de Málaga, médico privado de la reina María Victoria Eugenia y su esposo Alfonso XIII, cofundador de la Casa de Salud de Santa Cristina de Madrid, creador de la Escuela de Matronas de Málaga, presidente del Colegio de Médicos de Málaga, presidente de honor de la Asociación Nacional de Beneficiencia Provincial, Medalla de Oro del Trabajo, fundador de las escuelas del Ave María, fundador de la actual Clínica Gálvez y hasta alcalde de Málaga entre 1923 y 1926.

Su currículo es interminable, aunque destacó sobre todo su fervor cristiano y su continuo apoyo a los demás hasta el punto que fue protector del asilo de los Ángeles, presidente de la Adoración Nocturna, bienhechor insigne del seminario diocesano y habitual limosnero de conventos de clausura necesitados. Falleció en el año 1952 pero su figura está aún muy presente en esta sociedad. De hecho, está en proceso de beatificación y ayer se le rindió un homenaje en el Colegio de Médicos que él mismo dirigió en 1921. Los doctores Ángel Rodríguez Cabeza y Silvia García Barrios, acompañados de Francisco García Villalobos, secretario de la asociación probeatificación de Gálvez Ginachero, participaron en una mesa redonda y asistieron al estreno de un documental sobre la vida y obra de este personaje insigne.

"Gálvez hizo mucho bien y no puede quedar olvidado en la historia. No era un sacerdote, sino un médico y político y es importante porque la Iglesia va a proponer como modelo de conducta a un laico", señaló García Villalobos. Practicó la caridad sin alardes y sin esperar nada a cambio e incluso hubo personas en Málaga que lo compararon con la madre Teresa de Calcuta pues pasaba largas horas cuidando leprosos o dementes.

No es nada fácil ser declarado santo. Hay que demostrar incluso milagros. Uno de ellos, si así puede llamarse, fue el de la niña de la ciencia, el primer parto post mortem que se realizó en Andalucía y uno de los pocos de Europa. Como alcalde de Málaga incluso llegó a pagar proyectos de su propio bolsillo y, dada la situación actual, eso sí que se podría considerar un milagro aunque el Vaticano no lo acepte.

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