Málaga

Nora Luque, el prodigio de la vida

  • La historia de la vida de esta niña comienza hace justo cinco años, la misma fecha en la que este diario salió a la luz por primera vez

La historia de la vida de Nora Luque comienza hace justo cinco años, la misma fecha en la que este diario salió a la luz por primera vez. Mucho ha cambiado desde entonces esta malagueña que ahora se divierte jugando al baloncesto con su padre y viendo Disney Channel.

“Es muy despierta, le gustan cosas impropias de su edad”, explica entre orgullosa y sorprendida su madre, quien todavía está intentando descubrir cómo es posible que su hija cante a la perfección en inglés canciones de los Jonas Brothers y de Hannah Montana, las series de moda del público juvenil.

Pero a Nora le da igual que esas series sean para niños mayores que ella (de entre 10 y 15 años), porque tiene muy claro que le gustan más que los dibujos animados más propios de los niños de su edad.

Otra de sus aficiones es el deporte. Le encanta correr, montar en bici y jugar al baloncesto y al ajedrez con su padre. “Hay instalada en casa una canasta que hasta a mí me parece alta. ¡Y ella encesta la pelota, no se cómo lo hace!” dice su madre.

Es inteligente y muy observadora. Reproduce aquello que ve y le gusta. Si va por la calle y se encuentra a unas niñas con un hula-hop, le pide a sus padres uno y comienza a practicar hasta que se le da bien. En esta ocasión, tampoco le importa que el diámetro del aro mida lo mismo que su cuerpo, porque al final lo consigue.

Algo vergonzosa, Nora reconoce antes de soplar las velas –en la confitería Ávila del Carril de La Chupa– que tenía novio, pero que ahora es sólo su amigo. Lo ha conocido en el colegio junto a sus otros amigos con los que esta tarde celebrará una gran fiesta de cumpleaños.

Su pasión por aprender de la vida cotidiana se eleva a la enésima potencia en el colegio, donde le da clase su profesora Nati, a la que adora. “De mayor quiero ser señorita” dice Nora, que a día de hoy ya sabe sumar y restar.

Nuestra protagonista está deseando que llegue el mes de junio, porque habrá en casa un importante acontecimiento del que ella formará parte. Papá y mamá se casan y ella llevará los anillos al altar. “Cuando le contamos que nos casábamos, ella dijo ‘¡ah, claro! Habéis esperado a casaros sólo para que yo os pueda llevar los anillos”, comentaban divertidos sus padres. La perspicacia y la picaresca se confunden con la bondad y la ingenuidad propias de una niña que, como este diario, hoy ha cumplido su primer lustro de vida.

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