Feria de Málaga. Segunda de abono

Oreja a Padilla en el ocaso de El Pilar

PLAZA DE TOROS DE LA MALAGUETA

Ganadería: Seis toros de El Pilar bien presentados y descastados. Grande y manso 1º. Noble y enclasado 4º. Parado y manso 2º. Reservado y con peligro 5º. Descastados y sosos 3º y 6º.

Toreros: Juan José Padilla, de caldera y oro (saludos/oreja). Antonio Ferrera, de turquesa y oro (Saludos y silencio). David Fandila El Fandi, de marino y oro (saludos/saludos).

Incidencias: Primera corrida del V Desafío Taurino Ciudad de Málaga. No se lució el tercio de varas y los tres espadas banderillearon juntos en el primero de sus respectivos toros.

Dicen, y visto lo visto parece que no se equivocan, que las segundas partes nunca fueron buenas. Intentar repetir aquel cartel de bandilleros que se saldó en 2002 con una triple puerta grande en La Malagueta podía parecer una buena idea hasta que uno a uno y sin hacer derroche alguno de bravura, los de El Pilar fueron saliendo al ruedo y entrando arrastrados por las mulillas entre la sosería y la mansedumbre. Eso sí, bien presentados. Aunque a las 21:30, cuando finalizó el festejo, ya de poco importaba.

Se paró de salida el primero del festejo. Un toro negro y hondo al que Padilla recibió a la verónica. Fue la pelea que mostró Bilanito en el caballo, más por manso que por bravo, arrancándose con alegría pero recibiendo en exceso la prueba de la vara. Ofreció las banderillas a sus compañeros de terna, porque el interés reside en aquellos detalles que frenan la normalidad de una tarde. Pero el que se frenó fue el toro nada más pasar la muleta de Padilla. Lo intentó por el derecho, buscándole el pitón contrario sin llenar el vacío que dejaba la sosería del animal. Dejó una estocada casi entera atravesada y descabelló. Saludó desde el tercio. Recibió con una larga de rodillas al flojo que hizo 4º. A punto estuvo de echarlo atrás el presidente por la falta de fuerzas que condicionó toda la lidia. Parecía que no iba a banderillear pero tras el aparente amago puso los palos y el jerezano brindó al público, empezando su faena de rodillas. El colorado tenía movilidad y nobleza y ahí estuvo Padilla muleteando las embestidas dentro de su estilo: pases por alto, rodilla en tierra... pero sin terminar de redondear todo lo que el toro permitía. Algunas tandas por el derecho cumplieron sin llegar a compenetrarse con el animal. Sin embargo, el público valoró la actuación de Padilla generosamente y tras dejar una buena estocada (algo tendida), se pidió con fuerza la oreja, incluso una buena parte de los presentes la segunda. Acertadamente, la presidencia solo sacó un pañuelo.

Fandi lanceó con mucho temple y gusto a la verónica de salida al primero de su lote

Intentó Ferrera mantener en el capote al segundo de la tarde para evitar las huidas por alto de Médico. El tercio de varas quedó en un mero trámite pese a la buena predisposición inicial. Fandi templó en el quite por chicuelinas. Ofreció el de Ibiza los palos a sus compañeros, no por interés, sino por corrección ya que eludió su turno y pidió el cambio de tercio tras pasar en falso. Pegó uno en toda la tarde. Por la izquierda. ¡Pero qué uno! Parecía que las musas estaban en romance con el dios del toreo, pero ni estaba ni se le esperaba. Acompañando con la cintura el tramo final, Ferrera medio arrancó una tanda al final. Inexplicablemente, la música hizo amago de aparecer. Pinchó y dejó un tremendo bajonazo tras el que saludó desde el tercio. Denotó peligro el quinto en el capote. "Hemos venido a verte", gritó un aficionado molesto con Ferrera por no banderillear. Pero no quiso después del gañafón en el inicio. Estuvo precavido durante la faena ante la intercitumbre del reservón Mirante. Forzó el diestro los defectos del toro para que se vieran desde el tendido. Lo pinchó mal, lo descabelló peor y el público, enfadado durante el transcurso, guardó silencio.

Fandi lanceó con mucho temple y gusto a la verónica de salida a su primero. Deslumbró nuevamente despaciosidad capotera en el quite a la navarra. Como venía ocurriendo en los dos primeros, Fandila ofreció banderillas a sus compañeros, destacando Ferrera en un arriesgado par en la cara del toro. En la muleta, el tercero de El Pilar mostró falta de fuerza, gazapeando y midiendo al torero. Cuatro molinetes y el toro al suelo. Así acabó la faena, con una estocada honda ante un toro caído tres veces.

A esas alturas, el desafío ya había muerto. Mostró gusto y temple el granadino en el recibo a la verónica y, con cierto garbo, acompañó en un galleo airoso el toro al caballo. Hizo alarde de su magnífica condición física de atleta en un tercio de banderillas en el llegó a poner hasta un cuarto par, este último al violín, más efectistas todos que correctos. Fandila vio al público a su favor y salió directo al centro del ruedo a brindar al respetable. Se equivocó; el último se apagó pronto. Algunos pases sueltos que no tuvieron en el tendido el efecto que parecía en un primer momento fueron el trámite hasta dejar media estocada y saludar desde el tercio.

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