Economía

El PTA cumple 30 años en Málaga en constante auge y con el reto del coronavirus

  • El 20 de abril de 1990 se constituyó la sociedad que gestionaría el parque tecnológico, que fue inaugurado a finales de 1992 con ocho empresas y hoy tiene casi 650

Una imagen del Parque Tecnológico de Andalucía, ubicado en Málaga.

Una imagen del Parque Tecnológico de Andalucía, ubicado en Málaga.

Nadie daba un duro por el Parque Tecnológico de Andalucía y, tres décadas después de su alumbramiento en Málaga, es una historia de éxito. De hecho, ha sido una de las mejores decisiones que se han tomado en esta provincia y un claro ejemplo de que las Administraciones Públicas pueden trabajar juntas por un fin común pese a estar lideradas por personas de distintos partidos políticos. El PTA abrió sus puertas en diciembre de 1992 con ocho empresas y acabó el 2018 -últimos datos disponibles- con 646 firmas nacionales e internacionales.

La tecnópolis malagueña acaba de cumplir 30 años desde que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga constituyeran la sociedad que gestionaría y que sigue gestionando la empresa bajo la dirección de Felipe Romera. El 20 de abril de 1990 se creó la sociedad con un capital social de 240.000 euros -40 millones de las anteriores pesetas- y en estos momentos ese capital social asciende a 38,9 millones de euros con un patrimonio neto de 65,3 millones de euros.

Fue una apuesta puramente pública, con la Junta y el Ayuntamiento de Málaga como impulsores. En 1990 ambos gobiernos eran del PSOE, con José Rodríguez de la Borbolla como presidente de la Junta -Manuel Chaves asumiría ese puesto en julio de ese año-, y Pedro Aparicio como alcalde de Málaga. La Junta se mantuvo en la presidencia andaluza hasta el año pasado, mientras que la alcaldía malagueña pasó a manos del PP en 1995 con Celia Villalobos y posteriormente con Francisco de la Torre, que sigue en el puesto. Pese a los rifirrafes políticos en todo tipo de materias, en el PTA ha habido paz durante todos estos años al considerarse que era un proyecto estratégico que estaba dando sus frutos. En cualquier caso, posteriormente se sumaron como accionistas la Universidad de Málaga y Unicaja Banco.

Imagen de la constitución del PTA en el Ayuntamiento de Málaga en 1990. Imagen de la constitución del PTA en el Ayuntamiento de Málaga en 1990.

Imagen de la constitución del PTA en el Ayuntamiento de Málaga en 1990.

El PTA se hizo en un erial en Campanillas y, en diciembre de 1992, cuando fue oficialmente inaugurado solo había 8 empresas con 130 empleados y una facturación agregada de 457.000 euros. Entre esas firmas, siguen estando presentes Dekra -entonces Cetecom- o Ingenia, entre otras.

Era un desierto, pero fue tal su evolución que el PTA se ha convertido prácticamente en una ciudad, con la salvedad de que no hay viviendas para residir ni grandes centros de ocio. De hecho, ese es uno de los proyectos que quiere poner en marcha la sociedad gestora del parque para poder dar soluciones a empleados que vienen del extranjero a pasar solo unos meses a Málaga.

La creación del PTA ha sido una de las mejores decisiones que se han tomado en esta provincia y ha quedado fuera de la lucha política

El crecimiento ha sido exponencial en estos 28 años, ya que en 2022 será oficialmente el trigésimo aniversario de su apertura. En el año 2000 había 184 empresas e instituciones con algo más de 3.000 trabajadores. En 2010 ya eran casi 540 empresas con más de 15.000 empleados y en 2018 -último dato disponible ya que los de cierre de 2019 se conocerán en las próximas semanas- había 646 compañías con 19.873 empleados y una facturación agregada de 2.080 millones de euros.

El PTA ha logrado acoger y mantiene la sede central de la asociación de parques tecnológicos nacional e internacional y buena parte de su funcionamiento se ha basado en adaptarse a los distintos ciclos económicos y tecnológicos que han transcurrido en estas tres décadas. Ha habido grandes éxitos locales como las creaciones de Cetecom, Premo o Ingenia, así como de incubadoras como Bic Euronova por la que han pasado centenares de empresas. Y aquí se han instalado también multinacionales como Accenture, Oracle o Ericsson. Entre los fracasos más sonoros están Vitelcom o Isofotón. La crisis del coronavirus es un nuevo reto para este enclave y las empresas se están adaptando, una vez más, a las exigencias sanitarias y económicas que conlleva esta pandemia y que marcan un nuevo reto en la tecnópolis.

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