La familia de Pablo Podadera tiene la intención de recurrir la sentencia
Familiares reciben el fallo como un segundo mazazo por la baja condena que impone
La familia de Pablo Podadera –el joven que falleció en abril de 2017 por los golpes recibidos tras mediar en una pelea justamente el día que cumplía 22 años– tiene la intención de recurrir la sentencia. El fallo, conocido este miércoles, castiga con tres años y dos meses de cárcel a los acusados de su muerte; una condena que ha sido un mazazo para la familia, que pedía 20 años de prisión para los dos principales procesados.
“La sentencia nunca es consuelo, pero esta es otro palo más. No se busca la venganza... pero te afecta. Son días duros, pero poco a poco tendremos que retomar una cierta normalidad”, comentaba un familiar de la víctima tras conocerse el fallo judicial.
La familia considera que la condena no se corresponde con los hechos que se han declarado como probados, ni con la acusación del Ministerio público. La Fiscalía solicitaba 18 años de prisión para los dos acusados por un delito de asesinato y dos de cárcel para otros dos jóvenes por encubrimiento.
Sin embargo, la condena se fija en tres años y dos meses de reclusión para los dos procesados por un delito de lesiones en concurso con otro de homicidio imprudente. Además, les impone una indemnización para la familia de 180.000 euros. Según la sentencia, “no actuaron con ánimo de matar” a la víctima aunque hubo “un ánimo claro de lesionar” con golpes que iban “con mucha maldad”.
El familiar que avanzaba la intención de recurrir el fallo argumentaba que el veredicto del jurado popular que juzgó la muerte del joven –y en el que se basa la sentencia–, da como probados todos los hechos de las actas de los escritos acusatorios. “Los golpes llevaron una intencionalidad de golpear en zonas vitales, eso lo ha declarado probado el tribunal”, afirmó.
Además, desde la familia se cuestiona que el tribunal haya declarado probado que habían consumido sustancias sin ninguna base objetiva. “Solo se basa en testimonios exculpatorios de los acusados y de los amigos que declararon como testigos, sin valor objetivo. Dieron por probado un hecho sin ningún sustento probatorio más allá de la declaración de los propios acusados o de algunos testigos. Dijeron que salieron, que tomaron copas... pero dan como probados hechos que no han quedado acreditados con pruebas objetivas”, esgrimió.
Los hechos se produjeron hace dos años. El joven estaba celebrando su 22 cumpleaños en una discoteca del centro. En un momento, salió del local con un amigo hacia una calle colindante donde estaban los procesados. La víctima intentó mediar en una pelea, pero los acusados –uno de los cuales había recibido clases de boxeo– la emprendieron a golpes con él provocando que cayera de rodillas, tras lo que siguieron atacándole. El joven murió poco después en el hospital.
El joven que salvó cuatro vidas
Cuando en el Hospital Clínico los médicos confirmaron la muerte de Pablo, su familia tuvo la generosidad de donar sus órganos. Así, el joven salvó a cuatro personas. Su corazón, su hígado y los riñones han prolongado la vida de pacientes que entonces tenían entre 34 y 57 años. No era la primera vez que donaba. Con apenas cinco años, le dio parte de su médula ósea a su hermano que padecía una grave enfermedad. Aquella donación le regaló a José 11 años más de vida. Ironías del destino, ambos murieron casi con la misma edad. Su muerte conmocionó a Málaga. Por los hechos en sí y porque su padre es muy conocido en Málaga por su ejercicio como abogado. Más tarde, también conmovió su madre en un acto del Día del Donante por su entereza y por su alegato en favor de la donación de órganos.
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