Parejas de Málaga 'adoptan' embriones excedentes para poder tener hijos
Reproducción asistida Nuevas opciones de paternidad
Una clínica de reproducción asistida de la provincia ha desarrollado ya casi veinte casos desde que comenzó este programa en 2004 y tiene en lista de espera a otra docena · La opción cuesta de 1.000 a 2.000 euros, según los centros sanitarios
Las soluciones de la medicina para que las parejas puedan tener hijos son más cada día. Sorprenden desde un punto de vista científico y van de la mano de cambios sociales a los que responden e impulsan al mismo tiempo. Una de esas nuevas soluciones es la adopción de embriones. En vez de adoptar a un niño que ya ha nacido, las parejas adoptan un embrión -que es la unión de un espermatozoide y un óvulo- de tres o cinco días que luego se transfiere a la mujer adoptante para lograr un embarazo.
La técnica se hace en Málaga. Clínicas Rincón comenzó a aplicarla en 2004 y ya ha dado respuesta con esta opción a cerca de veinte parejas. Su nombre es embrio adopción. Es posible gracias a que hay parejas que, tras haberse sometido a un proceso de reproducción asistida, tienen embriones congelados sobrantes y los donan. "Son parejas que ya han conseguido sus hijos con reproducción asistida y donan los embriones que ya no les hacen falta. Es una adopción en tiempo cero, porque la madre adoptante llevará el embarazo. Son adopciones antes del nacimiento", explica Francisco Martínez, biólogo de Clínicas Rincón.
Primero nació la donación de semen que dio respuesta a parejas en las que el hombre no producía espermatozoides o los que tenía eran de baja calidad. Más tarde comenzó a desarrollarse la donación de óvulos para el caso en el que la dificultad la tuviera la mujer. Ahora, con la donación de embriones se aporta una solución para parejas en las que hay problemas en sus dos integrantes.
La técnica puede costar entre 1.000 y 2.000 euros, según las clínicas. Es más barata que una fecundación in vitro (FIV) normal porque la pareja se ahorra el proceso previo de estimulación ovárica de la mujer y la FIV en laboratorio para conseguir el embrión, puesto que éste sólo hay que descongelarlo y transferirlo a la adoptante. Según Martínez, esta opción "no es un negocio, sino una labor social".
La demanda de esta técnica procede sobre todo de España e Italia. "En cuanto hay parejas que donan embriones encontramos candidatos porque la demanda es mayor que la oferta", asegura Martínez. De hecho, la clínica ya tiene una docena de parejas en lista de espera para someterse a esta técnica.
Las parejas que necesitan reproducción asistida siempre congelan los embriones excedentes por si pudieran necesitarlos en el futuro. Las que los donan son aquellas que tras haber conseguido la paternidad ya están seguras de que no querrán tener más hijos. Entonces, pueden decidir que los embriones sean destruidos, se dediquen a investigación o se destinen a embrio adopción.
Los excedentes se conservan congelados en la clínica, siempre como propiedad de la pareja a la que pertenecen y bajo tutela de la Consejería de Salud y el Ministerio de Sanidad. Periódicamente, el centro sanitario tiene que informar a las administraciones sanitarias de los embriones congelados que almacena. Estos se conservan mientras dura la edad fértil de la mujer a la que pertenecen. Es decir que se mantienen congelados hasta que ésta tiene en torno a 50 años. Después, la pareja debe decidir qué hacer con ellos. En caso de que la clínica no localice a los padres, es la administración sanitaria la que decide su destino.
Cuando una pareja necesita una donación, se descongelan algunos de los embriones excedentes que han sido donados y se transfieren a la madre adoptante. El bebé tendrá la carga genética de sus padres biológicos, pero la mujer adoptante podrá llevarlo en su vientre y parirlo como cualquier otra madre.
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