Opinión | Territorio Comanche

Pelotazo a la vista

  • Incluso el lema elegido para la Expo27 tiene su gracia, La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible desarrollada sobre los terrenos mas hostiles desde el punto de vista ambiental

Fachada del edificio de  La Corchera.

Fachada del edificio de La Corchera.

LOS geógrafos solemos utilizar el concepto de baldío social para hacer referencia a aquel terreno ubicado en la periferia de ámbitos urbanos en crecimiento, cuyo uso provoca la sensación de estar expectativa de mejor destino, de alguna forma, de formar parte de la especulación urbana. Son muchos los espacios que en los entornos de las grandes ciudades dinámicas poseen esta característica, que especialmente en los codiciados terrenos de las ciudades mediterráneas adquieren un especial potencial. Málaga no es ajena a ese proceso, y hay una amplia franja que coincide con los terrenos ubicados en la zona externa de la ronda de circunvalación. Para que se produzca el ansiado cambio, sus propietarios solo necesitan un hecho propulsor que modifique la vigente normativa urbanística. Pues bien, en esta línea, la propuesta de reflexión vinculada con uno de los retos a los que se enfrenta nuestra sociedad, como es hacer compatible el crecimiento demográfico y el desarrollo urbanístico con la protección del medioambiente y la adopción de soluciones innovadoras que garanticen una mejora de la calidad de vida de los residentes en las ciudades, como se nos está vendiendo la probable expo27, ya está empezando a dar resultados, y solo puede esconder otra gran oportunidad para que algunos se beneficien sobremanera de la misma. Nada nuevo, y no será la primera ni la ultima vez que se aprovecha un acontecimiento de esta índole, para beneficio de unos pocos.

Incluso el lema elegido para la Expo27 tiene su gracia, La Era Urbana: hacia la ciudad sostenible desarrollada sobre los terrenos mas hostiles desde el punto de vista ambiental. Aquellos en los que la amplitud térmica es mas elevada, en los que el terral se ensaña con especial virulencia, y en los que incluso los riesgos de torrencialidad son mayores y, por tanto, los mas vulnerables. Así que si la calidad ambiental brilla por su ausencia en esos terrenos elegidos para ser sede de la exposición cuyo lema nos evoca la ciudad sostenible, el criterio de elección de estos, habrá sido otro. Pelotazo a la vista por poniente.

No hace falta caerse de un guindo, puesto que en origen ya se le veían las patitas del tema. En esencia, un proyecto en el que el Ayuntamiento venia trabajando años atrás y que permitiría dotar a Málaga de nuevos espacios, a medio y largo plazo, en la zona natural de expansión de la ciudad. El suelo del que era propietario Sepes y al que se refiere en el protocolo de cesión gratuita se trata de unas 51,2 hectáreas de actividad económica industrial y que incluye el Sistema General de Infraestructuras, donde se preveía la ampliación del Centro de Transportes de Málaga (CTM). Este suelo forma parte del que se requerirá en su conjunto para la celebración de la Expo2027, en caso de ser elegida por el BIE. Dicha cesión, que sería temporal hasta seis meses después de la finalización de la Expo, y todos sabemos lo que en Málaga significa una actuación de carácter temporal, debe incluir una pastilla principal de unas 25 hectáreas para los pabellones de la exposición y casi 30 hectáreas al oeste de ésta, para suelo logístico. En total, la superficie del proyecto ascendería a unas 80 hectáreas, puesto que habría también cabida para uso residencial, en una zona estratégica al situarse en el famoso triángulo productivo de la ciudad, entre la Universidad de Málaga, el Parque Tecnológico de Andalucía, el aeropuerto y el Palacio de Ferias y Congresos. ¿Qué puede salir mal?

Seremos conocidos en el mundo como la gran ciudad paradigmática de la ‘sostenibiliblablablá’

La simple designación de Málaga como una de las cinco ciudades que opta a organizar la Expo27 está provocando la esperada sinergia en los sectores urbanísticos localizados en su entorno más directo y que estaban en modo de baldío social esperando el maná de la forma mas malagueña posible. No, no se trata de que los Asperones, ese gueto social que en pleno siglo XXI sigue dando cobijo a diversas familias día a día, vaya por fin a desaparecer y se le van a facilitar viviendas dignas, sociales, a sus habitantes. Nada mas lejos de la realidad. La sinergia no pretende que desaparezcan los guetos sociales de la periferia de nuestra ciudad. Ni se lo plantean. Eso seguirá formando parte de la provisionalidad de los hechos para vergüenza de nuestros gobernantes. Ahora se denomina poner en marcha los mecanismos de desarrollo mediante opciones de modificación de los detalles contenidos en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), y dicha puesta en funcionamiento se realizará a través del procedimiento conocido como el pelotazo trifásico: Organizo un evento, pasan cosas, me hago millonario.

Así que aprovechando el gran evento internacional por el que seremos conocidos en el mundo mundial como la gran ciudad paradigmática de la sostenibiliblablablá o sostenibilijajajajaja, vaya usted a saber, algo se está empezando a mover según señalaba el concejal de urbanismo, en una estrategia que solo pretende algunos pequeños cambios en el actual ordenamiento urbano, detallitos sin importancia respecto a los contenidos en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU). El referente característico en la zona es La Corchera, la antigua fábrica Nuestra Señora de la Victoria, edificada en el año 1931, y que cuenta con un grado I de protección arquitectónica de grado, que solo permite como intervención máxima su rehabilitación. Los terrenos afectados forman parte de un sector, el SUS-G.3, de uso residencial, con una superficie de 167.654,45 metros cuadrados, sobre los que se habilitara la construcción de un máximo de 525 viviendas, de las que 361 serán de renta libre, y las restantes 164, de protección oficial.

Ojitos abiertos porque parece que este proceso, con epicentro en los terrenos elegidos por Málaga para la Expo27 y sus alrededores, está empezando y no precisamente con baja intensidad. Y al mismo, le seguirá el que se desarrolla en los suelos destinados a uso residencial, sobre los que se permiten más de 1.360 viviendas, y al que, sin solución de continuidad, continuaran otros, siempre con el noble fin del trapicheo territorial. Todo esto, cuando solo somos una de las cinco candidaturas hacia la sostenibilidad urbana. Mientras tanto, en la otra Málaga, a la plataforma El Perchel no se vende”, se acaba de añadir la constituida en el barrio de Cruz de Humilladero, “Santa Julia no se vende, con otros cientos de malagueños en la zozobra por mor de la especulación. Pero gestionar esto parece que es algo más complicado que el pelotazo trifásico.

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