Pepe Calayo, el regidor amante del flamenco
De profesión albañil, vive en el domicilio que heredó de sus padres
Cuentan que su palo fuerte es el fandango y que su pasión por el flamenco le viene desde siempre. Participa en todos los recitales en los que tiene oportunidad y actúa siempre que puede de forma gratuita. "Es un aficionado de raza", comentaban los amigos de José Manuel Martín Alba (PSOE), a quien en la Axarquía todos le conocen por su nombre artístico, Pepe Calayo. Creó el Festival de Flamenco de Alcaucín que se celebra el primer viernes de agosto desde hace 22 años y es habitual de los eventos de la comarca y un asiduo de los programas televisivos locales sobre cante.
Pero José Manuel Martín es de profesión albañil, y político desde hace más de 20 años. Empezó con el PA en 1987, formación con la que fue edil de Fiestas y Tradiciones Populares. Después, en 1991, pasó a ser secretario general y cabeza de lista del PSOE, con el que ha recibido el respaldo de los ciudadanos en los últimos cinco comicios locales, que ha ganado con mayoría absoluta.
Nació en 1953 y reside en la calle Alta, en la vivienda que le dejaron en herencia sus padres. Los vecinos aseguran que nunca había hecho ostentación de dinero y poder. "No tenía más viviendas, le había hecho unos arreglillos a la de siempre y conducía un coche todoterreno como el que tenemos todos", decían. Lleva también las áreas de Festejos y Tradiciones Populares, Cultura y Personal.
Sus compañeros de partido y Corporación afirman que es "un hombre trabajador y buen compañero". El último asunto que dejó pendiente por resolver la tarde antes de ser detenido fue solicitar una reunión con la delegada de Salud de la Junta de Andalucía para pedirle un pediatra para el pueblo, según el concejal de Sanidad, David Gálvez (PSOE).
"Se preocupaba mucho por su pueblo", comentó su sobrino y edil de Juventud y Deportes, José Luis Guerrero (PSOE). Dicen que es un militante "poco activo" en el partido, que apenas participa en las pocas reuniones a las que va. Es un hombre de pocas palabras, y si hay que hablar, es de flamenco.
Una de las frases por la que se recordará se leyó en una entrevista concedida a El País: "¿Por qué conformarnos con 2.300 habitantes cuando podríamos tener 10.000?".
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