Peritos relatan el "dolor" de los animales si hay mala praxis en una eutanasia
Las periciales constatan que el producto eutanásico tiene efectos "impredecibles"
Varios de los trabajadores de la protectora Parque Animal de Torremolinos han declarado en el juicio del mayor caso de presunto maltrato animal juzgado en este España que vieron a la directora del centro y principal acusada, Carmen Marín, en distintas ocasiones sacrificar a animales inyectando un producto eutanásico "donde pillaba", sin sedarlos y sin tener conocimientos veterinarios para ello. Y según la mayoría de los peritos veterinarios que comparecieron ayer coincidieron en que de esa forma se produce "mayor dolor al animal y una muerte agónica".
La razón, explicó un catedrático de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad de Córdoba que aportó a la instrucción un informe pericial en 2013, es que este medicamento debe usarse con una dosis letal adecuada al peso de cada animal "por vía endovenosa o intracardiaca en casos concretos, previa anestesia para prevenir cualquier sufrimiento y siempre realizado por un veterinario". En ese caso, el animal apenas tarda unos minutos en morir en función de su estado general.
Pero si la dosis empleada no es la adecuada y tampoco la vía de administración sea endovenosa, sino intramuscular como según varios testigos apuntan a que presuntamente inyectaba el eutanásico la directora de Parque Animal y sin sedación previa, se produce "una parálisis de los músculos, incluidos los respiratorios, y el animal podría ser consciente de la asfixia antes de fallecer, y claro que sufriría porque sería más lento".
De ahí, que insistiera en que "bajo ningún concepto se debe aplicar vía intramuscular" este producto, si bien aclaró que no existen estudios que corroboren estos extremos puesto que "no está indicado y sería poco ético".
De hecho, el perito veterinario designado por el juzgado ratificó el informe que realizó en marzo de 2013 y fue contundente al señalar que en esos casos "el efecto del producto es impredecible porque a nadie se le ocurre hacerlo por otra vía que no sea la intravenosa". Pero dijo tener constancia del dolor que inflige a los animales administrarlo por vía muscular puesto que "la absorción es más lenta al no ir directamente al torrente sanguíneo, sino que se distribuye por los capilares musculares provocando al dolor local".
En ese caso, el perito indicó que las consecuencias derivadas de una mala aplicación de Dolethal pueden ser "la pérdida de conciencia, la dificultad para respirar, y el tiempo para morir aumenta considerablemente".
Ahora bien, ambos peritos señalaron también que a bajas dosis este producto puede tener también un efecto meramente anestésico y que al cabo de un tiempo "corto" el animal puede recuperarse. Ese es el matiz al que la defensa de la principal acusada se agarró para tratar de restar valor a las pruebas periciales practicadas y aportó la suya propia realizada por un veterinario que dijo que "no está demostrado que inyectado a dosis bajas pueda suponer sufrimiento para el animal y sí incomodidad o ansiedad". Incluso determinó que "el que uno sea veterinario o no, no quiere decir que sepa hacer una cosa bien o mal" y lo comparó con "cambiar una puerta".
También cuestionó el informe elaborado por el Colegio Oficial de Veterinarios a petición de la Guardia Civil y en que el que se refleja una media ponderada de los animales que pudieron ser sacrificados en Parque Animal en base a la cantidad constatada del producto eutanásico adquirido por la protectora entre 2005 y 2008. En base a los 28.550 mililitros de Dolethal calculados y la dosis eutanásica necesaria para un animal de entre 5 y 15 kilos, se determinó que podrían haberse sacrificado a unos 2.865 perros y gatos en ese periodo, aunque el perito advirtió que "con datos objetivos de los animales el cálculo sería distinto".
Eso sí, insistió en que la orden de abril de 2010 de la Junta de Andalucía se prohibe taxativamente que un veterinario sacrifique un animal que no tiene una dolencia física y en el caso de practicar una eutanasia es obligatorio expedir un certificado en el que se especifiqué quién y por qué la ha realizado.
La defensa de los dos principales acusados intentaron desmontar también el informe pericial elaborado el 23 de febrero de 2011 por el departamento de Química de la Guardia Civil con las muestras extraídas a 14 de los cadáveres de animales congelados encontrados en Parque Animal hace seis años. Los dos agentes encargados de los análisis entonces declararon que en 13 de ellos se detectó en hígado restos del principio activo del eutanásico Dolethal, mientras que en el otro las cantidades encontradas de este producto no eran las suficientes como para considerarlo un caso positivo.
Sin embargo, aclararon que con esos análisis no se puede determinar "si el animal ha sufrido o no, la vía por la que se le ha sido administrado, ni si fue la causa de la muerte".
El juicio se retomará en diciembre
La vista oral contra la directora de Parque Animal, Carmen Marín, y un empleado de ésta se retomará el próximo 9 de diciembre, día en el que declararán los agentes del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil que llevaron a cabo la investigación y varios testigos que no han podido declarar en las tres primeras sesiones. El titular Juzgado de lo Penal número 14 de Málaga ha dejado también para ese día la exposición de las conclusiones de las partes tras lo que quedará visto para sentencia este caso que se hizo público en noviembre de 2010 tras la detención de los dos acusados. La directora de parque Animal se enfrenta a cuatro años de cárcel por los delitos de maltrato animal, intrusismo y falsedad documental. El empleado, en cambio, está acusado de los dos primeros delitos.
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