Ciudad de moda y gentrificación casi siempre van de la mano. Y en el hatajo de reportajes y artículos dedicados a Málaga y su cambio en los últimos años, solía pesar más lo primero que lo segundo. Es larga la lista de medios que han alabado el cambio de la ciudad de los últimos veinte años, pero este sábado Le Monde, el diario de referencia francés, le dedica un reportaje a la otra cara de la moneda: los altos precios y la expulsión de los locales en favor de la población foránea, ya sean turistas o inmigrantes venidos de la mano de las tecnológicas y con mejores sueldos que los malagueños. La moneda no cae siempre del mismo lado. 

Málaga es la quinta de siete ciudades europeas (quedan dos por descubrir) que pasan por la lupa del periódico francés en su búsqueda de urbes en las que los precios del alojamiento hace que los cada vez se tensione más el nivel del local. Londres, Berlín, Ámsterdam y Atenas le preceden en esta lista en la que, seguramente, ninguna de ellas quisiera estar. 

En el reportaje, titulado "Ni Picasso reconocería la ciudad en la que nació", la enviada especial Sandrine Morel ejemplifica la subida del coste de vida de Málaga mediante el espeto en El Palo. Si "no hace mucho costaba dos euros, ahora se encuentran por el doble". Turistas, trabajadores digitales y otros factores exógenos que hacen que desde el país vecino se hayan fijado en Málaga por encima de otras ciudades como Barcelona, Madrid o Mallorca, todas azotadas por el alto coste de la vivienda. 

Antes, Málaga también había sido elegida por otros medios para resaltar estas mismas bondades de las que ahora Le Monde muestra la cara B. Sin ir más lejos, hace sólo unos meses, la ciudad se colaba en la portada de The New York Times, el diario más importante del mundo en lo que a número de lectores y prestigio se refiere, con un reportaje sobre Picasso en el 50 aniversario de su muerte.